
17 de septiembre 2019, no pasaban las 9 am. Se suponía que ya debería estar despierto, tenía que ir a buscar el poder que le dejaría a mi mamá, pero la noche anterior mi primo vino a casa, trajo una botella de vino y charlamos hasta las 3 de la madrugada. La verdad no tenía ganas de despertar pero era mi último día, por un largo tiempo en mi casa y debía ir a realizar diligencias, antes de tomar el bus que me llevaría a Brasil, para luego agarrar un vuelo camino a Argentina. Sentí como irradiaba la luz atravesando las cortinas, ¡vaya cortinas de mierda que compré! permitían que, por el amplio ventanal, entrara una gran cantidad de luz.
Mi habitación no era la más amplia pero tampoco la más pequeña, de igual manera se sentía vacía y permitía que la luz se sintiera más acentuada, el olor a yeso aún persiste, incluso después de más de 4 meses de haber remodelado, siento algo en los pies e inmediatamente abro los ojos, es Pelusa, la gata de mi hermano, que entró a mi habitación. La veo allí echada, me muevo un poco y ella se despierta, me mira con una cara, como diciéndome: ¡que ladilloso eres! se estira y rasga un poco la cama, yo solo la observo, al terminar de rasgar se marcha, es una bola de pelo blanca y muy arisca. Si pelusa se despertó yo debería hacer lo mismo, así que agarro energías y me levanto de la cama, salgo detrás de Pelusa hacia el pasillo del departamento y cuando me dirijo al baño, ella está allí lamiéndose, me vuelve a mirar con cara de: ¡que ladilloso eres pana! La molesto con el pie, salta y se va corriendo a la sala. Entro al baño y me lavo la cara, me la observo por un momento, grandes ojeras, las muestra de que seré calvo se asoman, habemus entradas para regalar y la cara un poco inflamada, más de lo normal. ¡Estoy horrible! me digo, me cepillo los dientes y me dirijo a la cocina. Mi mamá está despierta, algo raro siempre duerme hasta tarde, está preparando café.
– Buenos días tesoro ¿cómo dormiste? ¿Quieres café?
Asiento con la cabeza – ¡Hola ma bendición! Sí, un poquito.
Me dirijo a la nevera y saco una bolsa de pan, aguacate, huevo y queso duro. Me haré unas tostadas.
– ¿Quieres tostadas ma?- Le pregunto mientras coloco las cosas en un mesón que está en la cocina, ella lo piensa y luego asiente.
-Una sola papi. Aquí está el café.
Mientras coloco la taza en el mesón, sale de la cocina con destino a la sala. Mi mamá suele hacer café y prender un cigarro mientras lee noticias, justo luego de levantarse, es algo cotidiano. Siempre se levanta con un humor peculiar, no podemos hablarle por un rato hasta que ella se coloque en su mood, ese día fue diferente.
Termino de preparar las tostadas y responder unos mensajes, salgo a la sala con las tostadas. ¡Que divinas se ven! Siempre las hacia igual, aplastaba el aguacate hasta volverlo manejable, le colocaba sal y pimienta, le rallaba un poco de queso, lo aplicaba en las tostadas, cocinaba los huevos revueltos, eso es la gloria tengo 0 dudas y 100% disfrute. Al llegar a la mesa coloco la tostada de mamá justo frente a ella y me siento al lado, me comenta sobre una noticia que vio del clima en Boa Vista, yo la verdad no le presto mucha atención, solo quiero comer, termino y ya marcan las 10 am. Mierda debo apresurarme, llevo el plato a la cocina lo lavo y me dirijo al baño, debo darme una ducha y salir corriendo al registro. Al salir del baño corro a mi habitación, me visto rápidamente, mi papá me llama y cojo el teléfono.
-¡Buenos días pa! Bendición- le digo mientras me coloco los zapatos.
-¡Buenos días, dios te bendiga! ¿Ya fuiste a buscar el poder verdad?
-Voy saliendo pa- le digo.
-¿Estás viendo la hora? Tienes cosas que hacer ¡Muévete1
– ¡Sí! si pa ya salgo, hablamos ahora.
-Pasas por la casa cuando regreses del registro- me dice y cuelga.
Agarro mi cartera, mis llaves, y salgo corriendo mientras cierro la puerta, oigo a mi mamá decir: ¡avísame todo!
-Ok ma-.
Vuelvo del registro, la larga espera para que me dieran el poder hizo que marcaran las 13:40, ya tengo hambre otra vez. Estoy llegando a casa de papá y lo veo montándose en el carro.
-¡Móntate! vamos a buscar a tu mamá para ir a Farmatodo, así compras algo para el camino- me dice él.
Vamos llegando a casa, mi mamá está abajo, se monta en el carro.
-¿Cómo te fue papi? ¿Todo listo?- pregunta ella.
-Sí ma, tú amigo hablo un rato conmigo.
– Que bueno que todo salió bien- dice ella, mi papá solo escucha y maneja.
Llegamos al Farmatodo, debo comprar algunas cosas. Mientras voy por ellas, mi mamá y mi papá se van por otro lado, cuando consigo la última cosa que me faltaba, alcohol en gel, me dirijo a la fila donde se encuentran ya mi mamá y papá.
-¿Tienes todo? Me pregunta mi papá.
-Sí pa ya tengo todo- contesto.
Al salir ya marcan más de las 3 de la tarde, toca apurarme antes de las 8 pm debo estar en el terminal, nos montamos en la camioneta y vamos a la casa. Es aquí donde caigo en razón que quizás sea la última compra en mucho tiempo con mis padres. Mientras hablan entre ellos, yo solo pienso lo difícil que puede ser no verlos por más que semanas que es lo máximo que duré sin verlos, quizás un mes cuando mucho. Pensar en meses sin verlos, tal vez años, sin escuchar a tus padres darte la bendición en persona, sin tener que irte antes de decirle algo que solo dirás porque estás molesto, sin abrazarlos, son cosas que lamentablemente cuando nos alejamos, es cuando realmente, caemos en cuenta que debimos apreciar más.
Bajamos en casa, mamá y yo, papá debía ir a la oficina tenia trabajo.
– Paso a las 6 , así nos vamos un poco antes- dice el.
-Ok pa te aviso- le digo y se marcha.
Subimos a la casa y está mi hermano despierto. Le digo hola, él me mira y hace una seña de saludo, me dirijo a mi habitación y termino de empacar todo, al culminar, es que me siento a comer. Finalizo la comida, miro el reloj, no sé cuántas veces lo he visto ya el día de hoy pero no quisiera verlo más. Se agota el tiempo para el viaje programado, me levanto de la mesa y me dirijo a mi habitación, me tiro sobre la cama, es la última vez que haré eso por mucho tiempo, me quedo inmóvil por un momento, solo miro el techo ahora miro la lámpara, estoy tirado con ganas de dormir, no he descansado lo suficiente. En realidad no he realizado gran cantidad de cosas, lo que me agota es mirar el tiempo, calcular cuánto me falta para irme. Mi mamá se para en la puerta, me pregunta si ya tengo todo listo, solo muevo la cabeza en señal de afirmación, entra a la habitación para levantar la maleta.
– Tienes que pesarla, recuerda que no puedes exceder el peso- me dice.
La miro y vuelvo a mover la cabeza en señal de afirmación, estoy sin fuerzas de nada.
– Está bien ma, no está tan llena, saqué algunas cosas que no eran necesarias.
Mi mamá no está allí para revisar la maleta está allí para pasar tiempo conmigo, para sentir que pasa todo el tiempo posible conmigo antes de irme, ella sabe que no me verá en un largo tiempo, al menos en persona. En mi familia no somos de demostrar mucho cariño ni decirnos te amo, solemos ser más detallistas, expresamos con acciones no palabras, así me enseñaron mis padres, así aprendí.
Ya son las 6, mi papá está abajo del edificio, mi mamá está terminando de arreglarse, mi hermana y sobrinos bajan. Tengo dos hermanos, una hermana mayor, uno menor y dos sobrinos. Mi hermano se termina de colocar los zapatos y los sigue , mi mamá sale corriendo de su cuarto.
-Vamos que tú papá se va a molestar, me dice mientras se dirige a la puerta.
-Vale ma voy detrás de ti que se me quedo algo en el cuarto- le digo.
Ella agarra su llave y sale por las escaleras. La verdad solo quería despedirme de mi hogar, sonara tonto pero esa casa me ayudó a crecer, a ser quien soy y aunque no sea la más lujosa, ni la más hermosa, para mí ese apartamento lo era, aún lo es. Allí me sentía protegido, hacia allí corría cuando tenía miedo de estar en la oscura calle, allí volvía cuando venía de alguna fiesta a descansar, allí invité amigos a compartir, allí nos reunimos para las fiestas, allí me siento amado porque está mi mamá y creo que no hay nada más cómodo y seguro que el lugar dónde se encuentra tu madre.
Ese 17 de septiembre del 2019, me fui de mi pueblo, me fui de mi casa, aunque prometí volver sabía que sería mi último día allí por mucho tiempo. Mis padres me llevaron al terminal junto con toda mi familia, eso, abrazar a todos por última vez, juntos todos creo, que fue lo más fácil o lo más difícil, pero con quién siento que se me rompió algo dentro fue cuando abracé a mi hermana por última vez, en mucho tiempo por qué lo volveré a hacer, ella siempre fue mi compañera en aventuras, en la vida misma, luego de su abrazo entré en el autobús y supe que no había marcha atrás. La vida nos enseña a llevar las situaciones, no me arrepiento de nada, extraño a mi familia y amigos pero a un año de haber partido del hogar que mis padres pusieron para mí, puedo decir que tengo uno aquí y ahora tengo una hija gatuna que me acompaña Widow, y doy gracias por tantas cosas, esta primera vuelta al sol fuera de mi hogar.