Nuestro propio mundial

       Esta mañana revisando las noticias me encontré una sección de acontecimientos ocurridos tal día como hoy, aprovecho para resaltar que soy  muy asidua a las efemérides como ya lo habrán notado con mis publicaciones acá. Me gusta mirar al frente, proyectarme a donde voy, pero también creo firmemente que lograr direccionar hacia dónde nos dirigimos tiene todo que ver con ese reconocimiento de dónde venimos, del camino transitado como humanidad. Son pues para mí, un recordatorio de nuestra entera trayectoria con los aciertos que nos acreditan y los desaciertos que nos aquejan. El punto es que un día como hoy en 1930 tiene lugar la inauguración de la primera Copa Mundial de Fútbol en Uruguay, en el estadio Centenario. Rápidamente viene a mi mente que estuve en esa locación a inicios de este año y quise escribir de esto por dos razones.

        La primera tiene que ver con iniciar y trascender. La FIFA en ese entonces entregó el torneo a Uruguay, ya que ese año conmemoraba el centenario de su Juramento Constitucional. Participaron apenas 13 selecciones y el anfitrión venció en la final a Argentina 4 a 2  coronándose así como el primer campeón de la copa. Yo la verdad no sé demasiado de futbol aunque soy asidua a los mundiales y fanática del Caracas FC, pero creo que la buena racha de Uruguay tiene que ver con haber sido la primera sede y que ese momento marcó un precedente maravilloso para el deporte mundial, alguien se atrevió a hacer algo que indudablemente fue de menos a más. Actualmente se reservan 32 plazas para el evento como tal, pero todos los países sueñan con titularse campeón mundial, se constituye así en uno de los eventos más concurridos y televisados del planeta. No sé si los organizadores en ese momento serían conscientes de cuánto iba a extenderse el futbol a partir de ello pero allí valido mi punto, hay que comenzar, poner en marcha eso que tanto queremos, con el tiempo veremos cómo nos va. No trascenderá lo que jamás tuvo lugar y más allá de cómo se dé, al menos un aprendizaje de vida será.

        La segunda está relacionada con no postergar la felicidad. Cómo les conté a inicios de año estuve en Uruguay, fui con mi novio pues nos gusta festejar nuestros cumpleaños conociendo lugares nuevos. Recuerdo que acabábamos de regresar de Venezuela donde pasamos diciembre con la familia, para nadie es un secreto que enero es un mes apretado económicamente, así que no estábamos seguros de ese hacer gasto. Al final fuimos, basados en la premisa de que el dinero viene y va decidimos priorizar la celebración viajando, total nos quedaba mucho año para producir y ahorrar, cosas que también son vigentes e importantes para nosotros.

       Hoy desde el aislamiento de esta cuarentena agradecemos demasiado haber ido, la verdad es que es grandioso que hayamos podido intuir esa especie de aventura de año nuevo que nos permitió conocer Colonia, y Punta del Este. También Montevideo, donde pudimos visitar el Monumento al Fútbol Mundial, como reza en la entrada del Estadio Centenario. Siempre habíamos querido ir y ahora de alguna manera ese viaje nos vale como refugio ante tanto encierro. Optar por irnos y luego pasar por esto, no deja más que claro que no sabemos cuándo la vida nos da un vuelco, nos amenaza la salud, nos restringe a la casa, nos aleja los afectos, nos reduce los ingresos y otras tantas cosas más que nos trajo la pandemia. En definitiva señores, hoy estamos y no sabemos si mañana estaremos así que a vivir, a no posponer la felicidad, los abrazos, los momentos en familia, los viajes, los sueños y todo aquello que nos traiga alegría.

        No digo que sea igual para todos, pero para mí es una realidad tan perceptible en este momento: vivir, iniciar, trascender, amar y ser feliz. Ojalá que a todos nos toque mucho de eso en la vida, porque de lo otro ya hay demasiado en el mundo. ¡Vamos que siempre será una buena ocasión para iniciar nuestro propio mundial!

¡Que te lo digo yo!

 

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