Ana Cecilia: aprendí a ser una mujer valiente y a luchar por todo lo que quiero sin dañar a nadie, a ser honesta y responsable en todo lo que hago y a dar amor por sobre todas las cosas

           Ana Cecilia en este día celebra un nuevo año de vida, sirva este texto como tributo de amor para una mujer excepcional: guerrera, diligente, afectuosa, versátil, tenaz y competente. Ana es un nombre bíblico que se interpreta como llena de gracia, sus variantes serían Ann, Hannah, Anne y Anna. Cecilia tiene sus raíces en una frase en latín: “a ciegas”, tratándose de una simbología de lo que podría ser un sexto sentido, el don de “andar a ciegas”, es decir ser capaz de percibir lo que los demás no pueden a simple vista. Comerciante nata, resulta difícil precisar su actividad económica pues ahora mismo, como a lo largo de toda su vida se dedica a comerciar diferentes productos y servicios, siempre procurando diversidad de ingresos y apostando por la productividad. Vende de todo, excelente convenciendo a la clientela y diestra para cerrar negociaciones. Destaca por su ejercicio de la peluquería, resulta muy solicitada por su clientela para secarse, colorarse, hidratarse y en general embellecerse el cabello. Es bella, coqueta, siempre pendiente de arreglarse y andar guapa. Sería la belleza un don de sí misma que comparte con otras al favorecerlas y al mismo tiempo la beneficia a ella. Sus colores preferidos son: blanco, marrón, aguamarina y negro. Le fascina cocinar y comer toda clase de comidas sabrosas, como cordon bleu,  suprema de pollo, pasticho y parrilla. Le gusta bailar, cantar, escuchar música y la tranquilidad de su hogar. Se ha propuesto ser productiva pues disfruta de comprar las cosas que necesita y desea, también goza de poder brindarle algo a sus seres queridos. Es de pasear, salir en grupo e ir mucho a la playa. Siempre que puede ayuda a otros, por el bienestar que le produce sentirse útil. En casa le gusta tener cada cosa en su lugar, pintar cada diciembre y montar la navidad.

            Repasa sus memorias de niña. “Recuerdo que me gustaba jugar con los juguetes  que me traía el niño Jesús y también con los que me daban en la Iglesia El Buen Samaritano. Iba a la iglesia y me gustaba mucho cantar los coros de avivamiento. Recuerdo lo cuidadoso que eran conmigo mis hermanos José y Roberto, me cuidaban y me enseñaban muchas cosas, desde cómo tomar un tenedor para comer, cómo sentarme y cómo hablar, hasta el hecho de llamar a las personas por su nombre y no decirles chamo y ya. También recuerdo cuando salía con mis hermanos, José y Roberto, a comprar mis útiles escolares. Mi mami me mandaba a hacer vestidos en todos mis cumpleaños y me picaban mi torta, yo en ese entonces salía siempre a buscar a mis amiguitos para que fueran a mi casa a cantarme cumpleaños. De mi papá no recuerdo nada, tenía apenas 2 añitos cuando murió. Me dice mi mamá que yo siempre le ponía cosas en su mesita de noche, él me recibía las cositas y me daba cariño. Me gustaba ir a la escuela y en los recreos jugar con mis compañeros. Mi maestra Marina siempre fue súper cariñosa conmigo, ella me dio primer grado. Recuerdo a mi maestra Noris, que siempre le llevaba café con leche, ella me daba permiso de ir a la casa en el receso y yo se lo preparaba muy contenta. Recuerdo a mi hermano Roberto enseñándome a leer con el libro Mi Jardín. Siempre se ponía conmigo a leer y me decía si te aprendes una línea te regalo un reloj de  gallina, que a mí me gustaba mucho y yo feliz por el reloj, bueno él me tenía mucha paciencia y aprendí a leer todo mi libro”.

            Su padre y su madre de maneras diferentes constituyen referentes en su vida, él desde la ausencia y ella con su presencia. “A mi papá me hubiese gustado tenerlo, haber vivido una experiencia de vida con él, pero no pudo ser así y bueno que más te podría decir. A mi viejita la adoro, la amo, aunque no es una mujer preparada y quizás no me enseñó muchas cosas de estudio como tal, no tengo ningún reclamo hacia ella de las enseñanzas que sí me supo dar, la quiero muchísimo. Pensar en ella y todo lo que significa en mi vida me emociona, me dan ganas de llorar”.

            Ana es la 9na hija de un total de 10 hermanos sobre quienes afirma cariño y relata lindas vivencias. “A mis hermanos los quiero mucho, siempre que ellos me necesiten pueden contar conmigo. Quizás he compartido más con unos que con otros, pero son mis hermanos y los quiero igual. Con Papito viví momentos de risas, pero también de tristeza y algo de dolor, pero lo amo mucho con todo y sus locuras. Es mi favorito para bromear. Daniel es un compañero de trabajo y siempre me ayuda en todo lo que le pido. Ha sido un verdadero apoyo para mí. Roberto igual, siempre me ayudó, con la construcción de mi casa me prestó su apoyo incondicional. Parte de mi enseñanza se la debo a él. Luis a pesar de que vive lejos se comunica bien conmigo, siempre me hace reír y me da buenos consejos. Hemos compartido momentos muy buenos. Joseito es mi mejor ejemplo a seguir. Es caballero, es honrado, siempre me enseñó lo bueno y también forma parte de mi enseñanza de vida. Para mí es como un padre. ¡Lo quiero mucho! Evita, mi hermana, mi amiga, mi confidente, mi compañera y mi ayudante en todo lo que puede. ¡La quiero mucho! Margarita es un poco complicada  le gusta pelear con todos, pero no es su culpa. Pienso no se contó con los recursos para su debida enseñanza. Es especial, también me ayuda cuando le pido que lo haga. Mecala, mi hermana mayor, un buen ejemplo de conducta, es cariñosa y súper relajada, no se da mala vida y es súper tranquila. También viví parte de mi niñez a su lado. Es cristiana y habla de las cosas de Dios en todo momento.  Yo la respeto mucho, aunque no comparto algunas cosas como las ve ella, ¡igual la quiero mucho! Osiris es mi hermana menor, nuestra relación no ha sido muy activa debido a que no hemos compartido lo suficiente como hermanas, deseo lo mejor para ella y para todos mis hermanos siempre”.

            Recuenta su juventud. “Siempre me gustó la música, me fascina escucharla y cantarla, también me gustaba bailar mucho. Siempre iba a casa de una vecina que ponía música y yo feliz de escucharla, de paso me gustaba un niño que vivía ahí, eso me daba mucha alegría. En 6to grado me iba con mis compañeros a casa de una compañera de clase y bailábamos,  sin tomar bebidas alcohólicas, solo bailábamos y la pasábamos muy bien. Cuando salí de 6to yo quería ir al liceo, mi mamá dijo que no, que tenía que ir al INCE junto con mis hermanas para hacer un curso y luego trabajar. Entonces fui al INCE donde me pusieron hacer un curso de costura, pero no, nunca aprendí a manejar esa máquina industrial, más bien le agarré miedo. Estuve un tiempo sin hacer nada en concreto, entonces me iba todas las tardes a jugar voleibol en un lugar que llaman el IND. Ahí pase muchas tardes, con mis vecinas y amigas, bueno la pasaba muy bien. En frente de mi casa vivía una vecina que tenía 2 niños, de 2 y 3 añitos, ella me pidió que la ayudara a cuidarlos y yo comencé a cuidar a los niños. Duré unos meses cuidándolos y bueno también ayudaba a limpiar y a cocinar. Así comencé mi primer trabajo. Luego estuve en casa de otra vecina a quien le limpiaba y le cocinaba, y así estuve en tres casas. Después hice un curso de secretariado ejecutivo y luego comencé a trabajar en una empresa llamada Mirsan, ahí se vendían líneas telefónicas y yo me encargaba de atender las llamadas, de redactar los documentos y de ir a la notaría para cerrar las ventas. No recuerdo si fue antes o después que me fui a vivir con mi hermana mayor para ayudarla con su primera hija que es mi sobrina consentida Roysbel América”.

            El hecho de convertirse en madre transformó su visión y centró el eje de su propia vida en sacar adelante a sus hijos e instruirlos por buen camino. “Yoanelys es mi hija mayor, mi primera experiencia como mamá. Cambió mi vida por completo. Es mi niña amada aunque quizás no fui para ella la mejor mamá, pero la quise desde que estuvo en mi vientre. Es tan rumbera como yo y es fanática del béisbol. ¡Ella lo es todo para mí! Nunca dejará de ser mi niña amada. Yoenny José, mi hijo menor, tenerlo fue otra experiencia que marcó mi vida totalmente. Es mi hijo amado, yo siento cuando le duele algo a él. Es sorprendente esa conexión, saber cuándo esa otra persona está en problema o pasando por alguna situación. Viví momentos muy bonitos e importantes al lado de ellos. A veces uno se queja de algunas cosas que pasan con los hijos en cierto momento y luego te das cuenta que son pequeñeces. Los dos me hicieron crecer como persona y con ellos aprendí tantas cosas, incluso equivocándome y todo. Bueno son tantas cosas que  podría contar  de ellos, la verdad sería demasiado largo, pero en resumen mis hijos son muy importantes para mí y deseo tenerlos siempre a mi lado. ¡Los amo y los bendigo!”.

            Yoanelis da cuenta amorosamente de su relación con su progenitora. “Mi mamá es la persona más guerrera y extraordinaria del mundo. Es esa mamá que aunque pelea contigo, cada vez que pueda lo hará todo por el bien de nosotros, me refiero a Yoe, Sebas y a mí. Es esa persona con la que puedes contar siempre, somos muy diferentes pero gracias a ella soy lo que soy. Nunca dejaré de agradecerle a Dios  ni a ella por elegirme a mí como su hija. Siempre ha sido mi apoyo incondicional, aunque me regaña mucho, pero sé que lo hace porque quiere lo mejor para mí. Es gordita, blanquita, bonita y con muchas pecas, parece gochita. Le gusta escuchar vallenato, Rocío Dúrcal, Ana Gabriel y en general le encanta la música. Le fascina la sopa, la parrilla y la cerveza. Recuerdo que desde que yo estaba pequeña, ella siempre ha sido luchadora y fuerte, da todo por nosotros. Hace las mejores comidas del mundo, amo sus caraotas (risas). Cuando le conté que estaba embarazada fue lo más fuerte que me tocó decirle en mi vida. Imagino que su mundo se venía abajo. Cuánto me arrepiento por tantos dolores de cabeza que le he dado. Hoy en día es la mejor abuela de mundo. Ella ama a su nieto como si fuese su hijo. Desde pequeño han estado juntos. Nunca nos ha abandonado. Le pido a Dios que la bendiga y me dure para toda la vida, sin ella no sé qué sería de mi vida.  De pequeños nos llevaba a mi hermano y a mí a la plaza Maternidad a montar en unos carritos e íbamos muchísimo a la playa. Nos encantaba cuando nos decía para ir. Tenía una mala maña de levantarse los días sábado y domingo a las 6 am,  a poner música a todo volumen y abrirnos las puertas de los cuartos para que nos levantáramos, eso era lo peoooor (risas). Es peluquera, se encarga de poner lindas a todas sus clientas. Ama a su mamá cómo a nadie y a sus nietos. Tiene una sobrina que es como si fuese su hija, a veces siento celos de ella porque me la quiere robar,  ¡mentira! ella nos ama a las dos.  Le encanta ver novelas, tomar café y su dulce favorito es la milhojas de arequipe. Ella es la mejor del mundo, la amo, es la mujer más importante de mi vida. Ella es hermosa, especial, ninguna se compara con ella”.

            Yoenny, bromista como es él, interpreta con amor y cariño la concepción de su mamita. “Ana Cecilia es una mujer muy mandona, la cual me encanta tal cual cómo es, aunque siempre he querido que mejore en todos los aspectos que le sean posibles. De ella me encantó el cuidado que me dio, siempre estuvo haciendo lo posible porque no nos pasará nada malo a sus hijos, era muy sobreprotectora. Lo de ella no era estar allí cuando me enfermaba sino hacer lo posible para que no me enfermara, siempre protegiéndome desde muy pequeño, recuerdo que ya de grande me gustaba inventar, hacer cosas que eran un poco peligrosas y si ella estaba presente se angustiaba.  Un recuerdo muy tierno y a la vez gracioso que tengo con ella, fue una vez que la guardia me retuvo por estar jugando dentro de una zona militar. Desde que la llamo el coronel hasta que llegó a retirarme fue llorando, porque estaba muy asustada. Me encanta su comida, como siempre arreglaba la casa en navidad, cuando limpia y pone música, que siempre le gusta estar bien arreglada y presentable. De pequeño siempre me molestaba que me llevaba a todos lados cuando iba a hacer sus diligencias, yo quería quedarme en la casa y ella me sacaba obligado, íbamos cómo cada 3 días a la semana al banco Provincial que quedaba al lado del Traki, no sé qué tanto hacia ella ahí, si nosotros no éramos demasiado adinerados, yo creo que tenía un enamorado allí (risas). Cuando estuvo aquí Amelia se dormía fácilmente en sus brazos, se acomodaba y cerraba sus ojitos rápido, a mí me tocaba mecerla y cantarle bastante para poder dormirla. Otra cosa que mi mamá se le cansaban rápido los brazos porque Ame estaba bastante pesada ya. Cuando la cuidaba no le gustaba quedarse dormida ella también con Ame, pensaba que la bebé se podía despertar y caer o golpear, si ella se quedaba dormida también. Ame no es de tomar mucho tetero, siempre ha preferido la teta y las frutas como desayuno, pero cuando mi mamá le daba el tetero se lo tomaba sin ningún problema. Estoy agradecido de que ella haya sido mi escuela, gran parte de lo que soy es por ella, diría que un 90% de todo lo positivo que tengo. Agradezco sus enseñanzas, que me educara para ser una persona responsable, de buenos modales y principios, siempre se lo agradezco mucho, que me criara de buena manera para ser un hombre grande, caballero y ser una buena persona”.

            Los nietos llegaron para alegrar su vida, son dos: Sebastián y Amelia. “Ser abuela es lo máximo. Cuando conocí a Sebas, estaba recién nacido, fue como tener un hijo otra vez, como si fuese mío. Es una experiencia muy bonita, me encanta tenerlo conmigo, es mi niño amado, lo quiero muchísimo, amo todo lo que hace, sus tremenduras. Es muy cariñoso conmigo, siento que nos amamos el uno al otro. Amelia, mi nieta hermosa, no he tenido la dicha de compartir mucho con ella, solo fueron 3 meses que pude estar a su lado, sin embargo fue algo muy bonito también. Es una niña encantadora, me fascina, cada vez que la veo por foto me provoca tenerla cerca para apapacharla y besarla. Me encantan los niños, toda la vida me han gustado los niños y a mis nietos los amo muchísimo, igual que a mis hijos. Con ellos me siento muy protectora siempre, creo que así fui con mis hijos, me gusta cuidarlos, que no les pase nada malo, que coman bien, me preocupo mucho por ellos, quiero que estén bien en todo momento. ¡Los amo con todo el corazón!”.

            Sebastián habla tiernamente sobre su abuelita: “sé que ella me quiere mucho, de chiquito la quería mucho y ahora la quiero bastante. En su cumpleaños yo le voy a tener su regalo. Quiero que venga para acá, quiero verla siempre, que se quede aquí conmigo, que no se vaya para su casa y que duerma conmigo. No me gusta estar lejos de ella porque me pongo a llorar, me gusta mucho estar con ella. Yo le digo Mamáela a mi abuela, me encanta decirle así. Me gusta lo que ella cocina, cocina bien rico igual que mi mamá, hace cosas muy ricas. Las necesito a las dos para que me hagan comida y me den mis cosas. No me gusta estar lejos de mi abuela, por eso quiero que ella se venga o nosotros nos vayamos para ella, para estar con ella. ¡Me encanta estar con ella!”.

            Ana Cecilia siempre ha sido resuelta, emprendedora y esforzada. “Desde que tengo 12 años sé bien lo que es trabajar, a esa edad comencé a cuidar niños y colaborando con la limpieza de algunas casas. Hubo un tiempo que viví en El Vigía con mi hermana América, ahí trabajé con el prefecto civil, recibiendo llamadas arreglando papeles, hacía de todo un poco, cosas de oficina. También trabajé con unos italianos, en una heladería  y cafetería. También me tocó hacer empanadas, jugos naturales y despachar. A partir de los 20 años comencé a vender pantalones, sábanas, ropa íntima y pijamas. Más adelante tuve un puesto en el Mercado de San Martín, vendí bisutería y cualquier cantidad de cosas, todo lo que se podía lo vendía. También en Plaza Caracas tuve un puesto de ropa: lencería, suéteres, medias, ropa de niños y adultos. Tuve otro puesto en Catia donde también vendía de todo tipo de ropa. Toda mi vida he trabajado vendiendo cosas en esos puestos,  también por mi casa y a mis conocidos. Otra cosa a la que me he dedicado es la peluquería, hice un curso porque siempre llamó la atención el cuidado del cabello y esas cosas, me fascina secar cabellos, aplicar tintes y cirugías, en general arreglar cabellos me gusta muchísimo y es algo que hago actualmente. Así me defiendo en este momento país, haciendo secados, hidrataciones, coloraciones y cirugías, aparte de eso mantengo mis ventas, vendo de todo, me gusta vender perfumes, ropa de caballeros y damas, ahorita monté una bodeguita en mi casa, es primera vez que hago eso, vendo de todo lo que se puede necesitar en el hogar. Así he sido siempre, toda mi vida me ha gustado vender cosas, aparte de que me gusta trabajar, producir en lo que sea que salga, mientras sea algo bueno y yo me sienta capaz de hacerlo pues le echo pichón, nunca le digo que no a nada que me genere ingresos”.

            Le gusta divertirse, llevar una buena vida, comer rico, darse sus gustos, pasear y viajar. “Me fascina viajar, eso es lo máximo para mí, yo he querido seguir viajando, dada la situación se ha complicado. Una vez estuve en Los Roques, fue un regalo de cumpleaños de mi amiga Maryelin, me llevó un fin de semana, la pasamos muy bien, fue muy bonito conocerlo, es espectacular y fue encantador todo. Conocí Margarita, fui en varias ocasiones, pero la vez que me quedé más tiempo, fueron 15 días, me gustó mucho, visité varios lugares como Parque El Agua e Isla de Coche. Quería ir con mis 2 hijos y me los llevé, estuvimos en una posada llamada El Yaque, es muy bonita y la pasamos bastante bien, visitando diferentes sitios, jugamos, la pasamos genial, fuimos a las fiestas, bailoterapias, a los centros comerciales y a pasear, todo estuvo bien bonito. Cuando visité Cumaná, conocimos varias playas, fuimos a Mochima también, estuve con delfines y fue hermoso. En otra oportunidad viajé a Brasil con mi hijo y un grupo familiar, todo fue muy bueno, me gustó muchísimo ese viaje. He estado en Mérida, me agradó muchísimo conocí lugares muy bonitos, subí al Pico El Águila, casi me dio una pálida por allá (risas). En Trujillo, estuve en Isnotu, alrededor de 7 días la pasé muy bonito por allá con un grupo de amigos. Viajé bastante a Barinas, es bastante bonito por allá”.

            Define el amor de forma sencilla y concreta: “para mí el amor es sentir siempre el cariño de las personas que amas, es dar y recibir al mismo tiempo. Es algo bello que se siente y se transmite en un abrazo, un beso o un regalo. El amor te hace feliz. El amor es lo máximo, cuando lo sientes y lo recibes de igual manera. El amor me hace cantar, me hace llorar y me hace soñar. El amor de mi vida me enseñó a amar así, sin pelear, siempre me trató con cariño, nunca hubo insultos y se mantuvo respeto de ambas partes. Aprendí de él, verdadero amor”. Valora la amistad. “Es muy importante para mí, me gusta ser fiel a mis amistades, aconsejar lo bueno. Pienso que la amistad es tener a alguien con quien compartir muchas cosas  y corregirse entre ambos sus defectos para mejorar como personas. Me hace feliz aconsejar a mis amigas para que hagan las cosas bien hechas y que no permitan que las traten mal”.

            Arribando a los 47 años, son cuantiosos sus aprendizajes de vida: “hay algo muy importante que aprendí con el pasar de los años y es que me alejo de esas personas que siento que no son sinceras conmigo, que solo me buscan por conveniencia. Observo todo a mi alrededor y los actos de cada persona, no soporto la falsedad. Me alejo de todo lo que considero que me hace daño, no me gusta tener rencor hacia nadie, puedo perdonar las cosas malas que me han hecho, pero las tengo presente para que no vuelvan a suceder, evito repetir los desaciertos del pasado. Me tocó madurar con los errores  que cometí, aprendí a  valorar muchas cosas, como un simple detalle que tengan contigo, hay que apreciarlo. Hay que ser honestos con los demás, no es bueno engañar. Trato de dar lo mejor de mí siempre. Entendí que hay personas que no son malas, solo que algunas no tienen la capacidad para hacer las cosas correctamente. Madurar es entender que la gente se equivoca,  y aunque uno quisiera ayudarles para que hagan las cosas bien, a veces no puede. Aprendí a ser una mujer valiente y a luchar por todo lo que quiero sin dañar a nadie, a ser honesta y responsable en todo lo que hago y a dar amor por sobre todas las cosas. Soy feliz con poco y con mucho, viendo mi casa limpia y ordenada, me hace feliz tener y hacer lo que me gusta. Soy feliz si mis hijos están bien. Soy feliz viendo a mi mamá bien y dándole gusto preparándole las comidas que le encantan. Soy feliz teniendo a las personas que amo a mi lado. Valoro y amo mucho a mi familia”.

            Mi tía Ana me alegra la lectura y me hace brincar el corazón de emoción cuando me escribe sobre mí en su vida: “a Roysbel America la vi desde que salió de la barriga de su mamá y la amé desde ese momento. Era una niña gorda, cachetona y hermosa, con ella aprendí a lavar los pañales de telas, a cocinar, sopa de lagarto y otras comidas y a hacer tantas cosas”. Regularmente dejo para  el final de la entrevista el compartir recuerdos en común con mis entrevistados, pero mi tía Ana se me adelantó, no hubo necesidad de preguntar o comentarle para que aflorara ese amor enérgico y colosal que me ha profesado y demostrado, desde que nací hasta este día. Es cariñosa y efusiva en su trato hacia mí, es notorio cuanto me ama, eso afirma y reivindica mi amor por ella, esa adhesión de corazón a corazón que ha sido bidireccional e indisoluble. Me llama por mis dos nombres y si no me dice mami linda, me hace un café bien sabroso cada vez que la visito, las panquecas le quedan brutales, sí o sí hay que repetirlas, me gusta quererla y que me quiera. Mi tía se atrevió a cortarme la pollina cuando estaba en sexto grado y mis papás no me dejaban cortarme el cabello, ahora noto que es la única vez que usé pollina en mi vida. Con ella hice mi primer viaje internacional, fuimos a México y pasamos una semana genial, paseamos, conocimos, comimos ricos aunque no quiso probar los chapulines (risas) y compramos de todo. Ese viaje significó la apertura a un mundo grandioso para mí.

            Con mi tía Ana he vivido, comido, salido, paseado, ido y venido, me acuerdo que de pequeña me llevaba mucho a la playa, creo que por eso me encanta tanto. Una vez especial fue un día que fuimos únicamente las dos y me compró unos juguetitos rosados para jugar en la arena, me encantaron, no creo recordar otros juguetes de mi infancia con tanta claridad como aquellos perolitos. Es mi amiga y confidente, casi siempre compartimos el punto de vista y la posición cuando se presenta una situación adversa en la vida, la defiendo y me defiende a morir, así es y así será. A mi tía la vi caerse y levantarse por sí misma, seguir adelante, superar sus miedos, transformarse en una mujer fenomenal, capaz de levantar su casa y su hogar. Cuando era pequeña era celosísima con ella, todavía lo soy y me gusta bromear con Yoanelis, su hija mayor, que a mí me quiere más, pero es verdad a mí me quiere más (risas). Mi Anita siempre ha sido bella, y los pretendientes le abundan recurrentemente, de carajita me ponía a pelear con ellos, les decía que para tener algo con ella yo los tenía que aprobar. Si en la calle le lanzaban un piropo, de inmediato replicaba con un “mira mijo a mi tía no le digas nada” o algo similar. La recuerdo bella, perfumada, arreglada, entaconada y demás. Siempre se combinaba las sandalias, la correa y la cartera, recuerdo unas sandalias y una cartera, eran blancas, aun relucen hermosas en mi mente. Se enjuagaba el cabello con linaza y sus rizos le quedaban bellos. Se ponía dos peinetas negras, cada vez que en la vida doy con una de esas, inmediatamente pienso en ella. Después se levantaba un copete que se le mantenía intacto por horas, yo lo quería imitar pero el lacio de mi cabello no me lo permitía.

            Mi tía nos visitó siempre, en todas las casas y lugares que vivimos y mira que hubo un tiempo que nos mudamos bastante. Siempre hablamos y nos mantenemos al día, nos reímos sin parar, nos gusta comer, cocinar juntas, bailar y cantar. Siempre recuerdo un radiecito rojo que tiene en su cocina hace años porque mira que sabe cuidar las cosas, de esos que tienen un reloj digital con luz roja y marcan los números cuadraditos, siempre escucha emisoras clásicas en él, para mí es icónico de ella. Su cumpleaños antecede justamente un feriado nacional así que las celebraciones apoteósicas nunca nos podían faltar, pero en los últimos 3 años sí nos han faltado porque no he podido estar a su lado físicamente, de corazón estoy siempre presente. Este día la celebro a la distancia, lo gozo y lo disfruto con ella, porque así es, alegre y bonita, todo lo que le escribo aquí no alcanza para describir por completo su genialidad, ni abarca plenamente cuanto amor siento por ella, pero es una muestra tenaz de mi afecto, agradecimiento, respeto y admiración. Le pido a Dios que le de salud y felicidad, y que me deje tenerla siempre cerquita lo que nos resta de vida juntas. ¡Te amo Anita bonita de mi corazón!

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