Héctor Daniel ostenta nominativos de hombres prominentes e históricos. Dice que le pusieron Héctor por su papá y Daniel por ser un nombre bíblico. Todo el mundo le dice Daniel. Héctor hace referencia a quien protege, en la mitología griega se trata del príncipe troyano encargado de la defensa de la ciudad en la guerra de Troya. Según su etimología proviene del griego «ektor” cuyo significado es prudente. Daniel por su parte fue un personaje bíblico importante, su significación sería “Dios es mi juez” y fue un profeta cuya misión consistía en infundir esperanza al pueblo de Israel en medio de la persecución de Nabucodonosor. Daniel estudió Publicidad y Mercadeo, le gustan las redes sociales, la comunicación social y especialmente la radio. Sus colores favoritos: rojo y azul turquesa. En cuanto a la comida cree que no tiene preferida pero cuando quiere comer algo sabroso, se prepara una pasta Alfredo. Escucha todo tipo de música, depende de su estado de ánimo o de quienes lo acompañen, puede escuchar lo que pongan y listo. Cuando va manejando escucha Bethel Music o bandas de Caracas, le recuerdan de dónde viene. Entre la playa y la montaña expresa que últimamente prefiere las montañas. Elige mantecado y cookies and cream cuando de helado se trata. Dice que antes no soportaba el frío pero ahora lo ama. Su película favorita es Hasta el último hombre. Es asiduo espectador de series, en el caso de Juego de Tronos, le dolió que el final fuese tan flojo pero los perdona porque las primeras temporadas fueron buenas. Apunta que compra ropa que luego nunca se pone. Ante la interrogante de qué le causa risa responde que los podcasts de comediantes que escucha y el humor maracucho (risas). Prefiere los deportes extremos aunque no los practica. Es fanático de los Leones del Caracas. Siempre escucha radio. Afirma que tiene muchos pendientes con la vida y uno de ellos es saltar de un paracaídas. Vamos a repasar los 25 años de vida de este muchacho que nació en Caracas y ahora vive en Miami.
Nació el 25 de enero en Caracas, vivió sus primeros 3 años en Antímano junto a sus padres, Tico y Yeli, y Gabriela, su hermana. “Nuestros vecinos eran mis abuelos, mis tíos y mis primos. Ese lugar lo recuerdo perfecto, aunque viví poco tiempo allí, seguía visitando constantemente a la familia y ahí pasaba la mayoría de fechas importantes como cumpleaños y navidades. De esos primeros años recuerdo pocas cosas, creo que una vez abriendo unos regalos de navidad y me viene a la mente mi mamá explicándome que esos presentes nos lo habían traído ellos y que Santa Claus no existía. Creo que nunca quiso que creyéramos en esa fantasía. También recuerdo un día que fuimos a una casa como colonial y una vez que estábamos en la playa. Quizás tengo esos recuerdos porque hay fotos de esos momentos, no estoy seguro”.
Luego la familia se muda a una casa en Los Magallanes de Catia. “Ahí estudié primer grado y después nos cambiaron a un nuevo colegio, Del Ave María era el nombre y queda en La Paz. Allí estudié de segundo a sexto grado y estudiando allí, nos volvimos a mudar a un apartamento en Los Teques. Se hacía complicado llegar, pero más complicado era regresar desde La Paz hasta la casa porque en ese momento no existía el metro que conecta a Caracas con los altos mirandinos, así que mi hermana y yo nos teníamos que ir en autobús todos los días. Luego nos fuimos a estudiar en un colegio que quedaba más cerca que se llama Santa Marta, allí estuve hasta que salí del bachillerato, lo que más puedo resaltar de esa época es que ya existía el Messenger (risas) creo que en eso pasaba mis tardes, más que los videojuegos soy usuario fiel de las redes sociales desde que se inventaron”.
Honestamente cree que de esa etapa tiene más recuerdos fuera del colegio que dentro. “Vengo de una familia cristiana y como desde los catorce años estuve participando en muchos grupos y muchas actividades que me mantenían ocupado. Con ellos viajé por muchos lugares de Venezuela haciendo actividades que vendrían siendo algo así como trabajo social en diferentes comunidades. Desde que era muy pequeño yo tenía la idea de que cuando fuese grande iba a ser Arquitecto porque me gustaba dibujar, hacer planos, era muy bueno pintando en Paint, y creí eso hasta que estaba en cuarto año que hice la prueba vocacional y los resultados fueron distintos: Comunicación Social, Diseño y Ciencias Audiovisuales. Fue toda una revelación para mí, aunque me gustaba escuchar radio, ver televisión, ir al cine, estar en la computadora durante horas, creo que no había considerado estudiar para dedicarme a nada de esto. Justo por esa fecha fui a un taller de radio al que me invitaron unos amigos de una fundación que se llamaba rompiendo el molde”.
Comenta su vinculación con la radio: “Haciendo unos ejercicios, la directora de la fundación creyó conveniente ponernos a mí y a otros dos amigos a estar en un programa que salió al aire meses después. Para esa fecha ninguno sabía cómo se hacía un programa de radio pero por las referencias que yo había tenido escuchando programas durante años, me hice una idea de cómo podía ser. Igual creo que cometíamos muchos errores porque además de que nosotros lo producíamos, era un programa cristiano y a veces tocábamos temas sin estar suficientemente preparados. El programa duró casi dos años y salía una vez al mes, del primero al último cambiamos muchísimo y ya teníamos segmentos, jingles, nos daban canciones para promocionarlas. Me divertí mucho haciéndolo y lo recuerdo con mucho cariño”.
A raíz de experiencia radial quería prepararse mejor y aprender a hacerlo bien. “Por esas fechas, estaba terminando el bachillerato y todavía no había presentado los exámenes para entrar a la universidad y una amiga me mostró el pensum de una carrera que estaba estudiando: Publicidad. Vi que tenía todo lo que a mí me gustaba y en ese momento pensé en que podía estudiar esto, que era una carrera corta, y luego estudiar Arquitectura que era lo que yo quería desde pequeño. Cuando me tocó hacer las pasantías, tuve la oportunidad de entrar a la emisora de radio que había escuchado desde siempre, siendo asistente de producción de un programa que se llamaba disparejos con Jairam Navas y el Profesor Briceño. Yo creo que esa era mi meta desde que comencé la carrera y sentía que iba por el camino correcto, sin embargo pocos meses después hice un viaje que se suponía iba a durar máximo 3 meses a los Estados Unidos”.
No se imaginaba la transformación que tendría su vida a partir de ese viaje. “Nunca me fui con la mentalidad de que iba a emigrar, nunca me despedí porque en un rato volvía. Sin embargo han pasado justo 4 años de aquel momento y por las razones políticas por las que han salido millones de venezolanos, terminé quedándome. En todo este tiempo creo que he vivido mucho más de lo que había vivido en toda mi vida en Venezuela. Han sido dos vidas completamente distintas, lo primero que puedo resaltar, es que aprendí a conocer a Dios de una manera diferente, aprendí a confiar por completo en Él y tener una relación más personal. Creo que esa ha sido la clave que me ha ayudado y me ha guiado porque la verdad siento que no estaba preparado para asumir muchas cosas, mi experiencia como inmigrante no ha sido para nada traumática, pero sí de mucho crecimiento, todo ha ido por etapas y poner como prioridad las cosas realmente importantes, he entendido que todo lo que uno se propone llega pero que también que el tiempo de Dios es perfecto”.
Con sus padres la relación ha sido buena desde siempre. “Cuando los veo, en 4 años los he visto 2 veces, puedo compartir con ellos y ahora los visualizo desde otra perspectiva aunque seguimos siendo los mismos, es como si no me fui de Los Teques nunca, los mismos chistes, las mismas cosas, gracias a la tecnología mantenemos buena comunicación. Ellos no fueron de ponerme límites, yo en general fui muy tranquilo, pero no recuerdo un castigo o algo así como tal, ha habido momentos difíciles y altibajos pero en general ha sido muy buena relación. Doy gracias a Dios por los padres que me tocaron, por ellos siento amor y agradecimiento por todos los valores que me enseñaron con su ejemplo mismo, tengo mucho de lo que ellos me mostraron durante toda la vida. Son las personas más nobles y sensatas que conozco y quiero ser así yo también”.
Con Gabriela su hermana ha compartido todo. “Estudiábamos en el mismo colegio. Creo que siempre he sido su amigo, dice que soy su mejor amigo y yo creo que ella también es mi mejor amiga. Ahora que nos vimos he disfrutado una etapa muy diferentes para los dos. Cuando yo me fui de Venezuela no me despedí de nadie como tal porque no pensaba quedarme, entonces compartir ahorita este tiempo con ella ha sido reconectar y de alguna manera cerrar el ciclo, aunque quiero que siga viniendo pero creo que me habría gustado compartir con ella en Venezuela de la manera en que lo estoy haciendo ahorita. Por ella siento amor eterno e infinito, yo soy el menor pero para mí ella es como una bebé que tengo que cuidar y amar muchísimo por siempre”.
Expresa amor por un niño muy especial en su vida. “En general amo a mi familia completa, he tenido la oportunidad de compartir con todos en momentos diferentes y todos son especiales. Pero siento que mi hogar son mi papá, mi mamá, Gabriela y Josué, mi sobrino. Cuando yo me vine él tenía un año, no lo he visto más, es él a quien más extraño, es con quien más me ha pegado no compartir. Siempre hablamos pero creo que me imagina como una pantalla, sabe que existo porque siempre estoy presente en las conversaciones pero no sé si me recuerda igual. Con él tengo una conexión muy distinta, es mi único sobrino y yo no tengo hijos, tener un bebé en la casa fue muy especial para todos, despedirme de él me dolió mucho porque sabía que me iba perder etapas que no iban a volver, estar ausente es muy triste, pero bueno trato de estar en comunicación con la tecnología pero no es lo mismo”.
Yeli, su mamá, dice que Dani es un muchacho espectacular, respetuoso, inteligente, honesto, honrado, decidido y esforzado. “Recuerdos juntos son muchos de su infancia y adolescencia, todos los atesoro en mi corazón pero una experiencia única ha sido poder verlo, abrazarlo y compartir con él éstos últimos 4 años en los que he tratado de disfrutar al máximo en esos pocos momentos que podemos estar juntos. Por él siento el amor más grande que puede tener una persona, ese amor incondicional de madre que no conoce fronteras”.
Héctor, su papá, lo describe como una persona muy constante, siempre lucha por lo que quiere, es muy esforzado en cumplir sus metas y sueños. “Es un luchador, la prueba más fehaciente es el hecho de estar solo otro país, aunque tiene cerca a sus tíos y primos. Lo recuerdo mucho a diario y en verdad no hay un recuerdo especial porque todos los momentos compartidos han sido fenomenales, aunque un recuerdo muy hermoso fue la primero vez que lo visitamos en Miami, fue algo indescriptible hasta el momento en que tuvimos que regresar. Cuando nos despedimos en el aeropuerto fue muy triste pero al mismo tiempo hermoso por saber cómo ha ido madurando. Siempre me decía: cuando me gradúe quiero vivir en Las Mercedes y aunque no está viviendo ahí, creo que de alguna manera realizó ese sueño de tener una mejor calidad de vida aunque sé que no ha sido fácil. Por él siento amor indescriptible, el amor que siente un padre por su hijo, en verdad es una persona súper especial para mí”.
Gabriela, su hermana, asegura que es su mejor amigo, una persona en quien se puede confiar, le transmite paz y tranquilidad. Dice que es serio, reservado y fiel pues siempre puedes contar con él. “Es aventurero, le gusta lo extremo, apasionado, le gusta aprender, es muy entregado a su familia. Somos hermanos muy unidos, agradezco a mi papá y a mi mamá, haber logrado que seamos tan unidos. Lo amo y soy muy bendecida de tenerlo en mi vida durante todos estos años, mi vida ha sido muy feliz desde su llegada. Siento admiración porque es un excelente hombre con valores cristianos y éticos, se gana el corazón de la gente, es humilde, comprensivo y bondadoso. Hemos compartido demasiadas vivencias juntos, todos mis recuerdos son con él. Cuando éramos pequeños yo era muy apegada a él y cuando mi mamá me dejaba cargarlo yo sentía demasiada ternura por él, que era mi bebé, aunque a estas alturas de la vida a veces siento que él es el hermano mayor. Nos inculcaron ese amor de hermanos desde pequeños. Me siento orgullosa de él, lo amo y es muy importante para mí”.
Daniel testifica que su mayor aprendizaje ha sido al emigrar. “Hay gente que sueña con irse de Venezuela, yo no, a mí me encantaba estar allá, lo que estaba estudiando, que estaba trabajando en una radio y se estaban abriendo puertas, mis planes no eran irme como tal. Luego viajé y en ese momento me permití aprender y ver cómo funcionaban las cosas, ahorita precisamente no trabajo en lo que me gusta, cosa que tal vez haría en Venezuela, pero allá con la economía era difícil hacer muchas cosas e independizarme. Aquí he conocido mucha gente, que me ha hecho valorar a todo el mundo, que me ha permitido ver que hay muchas personas que piensan distinto y he aprendido a valorar y ser empático. También a vivir solo y a pagar deudas. Pero el aprendizaje más importante es entender que cada quien piensa de manera distinta y eso hay que respetarlo”. En su opinión para ser extraordinario hay que hacer el bien y hacer bien las cosas. “Puede ser el panadero que vende un pan y lo hace bien y esa es su pasión o una persona que está en un congreso dictando leyes, si lo hace bien es extraordinario. Se puede hablar de alguien exitoso y no necesariamente sea extraordinario porque el éxito es relativo, no es lo mismo para unos y otros, no hay que estancarse en lo que no hicimos bien o lo malo que está a nuestro alrededor, en algún momento se abrirán las puertas y lo importante siempre es buscar la felicidad, eso que te hace bien a ti y a los que están a tu alrededor”.
Se autodefine y habla de sus ambiciones: “Soy bastante noble, sincero, leal, entregado y si digo que si me comprometo. Pienso mucho las cosas, eso a veces me puede jugar a favor y otras veces en contra. Pienso hacer muchas cosas pero a veces las pongo en pausa, me pasa por momentos que creativamente no me ubico o no sé cómo hacerlas. Me gustaría mucho hacer las cosas que me gustan, mi meta es hacer cosas que me gustan y ser feliz con eso, que sea esa meta por la cual yo trabajé y luché y se haga realidad. También quiero poder estar más tiempo con mi familia. Al final espero en Dios que sea quien abra las puertas como lo ha venido haciendo pero que todo ese se dé y sea de bendición. Ojalá uno tuviera una vida tan larga como para estudiar muchas cosas, me gustaría estudiar Psicología o Sociología, cuando trabajé en recreación me tocó trabajar con un niño especial y yo me que conecté con ese niño, me dio una gran lección que hasta ahora recuerdo su nombre y su cara. Me gusta mucho el tema de entender como son y cómo funciona su mente, también me habría gustado ser veterinario marino. Cuando me retiré me gustaría ir a vivir cerca del mar y dedicarme a cuidar animales acuáticos”.
Danielito, siempre lo llamamos así de pequeño, era un niño tranquilo y a ratos mingón. Me acuerdo que solo le gustaba comer arepita con queso y mantequilla Nelly. Solo le gustaba esa marca según él, pero una vez que se quedó en la casa mi mamá puso otra mantequilla en un envase de Nelly y él en su inocencia se la comió igual. Compartimos muchos momentos bonitos en nuestra infancia pues me gustaba quedarme en su casa a jugar con ellos, con los pinypon y una casita armable bien bonita que tenían. Viajamos mucho todos en familia y siempre compartimos juntos. Conservo una foto con él de chamo en uno de nuestros viajes a Mérida, en mi mente es como si siguiera teniendo esa carita tierna de niño, tal vez por la nostalgia que inunda al corazón por la distancia. Una vez aunque fue por casualidad lo vi certificarse en el aula magna de la UCV de un curso de locución y me sentí muy orgullosa. Me agrada saber que es bueno, noble y emprendedor. No somos demasiado amigos pero si mantenemos una bonita complicidad y cuando retomamos la charla es como si habláramos siempre. Es muy amigo de Rosme, comparten un cariño muy bonito y eso me encanta. En esta entrevista hablamos demasiadas cosas que no escribí porque son parte de nuestra charla personal, dos primos con tiempo sin hablar y poniéndose al día. Lo que si les puedo contar es que me dijo que aquella vez él si sabía que esa mantequilla no era Nelly (risas). Fue una grata charla que siempre guardaré en mi corazón. Quise contar su historia para que sepa que estoy orgullosa del hombre grandioso que es hoy, que agradezco a Dios por su vida, que me da gusto ver como mis tíos se sienten satisfechos del trabajo de padres que hicieron con él y eso es de las cosas más bonitas que uno puede lograr en la vida, que sus padres estén orgullosos. Dani ha sido un placer haberte redescubierto a partir de esta aproximación periodística. Espero que un día no muy lejano nos volvamos a encontrar en un abrazo gigante cargado de amor. ¡Te quiero muchísimo!
Buenísima le doy un 20.. felicitsciones Daniel ha tu corta edad has entendido en parte la realidad y es que Dios es el verdaderamente importante y que cuando dependes de El El mismo te lleva de su mano y te guia. Te admiro y admiro a toda tu familia Dios les continúe bendiciendo y guardando siempre..
Atentamente Carolina Noel.
Gracias por la lectura y los bonitos comentarios. ¡Abrazo!