Sendero Inesperado por Juan Aguero

         Es la vida un sendero de muchas posibilidades; es el transcurrir de los años llenos de fuerzas juveniles impetuosas, ilusiones, esperanzas, sueños realizados y por realizar. Todo está bajo control, sin embargo, tras una tormenta de acontecimientos te subsumes en un sueño y todo ha cambiado; país, casa, trabajo y, hasta los más simples pensamientos deben ser modificados para sobrevivir y proteger a tus seres queridos.

            Una pequeña ciudad del llano venezolano, una villa con amaneceres calurosos y trinares de pájaros que cantan la tranquilidad y seguridad que su alma siente, rodeada de fincas de ganado y siembra, en cuya parte más alta se observan sus tres cruces; allí ha transcurrido la vida de Juan. Él ha ganado la suerte de una familia numerosa y junto a su amada esposa Yuli han sabido levantar, llevando juntos, como la mayoría de los padres, las implicaciones de atender una familia de varios hijos. Días difíciles, percibidos en su interior como apacibles y agradables, con una sensación de combustible de esperanza para su alma; su corazón está conforme, siente una paz emocional sobrada y todo a su alrededor funciona bien, trabajo, hogar, economía y, en fin, la vida diaria.

            Los años pasan con la seguridad de estar encaminado en la normalidad de las circunstancias, resolviendo las vicisitudes y  absorbiendo las maravillas que Dios le da a diario; cada día despierta y duerme en una rutina que le hace sentir cómodo y satisfecho.

            Hay momentos en el que el hombre no sabe qué pasa, momentos que cambian todo, y cuyo comienzo no se alcanzan a percibir, pareciera que todo se ha nublado, como si un mal sueño ha comenzado…

            La vida ha pasado y con ella los cambios que son imposibles de predecir, al menos para él. Un cambio radical, una tormenta y una sensación de ser llevado a un “nuevo sendero”. La ciudad de su niñez y su juventud ya no era su hogar, Juan estaba con Yuli y tres de sus hijos en una ciudad más grande, sus habitantes la llamaban La Sultana del Ávila, vivía al lado de una montaña que se erigía a lo largo de aquella urbe, inmensa, hermosa y el clima más agradable que había conocido.

            Ajetreada y confusa, así percibe Juan la ciudad y su nueva vida; un trabajo diferente en una pequeña empresa de transporte que emprendió junto a Yuli, sabía lo que a ella le gustaba por su carácter emprendedor pero a él le ahogaba y no podía asimilar de un  todo; parte de sus hijas quedaron en su ciudad natal y solo tres estaban con él Yonathan, Carly y Juancito.

            Un poco nublados eran sus días, sin embargo, no había pasado lo peor. Los días pasaban y entonces los “gerentes del país”, con sus decisiones nefastas le dieron un empujoncito a su economía; aquellas políticas desesperadas y desatinadas causaron problemas irreversibles a su negocio y Yuli, en quien recaía la astucia y la habilidad de negociar, pasó a ser una mujer de mucho ímpetu a una mujer que no podía ni pensar en cómo solucionar la gran variedad de complicaciones económicas. Ella era su máximo apoyo y la más sensata en las decisiones familiares y de trabajo; todo había cambiado, tanto, que hubo que desistir y regresar al punto de partida.

            Nuevamente en casa, en el llano de sus amores, pero sin norte ni rumbos. Yuli estaba como en un mundo paralelo, no se sentía bien y, a Juan le inquietaba la situación.

            Ella hablo con él y allí tomaron la decisión de probar nuevas latitudes. Se enrumbó entonces hacia la nación del Águila, porque allí vivía un hermano de ella y Juan se quedó con los niños y su corazón partido a la mitad. La dinámica había comenzado bien, ella coordinaba todo en el “imperio” para llevar a la familia y Juan  encargado de los niños, vendiendo mercancías como antes lo hacía y tratando de sobrevivir al sistema y a su soledad. Meses más tarde llegó el día de partir, dejando nuevamente a su tierra y sabiendo que pasaría un largo tiempo para volver a estar con su madre, la Negra Rojas.   

            Todo había pasado muy  rápido, cual pesadilla,  dos de sus hijas habían emigrado a territorio Inca Alma y Carla, uno ya estaba en la tierra del Águila, Yonathan, dos quedaban en su tierra natal, Gaby Y Mafer, y dos lo acompañaban en el viaje Carly y Juancito.

            Cuatro horas de esperanzas, sus pensamientos no le permitían dormir durante el vuelo, en su mente desfilaban recuerdos, ideas, proyectos; en su corazón, nostalgia, alegría, sus emociones convocaban la expectativa de ver nuevamente a Yuli y sentir el acople de sus espíritus y en los más profundo de su ser, unas ganas inmensas de construir su nueva vida. La vida anhelada y que conforta su alma, aquella en la que su hogar y sus hijos están juntos, en familia, apoyándose en la base de Dios y el amor que todos se han dado y que, para él, representa su fin último de existencia.

            El aterrizaje nocturno en la tierra del Águila por fin se produjo y su encuentro con Yuli albergó  en su corazón un momento mágico al abrazarla y observar el modo en que los niños se aferraban a su madre, con ojos aguarapados le dijo: ¡te extrañé tanto mi vida! De allí se fueron hacia la casa de su cuñado, Lalo, donde estarían hospedados mientras conseguían un lugar para mudarse con Yuli y sus niños.

            A pocos días lograron mudarse a un pequeño apartamento, cerca de la casa de su cuñado, acogedor, sin ningún tipo de muebles, pero con una esperanza que no cabía en sus maletas. Sus pequeños comenzaron a asistir a sus colegios y todo, poco a poco, comenzó a fluir, para bien, como esperaban Yuli y Juan.

            Su nueva vida está llena de obligaciones y nuevos retos a conseguir para adaptarse a una nación de normas diferentes. Juan, en particular, muchas veces llega tan agotado, con su cuerpo vacío de energía, que le producían dolores de esos que hacen que el alma llore. Sin embargo, hay algo que le recarga de energía, y es que desde su llegada ha podido trabajar y enviarle dinero a su viejita, sus hijas y familiares que continúan en su tierra natal, agobiada de males y situaciones de extrema supervivencia. La lucha de Juan y Yuli es diaria y constante, proyectados a comenzar una empresa comercial y volver a levantarse; eso los motiva día a día.

 

            Viendo hacia atrás y recordando por todo lo que ha tenido que pasar, se le ocurrió un día escribir estas pequeñas líneas… “La vida te lleva a veces por Senderos Inesperados, en cuyo recorrido es muy difícil adaptarse y, hay quienes no pueden lograrlo, pero te sugiero que te aferres a Dios todopoderoso, a tu esposa, a tu familia, a tus hijos, a tus principios y tomes la esperanza como caballo que tira de la carreta y luches, llénate de expectativas positivas, de nuevos proyectos, vive, y busca la paz, esa que te hace sentir como una pluma en el aire; es así que la vida cobra sentido y provoca vivirla a todo corazón”.

3 comentarios en “Sendero Inesperado por Juan Aguero”

  1. Greetings! Very helpful advice within this article! It is the little changes which will make the biggest changes. Thanks a lot for sharing! Scarlett Tomas Kenward

Los comentarios están cerrados.