Jesús Eduardo es emprendedor, constante y de voluntad firme. Disfruta del buen comer, le apasionan los automóviles y uno de sus hobbies es reparar cosas. Su ascendencia andina se hace notoria en el lacio de su cabello. Nace en la capital, en la Maternidad Concepción Palacios en julio del 72. Recuerda que su mamá, Jetzabe, le contó que deseaba nombrarlo Enrique y su papá quería llamarlo Jesús como él, Mario de Jesús, así que habían elegido Jesús Enrique. Al parecer en la maternidad se confundieron y escribieron en su identificación Jesús Eduardo y así quedó. Jesús refiere a la segunda persona de la santísima trinidad, su transcripción en hebreo es “Jeshua”, otra de sus formas sería Josué y entre sus significaciones destaca “Jehová es salvación”. Entre tanto Eduardo es un nombre varonil de origen germánico, se puede interpretar bien sea “ejército glorioso” o “guardián de tesoros”. Por Eduardo lo apodan Lalo. Asevera que siempre le ha gustado la playa y su pasión es el mar. Su hermana Zulay dice que lloraba para que no lo dejara solo en la escuela. De adulto ha sido valiente, tenaz y perseverante.
Detalla gustos y preferencias. “De los colores el azul y el anaranjado me gusta mucho. He sido de muy buen comer, consumir cosas buenas, aunque eso es relativo, lo que para mí es bueno para otro puede ser malo. Soy exigente con la comida, me agrada comer sabroso, cocino, invento, me gustan los sabores fuertes, si es ácido o picante tiene que ser bien intenso. Los carros siempre me han fascinado, todo lo que es automotor, ya sean de carrera, rústicos, que corran duro, los deportes de automotor me gustan más. Cuando papá estaba vivo nos sentábamos a ver boxeo”.
Ilustra sus primeras memorias. “Papá iba a casa los domingos, veía carreras de caballos, el narrador hablaba del 5 y 6, pensaba que se refería a mi edad, tenía 5 años y creía que cuando cumpliera 6 también, pero luego no iban a decir más mi edad, es algo que siempre recuerdo. Cuando tenía como 3 años mamita trajo a Yuli y siempre le estaba dando teta. Yo dormía con mamá, Yuli en su cuna, una vez tuvo pesadillas y se pasó a dormir con nosotros, así que un tiempo dormía con ellas pero hacia los pies de la cama. Luego no cabíamos bien y empecé a dormir con Zulay. Yuli y yo hacíamos travesuras, siempre fuimos de estar en casa, a pesar de tener televisor casi nunca lo veíamos, nos montábamos en los techos, de nuestra casa y las de alrededor, jugábamos mucho con unos vecinos dominicanos.
Identifica en sí mismo rasgos de madre y padre. “Creo que de mamá sacamos lo trabajadores, nos inspiró mucho verla levantar 6 hijos, papá estuvo pero a su manera. Ella con dedicación se enfocó en cuidarnos, darnos la mejor educación que pudo, eso he tratado con mis hijos, estar pendiente, he sido estricto como mamá, pero a la vez flexible. Papá era más relajado, como deja que lo haga parece que no quería regañarnos. Como es bien sabido, no siempre vivimos juntos, hubo un tiempo en que era mujeriego mas no bebedor. De papá heredé sus talentos, se ponía a hacer mecánica, electricidad y reparar cosas en casa. Hacer negocios creo que lo adquirí de mamá, precisamente era tan empeñada, creo que por ella somos tercos, no en el mal sentido, empecinados en lo que queremos lograr. Lo que es ir a la iglesia, el temor a Dios, todo eso fue infundado por mamá. Papá nos buscaba uno que otro fin de semana, recuerdo una vez que nos llevó a Arte Murano en San Antonio. Cuando iba a Barquisimeto, mi tío Antonio vivía allá, se llevaba a los mayores, a Yuli y a mí no, por ser más pequeños”.
“Mi pasión por los carros viene de papá, como a los 12 aprendí con él cuando le hacía mecánica a sus carros, lo primero que empezamos a trabajar fue frenos. Me decía que la escasez traía abundancia y la abundancia traía escasez, que había que ahorrar, prepararse en la abundancia para la escasez. Con mamá estuve toda la vida, de hecho hasta que me vine para acá viví con ella. Cuando trabajaba en el Ministerio de Transporte y Comunicaciones, nos llevaba y nos compraba caramelos Chocomenta. Cuando nos comíamos todos, le decía mamá voy a bajar a donde la señora Carmen, como ella le fiaba, me los daba. Luego la cambiaron a Parque Central, había una señora que vendía comida china, después me di cuenta que eso era comida china particular de Venezuela porque aquí no es igual. Vendía unas viandas que traían chop suey, lumpia, arroz chino y costilla. Era sumamente rico”.
“Íbamos a la iglesia todos los domingos, y si no, nos mandaba con Zulay. A veces Zulay se escapaba y nos íbamos a la playa. Una vez estuve pasando por problemas, mamá me llamó, leyó la biblia y oró por mí, esa noche pude dormir tranquilamente. Mamá tenía muchos refranes, pero uno recuerda con el que más se identifica, me quedó “quien quieto está y guerra busca que se chupe su charramandusca” y nunca supe que era la charramandusca”. También escuché a mi abuela expresarlo alguna vez, me dispuse a buscar el significado, no está propiamente en algún diccionario pero un blog de curiosidades indica que charramandusca es hacer algo a las carreras, igualmente puede referir a una mujer desarreglada. Ese aforismo encierra una lección: afrontar las consecuencias que uno mismo se buscó.
Jesús de su adolescencia recuerda con claridad muchísimas cosas. “A pesar de tener 12 años, haber nacido y vivido siempre en Caracas, era muy de mi edad. Estaba viviendo lo que me tocaba, no quería adelantarme y viví mi edad. Me gustó tanto esa etapa que tal vez por eso soy así medio infantil. Me acuerdo que salía mucho con Zulay y Manuel, me mandaban cuando ellos estaban empezando a salir, así que aprovechaba ir al autocine, a comer helados y a la playa. Cuando Zulay se muda a Filas de Mariche pasábamos los fines de semana allí hasta que se fueron para Acarigua por trabajo, con Concepción, la hermana de Manuel. Nunca se me olvida Manuel hablando con Orlando y papá para ir a trabajar una granja de pollos allá. No quería ir, en ese momento vivíamos en la zona E, me congregaba en Aposento Alto y tenía una noviecita. Con 17 todavía uno era muy sujeto a lo que decían sus papás. Me llevaron prácticamente obligado, a mí nunca me gustó Acarigua. En ese momento mamá y papá volvieron a vivir juntos y se casaron. Al principio nos fuimos solo papá, Orlando y yo. Me llevaban a todas partes, no entendía muy bien lo que hacían, aunque no era muy dado a ese cambio lo asimilé y empecé a ver qué hacía. Salía con Orlando, Manuel y Zulay, comencé a hacer amistades. Cuando tenía 18 años, conocí a una muchacha y empezamos a salir, duramos como un año”.
Después va a El Vigía con Carlos, su hermano, trabaja en DIMAC con él y su tío Elacio. “Allí duré un año y medio. Allí conocí a Cecilia, mi primera esposa. Salí mucho con mi tío Elacio, una vez chocamos y estuvo hospitalizado. Me quedaba en su apartamento y rumbeaba con Pedro quien trabajaba con nosotros. Había una bodeguita donde vendían cerveza y nos la pasábamos ahí, había una señora llamada Ofelia, Pedro empezó a salir con ella y Cecilia era su amiga. Salíamos los 4, después con los meses formalizamos el noviazgo. Me quería regresar para Acarigua por mamá, me fui y mantuvimos la relación a distancia un tiempo, hasta que decidimos casarnos en El Vigía y nos fuimos a vivir Acarigua. Allá trabajé con Mario, un amigo que tenía una ferretería, era lo que había en ese momento, había dejado los estudios mucho tiempo atrás. Siempre me gustó la electricidad y me inscribí en un curso de Electricidad del INCE, duró 2 años, era muy bueno y completo. Me mudé a la casa que había comprado Carlos en Agua Blanca, trabajaba en la ferretería y en las tardes me iba a estudiar. Cuando terminé ese curso, fui el primero de mi clase, fue importantísimo para mí, me gustó muchísimo haberlo logrado”.
Posteriormente trabaja con una contratista de electricidad pero viajaba mucho, buscó un trabajo más estable y empieza a construir su casa. “Cecilia salió embarazada de Abraham y yo trabajaba en una productora de veneno se llamaba Inquiport. La vida siguió su curso relativamente normal hasta que Abraham se enfermó, le dio neumonía con un derrame pleural, tuvimos que trasladarlo al hospital en Barquisimeto, de hecho recibí ese año allí. Pasó que Carlos estaba en Caracas trabajando con un transporte y nos vendió la idea de emprender en eso. Me dijo a mí y a Coco, nos apoyó pero había que hacerle muchísimo al trabajo a ver si comprábamos un camión. Calculé cuanto podían darme si me retiraba, a ver si me alcanzaba para comprarme un camión, eran mil bolívares y estábamos viendo uno que costaba 3500 Bs. Coco y yo, lo íbamos a comprar, teníamos que pagar 1750 cada uno. Puse los mil y quedé trabajando para pagar el resto. En ese momento Abraham seguía hospitalizado, tuvimos que llevarlo a Caracas, al JM de Los Ríos”.
“Oramos mucho a Dios, Zulay fue una de las que más oró. Esa operación era bien delicada, era abrirle el tórax y extirparle un acceso que tenía en el pulmón derecho, estábamos confiando en el Señor. Teniendo una semana allí, su panorama médico cambió completamente, drenó todo el líquido pleural, podía respirar, dejó de tener fiebre, fue una franca mejoría. Algo curioso es que cuando lo dan de alta, a mí me secuestraron con el camión que habíamos comprado. Ya vivía en Caracas, estaba cargando una medicina de un laboratorio, salí y me iba a buscar a Abraham al hospital. Cuando me interceptan unas personas vestidas como guardia nacional, me llevaron y me quitaron el camión. Me dejaron botado en la carretera vieja a La Guaira, me tiraron por un barranco, tuve que bajar y acercarme al peaje a pedir ayuda. Llamaron a Tico y subimos a poner la denuncia. Ese camión apareció fue como 22 días después que me metí a buscarlo en varios estacionamientos, le quitaron un par de cauchos y la batería. Solventé eso y volví a trabajar”.
Más adelante tuvo un accidente trabajando con el camión recuperado. “Iba a Puerto Ordaz, me llevé a Cecilia y a Abraham, estaba lloviendo durísimo, el camión se coleó y se volteó. Tuve que amanecer cuidándolo, a ellos se los llevaron a un hotel alguien que pasó y nos hizo el favor. Cuando la grúa lo enderezó, el camión prendió, seguí hasta allá, entregué para cumplir con el cliente y me regresé. Se tuvo que reparar, me quedé sin trabajo por un buen tiempo, no fue fácil, no conseguía algo estable, hasta que lo reparamos otra vez. No pasó mucho para darme cuenta que no podíamos seguir trabajando con un carro tan viejo, se me quedaba, viajaba casi por toda Venezuela y tenía que arreglarlo siempre, gastaba mucho dinero. Finalmente lo vendimos y dimos la inicial de uno nuevo, fue en el 2000, compré uno del 99 que no había salido y lo vendieron mucho más barato, en ese momento costaba 15 mil Bs. Esa empresa era Inversiones Castviel, después tuvimos Tecavi, siempre trataba de hablar con los gerentes de las empresas, la gente sabía que nuestro trabajo era bueno, de primera calidad pero no siempre querían pagar lo justo, así que hicimos un filtro y nos quedamos con quien mejor nos estuviese pagando”.
El 9 de agosto de 1991 llega su única hija Laura Jetzabe. “Obviamente cuando nace una niña es diferente, ya tenía a Abraham y jugaba con él, lo tiraba para acá y para allá, con ella no podía jugar igual, de hecho la veía de otra manera, fue diferente el enfoque como padre no podía hacerle las maldades que le hacía a Abraham. En 2001 comenzaron los problemas matrimoniales, hablamos que sería bueno separarnos pues no nos entendíamos. Cecilia se fue a vivir con su mamá y se llevó a los niños. En 2002 nos reconciliamos y sale embarazada de Abel, pero no hubo manera de seguir juntos y decidimos separarnos definitivamente, se fue con los niños otra vez. Más tarde tuve una relación con una muchacha llamada Scarlet, fue muy emocional, me di cuenta que no nos íbamos a terminar entendiendo. Decidí alejarme y quedarme solo un tiempo”.
El 3 de enero del 2003 murió mi papá, acabábamos de recibir el año y fue un duro golpe para la familia. Papá no vivió con nosotros durante los primeros años, pero al final de sus días fuimos muy cercanos, vivimos juntos sus últimos 8 años. Zulay estaba abajo y yo con él en su cuarto, le di la mano y le dije que si habíamos tenido algún problema, si lo había deshonrado le pedía perdón, sabía que se iba y quería estar en paz con él. Me dijo que no tenía nada que perdonarme, ni ningún tipo de rencor en su corazón, más bien que perdonáramos nosotros lo malo que pudo haber hecho. En momento sentí que se había dormido y eso le dije a Zulay pero cuando ella entró se dio cuenta, no estaba respirando, se puso muy mal y yo me quedé en shock. Era como si no imaginaba que iba a morir, me negué. Sabía que estaba enfermo, me estaba despidiendo de él, pero que muriera justo después de hablar conmigo me hizo pensar como si estuviera esperando ponerse en paz conmigo. Uno nunca quiere que un familiar se vaya, el hecho de haber sido yo a quien le habló por última vez, imagino es algo que estaba en los designios de Dios. Para mí fue un privilegio del que no me creía merecedor”.
Después de la pérdida de su padre, meditó realmente lo que quería hacer con su vida. “Tenía a mis hijos por otro lado, no estaba organizado, salía con algunas amigas y después fue que conocí a Elis. Me tomé el tiempo, hablarnos lo suficiente, conocerla bien, ya tenía la experiencia y madurez. Teniendo como 3 meses de conversaciones, decidimos ser novios. Hablé con ella que no quería otro fracaso, de alguna manera creo que fue Dios haciendo su voluntad, me hizo entender que eso tenía que ser así. Haber tenido la paciencia de conocerla, salir, sin tener nada, hablamos que ambos queríamos tener algo serio y establecernos. Al principio salíamos, conocí a su familia, a su abuela y viajamos. Creo que quemamos la etapa de amigos y novios, realmente fue poco, en 6 meses no se logra conocer bien a una persona, pero nos dimos la oportunidad de estar juntos. En ese momento tenía una secretaria que me estafó con unos cheques, resolví que me pagara el dinero y decidí decirle a Elis que trabajara conmigo, empezamos y levantamos RS. Yo tenía una base hecha, pero llevaba todo solo y era un poco desordenado, más bien lo hacía bien de lo que había aprendido toda mi vida”.
La compañía de su esposa ha sido fundamental en su vida. “Soy extremadamente bueno para recordar unas cosas y para otras, extremadamente malo, cumpleaños y aniversarios, tengo esa particularidad, cualidad o defecto, no sé cómo llamarlo. Me casé con Elis en 2011, un 22 de marzo. Las fechas del 22 siempre han sido relevantes en mi vida es mi nacimiento, el de Mario y nuestro matrimonio. Tenemos 16 años como pareja y trabajando juntos. Desde que decidimos unirnos, hemos emprendido muchas cosas. Ella tenía el sueño de correr el maratón de Nueva York, es muy emblemático, yo pensaba cómo hacer eso, vivíamos en Venezuela. A veces la vida da giros que ni entiendo qué pasó y cómo llegué aquí. Siempre la apoyé, ha estado en grupos de corredores y la acompaño a sus carreras. Se fueron dando las cosas y cuando nos dimos cuenta ya estaba corriendo el maratón de Chicago. Fue excelente, el año pasado le salió el cupo para el de Nueva York que tanto había deseado. Compramos los pasajes con antelación pero se complicó un poco la situación económica por las sanciones a Venezuela, no se movía igual la carga. Me dijo que se saldría para no gastar ese dinero, yo decía que no, eso no podía pasar. Mantuvimos la decisión de ir y así fue, fue excelente, menos mal lo hicimos pues no se dio este año por el coronavirus, si se hubiese postergado no se habría podido ir ahora”.
“Elis es atenta, paciente, cariñosa, a veces distraída y le cuesta trabajar bajo presión. No le gusta tanto la cocina, a mí me gusta cocinar más que a ella. Creo que estamos complementados en el punto exacto, soy más acelerado, ella es relajada. Enfocada, le gusta alcanzar metas, es constante y creo que no ha podido ser mejor madre para Mario. Siento amor, agradecimiento primeramente con Dios por habernos juntado en el camino y por lo que hemos alcanzado, mucho se debe a ella, siento que es mi perfecto complemento”.
Elis detalla la experiencia de amor compartida y cómo se inició. “Conocí a Jesús en una campaña en la Cota 905, venía de un examen en el Centro Contable donde estudiaba y ellos estaban preparando las cornetas en la cancha. Me quedé ahí viendo las predicas y las obras de teatro. Una amiga me lo presentó y comenzamos a hablar, la campaña duró viernes, sábado y domingo, los 3 días nos vimos, el domingo nos invitó a comer helados y pasear un rato en el Sambil. Empezamos a conocernos, me llamaba casi todas las noches, durábamos horas hablando por teléfono, me iba a buscar porque yo estudiaba de noche, a veces me llevaba y así seguimos saliendo. Una semana santa se fue para Acarigua y yo para los andes, me preguntó dónde estaba y cómo se llegaba, le expliqué la vía y todo, cuando vengo a ver, ¡mayor sorpresa!, me llama y me dice ya estoy aquí en Batatal, eso era en Boconó. Tuve que bajar desde la montaña hasta el pueblo a buscarlo para ir donde mi abuela, se fue con Manuelito y pasamos unos días. Ahí nos hicimos novios formalmente. Él llegó un miércoles y el sábado nos fuimos para Acarigua a donde su familia, estaban todos, fuimos a una piscina bien chévere, aunque yo había ido sin traje de baño alguien me lo prestó, no recuerdo quién. Pasamos toda la tarde, conocí a Abraham, estaba como celoso porque no me conocía y yo estaba con su papá. El domingo nos fuimos a Caracas”.
“Después se fue dando todo, como al año decidimos irnos a vivir juntos al apartamento en Santa Rosalía, así comenzó nuestra historia. Es una persona fuerte de carácter pero a la vez muy noble, a veces por su carácter me provoca darle un trancazo (risas). Es de corazón sensible aunque no parezca, entregado a su familia y trabajo. Le encanta la política y las aventuras. Me encanta cuando parece un niño y compra pistolas de juguetes y cosas así. Es un hombre amoroso, respetuoso y me apoya siempre en mis aventuras”.
Decide emprender su camino solo y fundar Entregas RS, su actual compañía. “Trabajaba solo, se empezaron a abrir varias puertas, negocios y entregas a toda Venezuela. Elis acababa de graduarse del Centro Contable, pensé que nadie mejor que ella teniendo ese conocimiento para trabajar conmigo. Empezamos a caminar juntos en 2004, nos mudamos primero no nos casamos, convivíamos. En 2005 mamá se mudó con nosotros. Cuando Cecilia se fue a Caracas se le hacía difícil tener a los 3 niños sola, Abraham se quedó conmigo, Abel y Laura venían los fines de semana. Ahí duré como 3 años, pude comprar ese apartamento de contado, ya tenía 3 o 4 camiones, económicamente estábamos estables. Después tuve otro accidente, ahí fue que dejé de manejar los camiones y también de beber, a pesar de que no he sido muy bebedor, a veces tomaba. Choqué contra un camión de bomberos y me lastimé el brazo y la pierna”.
“Eso fue en diciembre de 2005. Pasé el 2006 complicado por algo que me marcó la vida, de hecho hoy en día soy como médicofóbico, le tengo idea a los médicos y hospitales. Llevaba al abuelo Diógenes a hacerse las radioterapias al H- ULA y eso me daba terror. No le tengo miedo a las inyecciones y eso, pero sí a lo que representa el hospital, como enfermedad y muerte. Cuando choqué me llevan al Hospital de Coche, sabía que estaba tan mal que me sentía feliz de estar ahí. Me pusieron un yeso porque la fractura era muy fuerte. Me dijeron que me tendrían que poner clavos, casi pierdo un ojo y la rodilla izquierda, el brazo izquierdo se me partió. El hueso no logró alinearse, fue terrible, sabía que venía una operación y el médico me lo confirmó. Comencé a buscar opciones igual me sugirieron una cirugía básica, ya que no quería anestesia ni entrar a quirófano. Al final sentí que eran muy crudos para decir las cosas, no me quise hacer eso. Duré como 6 meses así, al fin y al cabo me tocó hacerme la operación más complicada”.
Intentar realizarse esa cirugía lo califica como una de las experiencias más ásperas que ha pasado. “La clínica se llamaba Chocolate y yo dije verga que loco. No tenía seguro y debía pagarlo de mi bolsillo, recurrí a los ahorros y dije que me iba a operar. Entré a las 8 am en ayunas a un cuartico, solo con suero hasta las 5 de la tarde, es cuando me llevan a quirófano. Viví un trauma terrible, nervioso y medio molesto por haber esperado tanto. Me alentaron que sería una operación rápida y que me relajara. Total que entré, alcanzo a acordar que me dormí, soñé que estaba en la playa con Elis, Jota, un amigo, y su novia. En el sueño sentía que me estaban jalando y golpeando, cuando reacciono eran las enfermeras tratando de despertarme, pues no me pudieron entubar. No estaba respirando, no sé si me dieron electroshock pero sí que golpeaban el pecho. Entre la confusión y todo sentía que tenía algo en la garganta, trataron de entubarme tantas veces fallidamente, que me estaba ahogando con mi propia saliva. Cuando te operan de un brazo te amarran el otro, de pronto veo que tenía sangre, no podía respirar, me soltaron, me senté, quería agua y no me dieron pues me iban a operar. La única manera era entubarme despierto y anestesiarme luego. Creo que en mi vida jamás he sentido una sensación tan desagradable, era conectar la epiglotis con los pulmones, ya de por sí tenía inflamadas las amígdalas. Después de 5 minutos trataban y no podían, indiqué que no me iba a operar, que me iba a salir de ahí desnudo si era necesario. Les dije carniceros, no era posible, trataron de anestesiarme y entubarme erradamente tantas veces. Estaba botando sangre por la boca y los ojos, me sacaron en una silla de ruedas, sentía que me iba a morir. Dije que más nunca me iba a operar, sumado al trauma que ya traía, me puse hermético, me metí en una caja fuerte y de ahí nadie me sacaba. Pasé unos 4 o 5 meses así”.
“A continuación Elis me dijo que estaba embarazada, yo tenía casi un año sin trabajar bien, con el brazo inmóvil y el trauma de esa operación fallida. Me preocupaba Elis embarazada y yo así. La compañía estaba estable pero me deprimía porque me sentía inútil. Mario nació el 22 de diciembre del 2007 y yo dije me voy a tener que operar, no podía seguir como estaba, me operé antes de que naciera Mario, porque no podía estar sin movilizarme con ella en estado. Empecé a ir a Iglesia de la Ciudad, ahí conocí a Alfredo Atay quien me recomendó a un médico judío. No podía seguir así, tuve la cita en el Hospital de Clínicas Caracas, el doctor me comentó con exactitud lo que necesitaba hacer, me mostró la diferencia entre esa clínica y aquel donde había tenido aquella terrible experiencia. Me explicó que me abriría el brazo, me raparía el hueso, metiéndome unos tornillos, también sacarme cartílago de la cadera para pegar. Me advirtió que lo único que podía pasar es que me quedara un brazo más corto que el otro pero la movilidad sería excelente”.
La operación fue 15 días después, en ese entonces le costaba prácticamente todo lo que tenía ahorrado. “Me acuerdo que Carlos fue conmigo, fue totalmente diferente en ese tremenda habitación, con mamá, Carlos y América, Elis y mis hijos. Cuando iba en la camilla le dije al Señor que me perdonara todo lo que había hecho mal y en sus manos me encomendaba. Recuerdo al anestesiólogo, un viejito de 80 años, me dijo mira en ese televisor como se te ve la epiglotis, cuando me desperté no había concientizado que ya estaba operado. Me mostraron lo que me hicieron amablemente y pude irme al cuarto, cuando llegué estaban todos. La operación duró dos horas, el doctor me indicó que ya podía levantar el brazo, pregunté si estaba seguro, me quitó la venda y levanté el brazo poco a poco. En los próximos 8 días iba a necesitar asistencia para ciertas cosas y después podía usarlo sin caer en excesos. Luego de un año lo pude levantar y estirar bien, no necesité rehabilitación, ningún detalle fuera de que es distinta la sensibilidad en la cicatriz”.
Habla de ser padre y detalla a sus hijos, comenzando por Abraham, el mayor. “Con él me pasó algo curioso, yo quería tener un hijo con 20 años, capaz que uno piensa con inmadurez. Estábamos en Acarigua, empezamos a construir la casa, le dije a Dios que ya quería que me mandara a ese hijo que tanto había deseado. Carlos oró por Cecilia, que Dios abriera su vientre, cuando tenía 3 meses construyendo la casa, me dijo que estaba embarazada. Al principio no sabía cómo haría, pero Dios como siempre ha proveído todo lo que necesitamos, fue un embarazo y un parto normal. Nació el 2 de abril del 96, pesando 3.5 Kgs. y midiendo 52 cms. En octubre del 2007 empezó a sentirse mal, apenas caminaba y se veía que se sentía malito. No sabíamos qué era, siempre lo llevábamos a su control. Zulay siempre estuvo muy pendiente y me dijo para llevarlo al médico, según solo eran cólicos y recomendaron Atroveran. Zulay me dijo para llevarlo a otro médico quien nos indicó un problema respiratorio, cuando vieron las placas me dijeron que era casi posible que respirara todavía. El 20 de diciembre del 97 lo trasladan a Barquisimeto para hospitalizarlo”.
“Por eso que dice la Biblia bienaventurado el varón que abre el vientre de la madre quise nombrarlo como el patriarca Abraham. Fue como mi primera meta, algo que me hizo sentir realizado fue él. Que naciera mi hijo, que fuese varón y poder nombrarlo así. Me cambió la vida, pensar en él primero, que no le faltara nada. Obviamente con los demás me pasó igual, se lo ofrecí al Señor, como el diezmo de mi familia, cuando se enfermó le pedí que hiciera su voluntad en él y que no dejara que se me muriera. Hoy en día nos llevamos mejor de lo que pude esperar, en algún momento hemos tenido algunas diferencia como es normal entre hombres pues. Somos los machos alfa (risas). Nunca les he impuesto nada a ellos, pero en mi casa y mi negocio hago respetar mis decisiones. De resto bien, tenemos una buena amistad, volamos una vez juntos, fue extremadamente bonito que él piloteara. La primera vez que se tomó una cerveza fue conmigo y no dejé que se la tomara solo por ahí”.
Abraham cuenta de su papá: “podría decir que en él es más lo que admiro que lo que me disgusta, de hecho las cosas que me disgustan han disminuido, eran de carácter, lo ha trabajado y gracias a Dios ahora no pasan. Admiro su esfuerzo, dedicación y enfoque cuando quiere conseguir algo, si se plantea sacar algo adelante, se proyecta, hace un plan ahora, ora también, eso me llena de admiración. Cuando lo logra le da gracias a Dios y para mí es súper lindo, ver ese ejemplo como padre, antes no lograba ver eso pues hacía las cosas como más por él mismo, ahora toma en cuenta a Elis. Esa capacidad de querer cambiar y ser mejor persona, eso que la gente suele decir que loro viejo no aprende a cantar para mi papá no aplica, ha sido una persona dispuesta a aprender nuevas cosas, querer mejorar y avanzar, gracias a Dios. Me gusta una cualidad, aunque es más reciente, cuando comete un error puede admitirlo, me parece súper bien como hijo, me agrada que mis hermanos menores puedan ver un papá distinto al que yo conocí en ese sentido, él ha cambiado lo malo pero lo bueno lo ha mantenido”.
Agrega: “aquí le ha echado pichón a todo, he visto como siendo dueño de empresa ha sido un trabajador normal, no es solo una imagen, da ejemplo. Sin importar la situación trabaja porque sabe que necesita ser proveedor de su casa y responderle a su gente. Me gusta su carácter firme, aunque suene raro, cuando dice no y no tuerce su palabra, eso lo he aprendido aunque a veces lo llevo a un punto de terquedad pero es un mal dominio mío, no tiene nada que ver con él. Tiene seguridad, confianza y lo refleja, cuando está cerca nos sentimos protegidos. Si llega a pasar algo a la primera persona que llamo es a mi papá porque sé que tiene conocimiento, experiencia y sabe manejar situaciones. Obviamente oro y acudo a Dios pero sé que por ser el padre que Dios me dio, es esa autoridad, imagen y ese angelito que nos mandó del cielo, que Dios me regala para que me guiara. Me gusta que a pesar de todos los años que tiene con Elis, coquetea con ella, eso de saber que ambos se gustan todavía me parecer super nice. No es la persona más romántica del mundo pero no es seco tampoco. Aunque mis padres se divorciaron, no he visto un mal ejemplo como hombre, es fiel con Elis, lo que haya pasado antes lo desconozco pero soy testigo de lo que pasa ahora y lo que veo es un hombre fiel. Eso no suele verse, muy pocas personas tenemos ese tipo de ejemplo, yo lo he tomado para mi vida. Mi papá todo el tiempo busca nuevas cosas para aprender, un día amanece con ganas de cocinar, indaga, busca ese aprendizaje, cuando llegamos a este país empezó a indagar de política y ahora le gusta más. Cuando algo lo intriga y lo estimula, busca tener más información. Es obrero, electricista, constructor, mecánico, albañil, diseñador, logístico, líder, cabeza del hogar y un ejemplo a seguir. Mi papá es increíble”.
Jesús confiesa que una de las cosas que había planificado era no tener más hijos hasta que Abraham tuviera 10 años. “Así lo iba a enseñar pero el también me iba a enseñar a mí, tú no sabes ser papá porque no has tenido hijos, quería ver cómo eran, por qué lloran, cómo se comportan, uno aprende mucho de su primer hijo y quería que cuando ya aprendiera a ser papá, ahí sí iba a tener una niña. Sorpresivamente cuando él tenía 3 años salimos embarazados de Laura, no estaba en mis planes pero seguimos adelante. Algo me decía que iba a ser hembra. Dije ya tengo el varón y la hembra, listo, tenía la combinación perfecta. Con ella tenía que ser diferente, aprendí a ser papá de una hembra, lo que le gustaba al uno y al otro, era tan diferente. No importa cuánto tiempo pase entre un hijo y otro porque son experiencias totalmente distintas. Puedes esperar el tiempo que sea pero cada experiencia va a ser particular. Laura nació en el 99, en el 2002 se va con su mamá a Mérida y nos separamos. Cuando ella tenía como 2 años el núcleo familiar ya se había roto, no compartí con ella sus primeros 5 años, en ese tiempo, iba y los visitaba a Mérida a veces, pero eso sí, hablaba con ellos todos los días. Me sentía incómodo, no podía cumplir bien mi rol de padre, ellos estaban allá. Siempre les hablaba, les mandaba dinero pero no podía protegerlos tal y como un padre quiere hacer con sus hijos”.
“Con ella mi relación siempre fue muy buena, estuvo pendiente de todo lo que hacía. Es muy observadora y aprende muy rápido. Es increíblemente adaptable, creo que de mis 4 hijos es la más madura. Es quien se ha tomado las cosas más en serio, mucho antes. Cuando vinimos aquí, pasamos una experiencia amarga, me hizo volver a los pies del Señor. Entendí algo de lo que me había enorgullecido mucho antes, eso que jamás le había impuesto algo a un hijo mío. Creo que es un error, a veces cuando no te sabes imponer, con amor no de manera dominante, sino racional, que no sería imponer. No es fácil ser padre, tengo 4 hijos y todavía no he aprendido del todo. Hubo un problema fuerte entre ella y yo, pero a los que Dios ama todas las cosas le ayudan a bien. El plan de Dios es que todos seamos salvos, pero tú eres quien decide cómo va a suceder esa salvación en tu vida. Ahora agradezco a Dios por eso, ya pasó, lo superamos. Todo hombre tiene una parte femenina, para mí Laura es mi parte femenina, no sé cómo serán los hombres que tienen solo hijos varones. Pero todo hombre necesita 3 mujeres en su vida, su mamá, su esposa y su hija, un hombre que no tenga eso está incompleto, en mi opinión. Creo que Laura físicamente es la que más se parece a mí. Ha sido la parte bonita y delicada de mí”.
Laura refiere su percepción y sus sentimientos sobre su padre: “Ahora que he crecido me he dado cuenta de que los hijos somos extremadamente importantes para mi papá. Siento que de todos mi hermanos mi relación con mi papá es muy diferente ya que soy la única niña y también puedo decir la pequeña que ha sido más tremenda y rebelde desde que tengo memoria. Para mí, papá es una persona muy abierta cuando viene el momento en que sus hijos tomen decisiones, siempre ha estado pendiente de nosotros nos aconseja pero nunca ha sido sobreprotector, él nos deja que tengamos nuestras propias experiencias a pesar de que sabe que por ahí no es el camino correcto. Nunca ha tomado una decisión por nosotros y siempre ha tenido sus responsabilidades como padre claras, a pesar de que su relación con mi madre no funcionó, siempre ha sido un padre que lo ha dado todo por sus hijos”.
Jesús acota que Abel llegó en un momento muy complicado. “No es que él haya sido una mala experiencia, sino que la economía no estaba bien, ni mi vida sentimental y espiritual, estaba en el ojo del huracán. Fue tan repentino todo, sentía que no podía estar bien con los muchachos, ahora tenía que responder por uno más y eso me preocupaba. En ese momento sentí que había sido una irresponsabilidad, tal vez porque estaba enojado, después entendí que estaba mal, lo importante era responderle. Cuando nació Abel, fue Tico conmigo a buscar a Cecilia. Ella vivía en su apartamento en Guatire. Pesó 4 kilos 100 gramos, fue el más grande y más pesado de todos. Siguió la vida, después de que me di cuenta que no íbamos a poder vivir más juntos. Cecilia se regresó a Mérida, se lo llevó y no pude compartir tanto luego de sus 3 meses. Abraham como vivía conmigo fue el primero que conoció a Elis. Una vez que los visité en Mérida, Laura se puso a llorar que no quería quedarse y se quería ir conmigo. Yo hablé con su mamá para que se fuera a Caracas, ya estaba mejor económicamente y resolví para que se mudaran a un anexo en El Paraíso”.
“Ella empezó a trabajar con Coco, yo vivía con Elis pero no nos habíamos divorciado e hicimos todo el trámite. Llevábamos una vida un poco mejor, tenía a los niños cerca, Laura y Abel pasaban los fines de semana conmigo. Mi relación con Abel ha sido la más distante, se crio más con su mamá. Estábamos cerca pero no tanto porque se la pasaba con ella, a diferencia de sus hermanos que habían estado conmigo desde pequeños. Nuestro engranaje no estaba sellado completamente, cuando me vine a USA ya no podía volver por el problema que tuve, les pregunté a todos si querían venirse. Abel dijo que sí y Laura que no, después Laura sopesó las cosas y decidió venirse, entonces Abel quería quedarse para no dejar sola a su mamá, pero al final decidió venirse. Desde que vive aquí somos más cercanos, compartimos a diario, trabajamos juntos, hablamos cosas de las que nunca habíamos hablado. Mis 3 primeros hijos son extremadamente tercos de entrada, eso lo han venido trabajando en la iglesia, Abel no es la excepción. Abel tiene 3 meses trabajando y todos los días lo despierto y lo he ido a llevar, cosa que no he hecho con los otros. Mi relación con él ha sido un aprendizaje de lo que hace, como se porta, se parece mucho a mí en el carácter, se empeña en las cosas, en aprender algo pero es lo que le guste, así como soy yo. Una de las cosas que aprendí de él es ponerle atención realmente a lo que considero importante y trato de aplicarlo ahora. Nos hemos acercado más”.
Abel cuenta del trato con su papá: “mi relación con él ha sido difícil pues no habíamos vivido juntos hasta que nos mudamos acá. Siempre lo vi de una manera muy diferente antes de convivir, por ejemplo me imaginaba que todas las cosas las tenía para él y que no le gustaba compartirlas. Era un pensamiento tonto que tenía. Después entendí realmente cómo es su trabajo, su economía, el nivel de estrés que carga muchas veces y otras tantas cosas. Últimamente he tenido más chance de hablar con él, el año pasado hicimos delivery juntos, era chistoso porque de repente si teníamos 5 delivery por hacer y si no nos daba tiempo él se estresaba, la manera en que reaccionaba me daba gracia, igual siempre andaba tratando de tener una mejor actitud. Ahora podemos compartir más momentos y hemos hablado. Me gusta saber de él, conocerlo, me ha contado cosas que le han pasado en la vida y me ha dado buenos consejos. Últimamente lo he visto muchísimo mejor que cuando era niño, he visto como quiere ser mejor cada día más, ha cambiado su carácter, ya no dice malas palabras. Nunca ha sido mentiroso, es muy honesto y eso nos lo ha enseñado”.
Para su papá, Mario es de los 4 quien ha tenido la vida más bonita, menos traumática y sin padres divorciados. “En todo lo que hacemos está involucrado, ha tenido todas sus vacaciones. Siempre le digo que necesita ponerle más atención a lo que pasa a su alrededor, es muy cariñoso y siempre está pendiente, pero es mucho de estar en las redes y los videojuegos. No entiende muchas cosas que quisiera y a veces trato de que aprenda pero apenas tiene 12 años. Es muy dócil, su carácter es muy retraído como tímido, yo a esa edad era así, me daban pena muchas cosas. Creo que está trabajando en su confianza pero es por la misma edad. Es muy noble, se hace notar en él esa virtud. Ahora me lo estoy llevando a trabajar conmigo, enseñándole a manejar el montacargas y que aprenda del negocio”.
Mario por su parte expresa tiernamente palabras sobre su padre: “bueno yo desde que recuerdo mi papá siempre ha sido muy bueno conmigo, aunque a veces se molesta por algunas cosas, sé que me quiere la verdad. Hemos viajado mucho, fuimos a New York, a California, a Las Vegas, al Gran Cañón y a otros lugares. Recuerdo que mi papá antes iba a la iglesia de mi tío Carlos pero la verdad no le prestaba mucha atención, no le dio tanta importancia. Les puedo decir que ahora sí, el cambio drástico, mi papá dejó de tomar, empezó a leer la biblia, orar y ahora le presta muchísima más atención que antes a la iglesia. Bueno no tengo tanto que decir porque hay cosas que no me acuerdo bien”.
Jesús Eduardo afirma que como papá siente orgullo y amor por sus hijos, por lo que son y están logrando. “A veces quisiera que pasaran las cosas diferentes pero aun y cuando pudiera cambiarlo no lo haría, tendrían que ser ellos los que las cambiaran, siempre me ha gustado respetar sus decisiones y sentir que disfrutan su libertad”.
Jesús Eduardo actualmente además de gerenciar Entregas RS, hace marketing digital y tiene una cuenta bastante popular en Instagram @elperroescualido. “La gente me conoce como Jesús, cuando llegué de Venezuela conocí al personaje de Instagram llamado El Rey Tukki nos hicimos panas, el chamo por alguna razón de la vida terminó viviendo en mi casa con su novia unos 10 meses. Compartimos mucho, nos hicimos panas e hicimos sociedad en algunas cosas. Entré a eso de llevar cuentas en Instagram, la cuenta como tal del perro escuálido era de un amigo que se quería ir de Venezuela, me pidió dinero prestado, bueno le di el dinero para comprar el pasaje y él me dio la cuenta. Empecé a trabajarla, me quedé con esa pues era muy emblemática de la resistencia venezolana. Luego desarrollé otras, hoy en día sigo hablando con Miguel, El Rey Tukki, ya no tanto como antes, a veces hacemos algunas cosas juntos. Así fue como llegué a ese mundo, diría que las redes es un mundo falso, esa es la mejor palabra porque cuando algo tiene un 80% o 90% de información, gente, seguidores y cuentas falsas, es falso también. Para mí es un método de trabajo y difusión de información, trato de hacerlo de la mejor manera posible, tratando de contrarrestar toda esa falsedad que se encuentra allí”.
Reconoce como la cosa más triste de su vida haber perdido a sus padres. “Con mamá prácticamente nunca nos separamos, estuvimos juntos, cuando viví un par de años en Mérida siempre hablamos, me iba en vacaciones a estar con ella. Perderla significó mucho. Cuando se cayó, me llamó el día anterior, le dije que seguro la llamaba mañana y esa fue la última vez que hablé con ella. No pensé que podía morir, estaba pasando frente a mis narices y no lo veía. Sé que habrá un día que uno no vuelva a dormir en su cama, sales y no regresas, aunque con mi papá y mi mamá no lo pude entender cuando se me fueron. Esa noche no le di la importancia que tenía y era la última vez que iba a escuchar su voz. Alguien tenía unas notas de voz suyas y las mandó al grupo familiar, no quise escucharlas, quería recordar cuando hablamos y le dije mañana hablamos, para mí ese mañana no ha llegado. Le debo mucho a ella, los valores, los principios cristianos, respetar, muchas cosas, diría que el 100% de mis principios vienen de mi mamá. Siempre me decía que uno tenía que fijar la mirada en Dios y no en el hombre, ese grado de madurez lo alcanzas con el tiempo”.
Le pido me comparta un consejo para nuestros lectores y esto expresa: “debido a lo que me ha pasado y a que sé que hay cosas que pasan una sola vez en la vida, diría: nunca pierdas la oportunidad de hacer algo bien hecho, de decirle a otro lo que sientes por él y nunca dejes de tener amigos. Mamá siempre decía que era mejor llorar triste que llorar solo”. Define su relación con Dios: “ahora que la retomé, pues toda la vida hemos crecido en el camino cristiano, puedo decirte que es proveedor de todo lo que tengo, lo que hago, mis negocios, el dinero y mi familia, usa canales para bendecirme, es quien abre las puertas y también las cierra par que todo salga bien y no salga mal nunca. ¿Por qué eres extraordinario? Realmente no sé si sea extraordinario pero lo que podría hacerme extraordinario son mis principios. ¿Tienes miedo de morir? “Hoy en día le he perdido mucho temor al día en que pueda morir, acepto con mucha más madurez y tranquilidad, tú vas empezando a resignarte y sabes que vas a dejar de existir, quieres dejar un legado y organizar todo. Creo que es algo que uno empieza a pensar después de la primera mitad de su vida, entiendes que la muerte no es mala como tal, es solo un paso más que debes dar, solo es tratar de estar lo mejor preparado para cuando ese día llegue”.
Para Jesús después de Dios no hay nada más grande que la familia, la entiende en el orden padre y madre, si no tiene hijos, tus hermanos y cuando los tienes, ellos suben a ese lugar, piensa que son exactamente eso que fuiste tú para tus padres, un espejo. “De mis hermanos con los que siempre he sido muy cercano son Carlos y Yuli. Zulay es muy importante también, ayudó a criarme. A todos los quiero y los respeto”. Siempre le dice a sus muchachos: “evita los golpes de la vida porque la vida pega más duro que yo”. El día que parta de esta tierra le gustaría que sus amigos lo recuerden alegre, que dejó algo en sus vidas, un buen recuerdo, que los llevo a algo más. “Que era de una manera y termine siendo de otra y ese cambio se debió a Dios. Que la gente vea en mí que es posible cambiar el rumbo de tu vida, que no es imposible cambiar una vida mala por una buena. Que mis hijos recuerden que les enseñé buena parte de lo que saben y si me voy primero que Elis, pueda decir que siempre estuve ahí cuando me necesitó”.
La imagen de mi tío Lalo fue permanente en mis días de niña. Es el menor de los hermanos varones de mi padre y una temporada vivió con nosotros en El Vigía. Morábamos en la parte alta de la empresa, cada vez que estacionábamos el carro me inundaba un temor recurrente: Pipo, un perro negro, grande y bravo, cuya raza no logro precisar, de lo que sí tengo claridad es que muchas veces mi tío me subió hasta el apartamento en sus brazos, supongo que para una pequeña asustada eso equivalía al acto más heroico del mundo. Hay cosas que en la niñez no se pueden entender, el valor de alguien que pueda sostenerte en medio del temor, es algo que en mi adultez le agradezco profundamente. Cuando viajábamos los fines de semana a visitar a la familia en Mérida si venía una alcabala se bajaba y caminaba por el campo que bordeaba la carretera, pues no queríamos que se lo llevara la recluta, más adelante nos alcanzaba y continuábamos el camino. En esta conversación le comenté esa memoria y me cuenta que antes en Acarigua lo había agarrado la recluta, andaba con mi tío Manuel, pero él le decía yo no puedo dejarte aquí, será para que Isabel me mate. Fue y habló con el policía le dio 50 Bs. para que lo dejara ir. En Mérida visitábamos una iglesia, donde una joven se enamoró de él, le decía Macuto pues le resultaba idéntico a ese personaje de la telenovela La Loba Herida, interpretado por Carlos Montilla. Pensar en eso siempre me causa gracia, no sé si se asemejaban pero sí tenían el cabello muy parecido, lisito, negro y abundante.
Les cuento que nuestra entrevista ha sido la más extensa en términos de tiempo de las que he realizado para Extraordinarios hasta ahora. ¡Fue grato hablar con retroactivo! Vivimos en ciudades diferentes, él en Miami y yo en Buenos Aires, supongo que la rutina, la distancia y alguna que otra discrepancia en la vida nos pudo haber alejado. Un día, era el cumpleaños de mi abuela Isabel, lo vi en grave peligro, fue víctima de la inseguridad y de un fuerte abuso policiaco en Venezuela. Me rompió el corazón y confieso, me llenó de ira ver como querían perjudicarlo, son cosas que ahora no vienen al caso, pero me parece importante reivindicar a un hombre honesto, familiar, trabajador y productivo como él. Cómo se lo dije, de mi parte, no cabe entre nosotros, sino amor, respeto y admiración. Lo escuchaba hablar y me recordaba a mí misma, es como si una parte de mí hubiese olvidado eso. Se me pareció demasiado, gusta del buen comer, es fluido con las palabras, habla y habla, es detallista, te explica un cuento para que entiendas otro, se esfuerza por recordar las fechas y ser cronológico en su narrativa. De su charla rescaté dos frases excepcionales, “escucho solo lo que quiero y lo he aprendido más ahora” la verdad me resulta muy atinado en este presente, cuando la gente le presta oído a tanta banalidad. La otra fue “siempre tienes que tener una motivación y si no la tienes la consigues” creo que no hay nada más que agregar. Ha sido gratificante escucharte, reconocerte, descubrir cuánto has evolucionado y los aspectos en que coincidimos. Te agradezco el tiempo y las historias desconocidas, por mí son reconocidas y aplaudidas. Aspiro que la vida nos permita otra comida juntos, así como hablamos que nos gusta. Te llevo con afecto profundo siempre en mi corazón. ¡Bendición!
Extremadamente maravilloso me encanto cada palabra, cada detalle extraordinario
Gracias por eso y por leernos. ¡Abrazo!
Ciertamente la historia más larga que leído de Extraordinario soy. Muy descriptiva y sentida, este personaje sí que tiene historia y que mejor forma que contarla por aquí. Gracias por entretenernos con las realidades de otros Roysbel Vielma.
¡Gracias a ti por leernos siempre!
Hey
The Best,
Jesús Eduardo: nunca pierdas la oportunidad de hacer algo bien hecho, nunca dejes de decirle a otro lo que sientes por él y nunca dejes de tener amigos – Roysbel Vielma
Muy buen articulo, muy recomendable! Saludos.