¡Bienvenida la primavera!

          Ya acá al sur llega la primavera, por eso hoy todo el mundo anda como más sonriente y más feliz, además que se vino en un día precioso, soleado y con brisa fresca. Es innegable, la primavera trae como una onda de alegría y color, tal vez esa referencia de reverdecer de la vegetación nos contagia a las personas, esperanzándonos con el porvenir.

Particularmente me propongo darle apertura y aceptación a cualquier fase que atravieso en la vida, esta estación primaveral que arranca hoy no es la excepción. Atrás queda el frío y el invierno, algo que particularmente yo resiento un poco pues amo el frío. Este año ha sido rudo, agobiante y difícil ¿cómo no? Pero poco a poco va pasando lo peor, lo malo se va quedando atrás, nos vamos adaptando, nos reinventamos, no cabe duda que somos resilientes, capaces y valientes.

La tarea para la primavera es sencilla, no hay mucho más que agregar, nada con qué complicarnos, florecer y nada más. Cada cual florece a su ritmo y a su tiempo, a su manera, a su gusto y de acuerdo a su condición. El hecho es que una flor es una flor, brota, crece, se expande  y brinda belleza. No le resulta tan complicado como a una. ¿Paradójico no? Una vez leí que una flor no se preocupa por competir con la de al lado, solo florece y ya. Hagamos honor a la primavera y un mimo a nuestra estima: ¡A florecer!

 

¡Que te lo digo yo!