
Viejo mi querido viejo así titula Vicente Fernández aquella famosa canción que reza: “ahora ya caminas lento, como perdonando al viento, yo soy tu sangre, mi viejo, soy tu silencio y tu tiempo” la menciono porque en este proceso de investigación escritural que me ocupa, hallé que hoy es el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. La ONU lo estableció desde el 2012, estimando que entre el 4% y el 6% de las personas mayores en el mundo han sufrido alguna forma de abuso o maltrato. Mi respuesta inmediata fue catalogar de inconcebible que alguien vilipendie a algún anciano. Yo no crecí así, no fue lo que me enseñaron.
Me quedo pensando en el tema, rápidamente vienen a mi mente un montón de noticias en prensa, televisión o por boca de algún conocido, de cómo estafan, roban o engañan a los abuelitos en bancos, cajeros, por la calle, a través de una llamada telefónica y hasta en sus propias casas. Me espanta lo que podemos causar como sociedad en aquellos quienes cuidaron de nosotros.
Traté de calmarme entendiendo que yo no soy así. Aunque sinceramente repasé cuántas formas de maltrato proferimos a veces sin querer, a nuestros adultos mayores. No les prestamos la debida atención, o nos inquietamos porque nos narran la misma historia que nos han contado antes, no los llamamos o no los vistamos. Esas también son formas de lastimar y puede que no sea con intención, pero la atención es el gesto de amor más bello que les podemos obsequiar. La verdad es que el regalo son ellos; toda una vida de trabajo, servicio y amor, es preciso valorar su presencia, su cariño, sus consejos y sus historias.
Levítico 19:32 señala: Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano. Los ancianos son parte importante de nuestro presente porque nos recuerdan nuestras raíces y será muy difícil saber dirigirnos a buen rumbo, si no entendemos y valoramos de dónde venimos.
Ojalá no nos creyéramos la bendita frase esa, que nadie aprende por cabeza ajena sería demasiado lo que nos podrían enseñar. Son un libro abierto, en espera de una lectura atenta y amorosa. Esa que se nos esfuma, en tiempo y banalidades de redes sociales. Yo cambiaría mil horas de esas, por 1 minuto con mis abuelas. Con Úrsula a quién tengo tan lejos, y con Corina e Isabel que ya no están.
¡Que te lo digo yo!
Excelente artículo el principio de honra a las canas te abren un portal de bendición sin igual
¡Amén!
Mi querida Roys, me hizo un nudo en la garganta al leer tu lectura, tan cierto y cruel el hecho, pero los Occidentales tienen esa cultura, abandonar a los mayores porque no sirven y viven de quejas, se los amontonan en los hogares de ancianos que mayoría de las veces son maltratados por diversas razones y también excusas, los jóvenes tienen que adoptar la cultura Oriental, donde los mayores están cuidados por sus hijos y respetados, aca tmb sufrimos mucha Soledad, porque los jóvenes están siempre ocupados en sus asuntos, yo en particular tengo espíritu joven y se como estar integrarme entre ellos hasta ahora y tmb tengo mi vida interior y me entretengo, por desgracia perdí a mi compañero de ruta y aprendí manejar el caminar sola con muchas ocupaciones, a pesar de mis dolencias, por suerte mis hijos son unos soles, veré más adelante como sigo, que Dios me depare, te mando un abrazo de Alma!!!!❤?
Querida gracias por leerme y por tus sabias palabras, que complementan a la perfección la intención de mi texto. Eres un alma grande, noble y llena de energía, te mando otro abrazo cargado con todo mi cariño.