Almary Lorena: amar de forma sana a las personas y a uno mismo es la mejor manera de vivir

Almary resulta de combinar Alfredo y Maryuri, su papá y su mamá. Tiene 26 años y desde que estaba en la escuela se presentaba directamente como Lorena, nombre proveniente de la región francesa: Lorraine, le gustaba mucho a su abuela paterna. Tiene un lindo y distintivo lunar en el mentón. Es la primera embarazada entrevistada en Extraordinario Soy, tiene 26 semanas de gestación, tendrá otro varón: Ethan, será el hermanito de Alen, su hijo de 4 años. Está casada hace 6 años con Jonathan, han compartido un amor de múltiples destinos y ahora residen en Estados Unidos. Se describe perfeccionista, protectora de las personas que ama, vulnerable internamente pero fuerte al exterior, amorosa, creativa, resolutiva, dormilona y maternal. De su infancia recuerdo que su papá y su mamá le regalaron un peluche rosado un diciembre cuando estaba hospitalizada, le genera nostalgia e ilusión recordarlo. Trabaja en marketing, diseño publicitario y redes sociales. Su infancia estuvo rodeada de plantas, esa convivencia con la naturaleza la hizo amarla y respetarla.Es muy creyente, siente que Dios le habla a través de los sueños. Narra su historia notoriamente en primera persona, ha sido detallada y extensa, entre lecciones y reflexiones que nos permiten conocer su esencia y recorrido vital. 


Se relata a sí misma, detallando sus vivencias y abordando sus afectos. “Nací el 18 de abril de 1996. Soy hija de una maravillosa mujer: Maryuri Castillo y del papá más bello del mundo: Alfredo Pérez. Cuando tenía 2 años nació mi hermano: “Yonatica” y a mis 3, mis padres se separaron. Siento que fue el acontecimiento que más me ha afectado, al mismo tiempo reconozco que mi mamá y mi papá han sido mis pilares, los 2 me han dado lo más esencial de la vida: “Amor” el más puro e incondicional. Le doy gracias a Dios por traerme al mundo con ellos”.


“Mi papá, aunque ausente, me hizo sentir el amor más profundo. Estar con él lo era todo, compartir su presencia. Siempre me gustaba ver y escuchar el ritmo de sus pasos, lo disfrutaba mucho y es algo que todavía no entiendo, pero me agradaba mucho verlo caminar y escuchar el sonido de su pisada, tanto que cuando me acuerdo de él siempre veo sus pasos en mi memoria, sus manos y su risa también. Disfrutaba mucho los momentos con él, las risas, era muy infantil y chistoso, comer juntos, la protección que me brindaba. Estar a su lado era súper especial y cuando no estaba con él, anhelaba mucho volver a esos momentos. De mi papá disfruté poco tiempo, muy poco lo veía, pero lo que más atesoro en mi corazón es que antes de que partiera, comenzó a ser el papá que yo tanto anhelé, atento, presente, hablábamos todos los días, pasábamos los cumpleaños juntos, cosa que nunca había sucedido. Cuando murió fue algo muy doloroso y traumante por mucho tiempo”.


“A mi mamá  la he visto crecer, luchar, trabajar y esforzarse, por cuidarnos a mi hermano y a mí, caer y levantarse, llorar y reír, he visto el amor incondicional, no sólo en sus ojos y sus brazos, también en sus hechos. Me ha enseñado a amar y perdonar, a seguir adelante y no dejar que ninguna circunstancia pueda más que nosotros y el apoyo incondicional, a entender las situaciones y esforzarme. Ha sido mi compañera, me ha regalado los momentos más lindos de mi vida. Cuando cumplí 15 años, estaba más ilusionada. Aunque fue sólo un día, ese recuerdo lo guardo en mi corazón con mucho amor, fue otra demostración de que hace y da todo por sus hijos. Pienso en ella y me lleno de agradecimiento y amor, sé cuánto se ha esforzado por sacarnos adelante. La veo y puedo percibir su apoyo incondicional día a día. Mi mamá es de las personas más importantes de mi vida, antes de una decisión, durante una situación conversar con ella me hace ver las cosas más claras, con más conciencia y sabiduría. Le doy gracias a Dios, me ha dado a mi fuente de amor, una mamá y una amiga en la misma persona”. 


“Tengo hermanos de sangre y otros, que me regaló la vida. Jonathan, del matrimonio de mi mamá y mi papá. Transcurrió junto a Jonathan, mi compañero de travesuras, me cuidaba, aunque peleamos mucho. Siento una conexión distinta con él, somos los mayores de casa, nos ha tocado vivir muchísimos momentos lindos y también difíciles, siempre acompañándonos. Mi hermanita Carlymar despertó mi sentido maternal, la veía tan pequeña y quería cuidarla, proteger a mi muñequita. Siempre la tenía conmigo, la cuidaba, estaba pendiente de sus necesidades, por ella siento un amor muy especial. Aunque tiene 15 años sigue siendo mi niña, la cuido con amor y de quien estoy muy orgullosa. Luego viene mi hermano Juan Carlos, otro amor especial, desde el primer momento supe que había algo distinto en él. Su condición: Síndrome de Down es una enseñanza diaria. Cada vez que veo sus ojos llenos de amor, felicidad e inocencia me recuerda que deberíamos ser como niños, con un corazón sin orgullo ni resentimientos, noble, lleno de amor genuino, sobre todo feliz y agradecido”. 


“Mi infancia también la viví con Juan Carlos, el esposo de mi mamá, un hombre que llegó a nuestras vidas para cumplir un rol, aunque no le correspondía lo hizo con dedicación y amor, estaba ahí para nosotros. Nos cocinaba, nos llevaba de vacaciones, nos enseñaba matemáticas, historia, inglés y siempre estuvo ahí como un apoyo, lleno de amor y cuidados. Junto a él llegaron mis dos hermanas de vida con las que disfruté mucho mi adolescencia, poco a poco ellas se fueron convirtiendo en mis amigas, tenemos una relación muy linda, a veces peleando, a veces felices, como toda familia, pero siempre unidos y apoyándonos”.


 “También disfruté mucho al lado de mis primos a quienes siento más como mis hermanos: Adriana era mi mejor amiga, mi confidente, mi cómplice, mi instructora, mi comediante, mi apoyo y muchas cosas más. Manuelito que también se convirtió en mi confidente, en mi amigo, en una persona de apoyo y sobre todo en mi consejero más especial. También Alejandrito era como mi hermanito chiquito, por ellos tengo un amor profundo y los extraño muchísimo. Estoy muy agradecida con Dios por cada uno de mis hermanos de sangre y de vida, todos me han enseñado, me han dado amor y hoy cada uno forma parte importante en mi historia, donde vaya y así pase el tiempo mi sentimiento hacia ellos se mantiene”.


“En kinder tenía una maestra, Carolina, me acuerdo de mis amiguitas, no de sus nombres pero sí de sus caras. Estudiaba con Jonathan, aunque era menor, nos colocaron juntos por ser hermanos. En Caracas cursé 1er grado, mi mamá comenzó a trabajar allá, vivíamos en La Urbina con mi tío Coco y estudiabamos en San Agustín. Recuerdo mi primer día de clases, tenía miedo y pena. Luego nos mudamos nuevamente a Acarigua, ahí estudié desde 2do grado en un colegio donde también hice amiguitos que todavía conservo. Todos los días me buscaba un muchacho que se llamaba David, era como la figura paterna que tenía en ese momento, jugaba con nosotros, nos cuidaba mucho. Mi mamá trabajaba mucho y aparte estudiaba, entonces nos tocaba quedarnos los fines de semana con las niñeras. Cuando comencé 3er grado me tuve que cambiar al colegio Palacio Fajardo, ahí también hice muy buenos amigos. Recuerdo a mis maestras, siempre conectaba con ellas, me encariñaba mucho. Durante el colegio inventaba mucho con mi hermano, tenía muchos amigos y éramos muy bochincheros. Teníamos transporte, cuando se nos hacía tarde nos tocaba correr por todo el centro para llegar al colegio a tiempo. Mi mamá nos daba dinero del bus pero a la salida nos íbamos caminando con los amiguitos por todo ese centro”. 


“En bachillerato fui una persona de muchos amigos pero de pocos a la vez, estaba rodeada siempre de muchas personas, tenía un grupo grande de amistades, pero me relacionaba realmente con muy pocos. En 1er año comencé en modelaje y me gustaba mucho pero era muy estricto, sentí que no era lo mío. Ese año lo estudié en un colegio muy problemático, me tuve que cambiar de liceo. Siempre traté de practicar talentos pero no hubo constancia, intenté ballet, clases de cuatro, piano, modelaje, baile y la verdad, siempre me tocaba dejarlo, era niña y evidentemente dependía de mi mamá, mi papá nunca estuvo como apoyo, ella siempre estaba ocupada, buscando el sustento del hogar, entonces nunca pude tener esa constancia de desarrollar algún talento, me tocó cambiar de colegio constantemente y eso hacía más difícil relacionarme”. 


“En 2do año comencé a tener amigas, a abrirme un poco más, tuve una amiga de verdad, fue mi mejor amiga, la quise muchísimo, como a una hermanita y era una persona muy importante en mi vida. También comencé a tener una relación más afectiva con Carla y Gaby. Comenzamos a viajar con mi mamá y Juan Carlos, teníamos vacaciones muy seguidas, nos íbamos a la playa y era lo máximo. A veces de pronto a la madrugada decían vamos a la playa, así que en un momento estaba durmiendo en mi casa y en otro ya estaba en la playa disfrutando. Siento que ir tanto a la playa reforzó mi conexión con la naturaleza, amaba esos viajes, los guardo en mi mente, cuando pienso en ello puedo sentir la emoción del momento. Me gustaría regresar el tiempo y que volviésemos a estar así todos juntos disfrutando”.


 “Desde pequeña he sido muy enamorada, he defendido el amor y  peleaba , decía que el amor lo puede todo y más, que de amor se vive, que de amor se sueña, con amor se cumplen las metas, con amor todo lo podemos. Mucha gente me decía que el amor no es todo, el amor no compra la comida, el amor esto o aquello, pero siempre defendí mi posición, para mí era la razón de vivir, tal vez eso me hizo muy enamorada, viendo el amor en todas partes.  Me acuerdo que cuando iba a la playa siempre volvía con un nuevo amor y así me mantenía ilusionada. Ahora entiendo que son cosas de niños, pero la playa me hacía soñar, me hacía descansar, esos viajes me renovaban y eran lo máximo. Creciendo fui dejando de ver las cosas tan románticamente, sin embargo hoy sigo pensando que el amor todo lo puede, que amar de una forma sana a las personas y a uno mismo es la mejor manera de vivir”.


“En bachillerato pensaba que quería ser doctora, al llegar el momento de estudiarlo me di cuenta que no era lo que me motivaba realmente, estaba súper confundida, no sabía que quería, tenía frente a mí la obligación de estudiar para complacer a mi mamá y sobre todo para ser el orgullo de la familia. En  esa búsqueda desesperada de qué quería ser, cuánto me equivoqué. Comencé a estudiar Psicología, muchos me lo recomendaron y cuando la estaba estudiando no me gustaba así que abandoné. Aparte en ese tiempo me independicé, me fui de casa, comencé a tener mi vida de adulto responsable, supuestamente”.


 “Luego comencé a estudiar Derecho, pensaba que mi mamá y Juan Carlos al ser abogados serían mi apoyo en un bufete, aunque me gustaba no me sentía como en mi zona de confort. En ese momento mi mamá estaba muy bien en Caracas, me fui por un tiempo con ella y abandoné la carrera. Allí fue cuando conocí a quien hoy es mi esposo: Jonathan”.


Es muy loco cómo comenzó esta relación. Nos conocíamos de antes pero no era momento de estar juntos, a pesar de que desde la primera vez que lo vi en San Agustín dije: ¡My God! Pregunté y supe de él. Después me escribió por Facebook pero bueno no era el momento. 3 años después nos volvimos a ver. Un día mi hermano iba a salir con él, entonces Jonathan le dijo que me llevara y yo me sentí emocionadisima. Esa noche me arreglé distinto, estaba muy ilusionada. La noche normal, pasó todo bien, casi no hablamos, ni bailamos pero bueno muy loco y todo, pero me fui con él y más nunca volví a casa. Desde entonces estamos viviendo juntos. Al principio nos quedamos en hoteles, al mes y medio nos mudamos a Los Teques, a un apartamento increíble. Todo fue muy bien, pero como siempre hay piedras en el camino, a él le robaron su carro y yo trabajaba en Caracas, era muy difícil ir y venir todos los días. Entonces tuvimos que mudarnos a la casa de mi mamá y después a San Cristóbal. Jonathan es colombiano y tiene su familia allá, entonces siempre íbamos a visitarlos  y a pasear”. 


“Así estuvimos nuestro 1er año, viajando, disfrutando y pasándola muy bien. Jonathan me dijo para ir a pasear a Mérida, una noche nos reunimos con sus hermanos, me dijo que se quería casar conmigo, le dije que sí y en enero del 2017 nos casamos. Fue muy lindo, toda nuestra historia ha sido un sinfín de anécdotas y acción. Pasado 1 año queríamos tener hijos y comenzamos a buscar un bebé pero no se nos daba, hasta que llegó el momento. Sorpresivamente luego de qué nos habíamos dado por vencidos mi cuerpo comenzó a estar muy extraño. Íbamos para Colombia, vendíamos productos allá, ese día como todo en nuestra historia fue una locura. Resulta que habíamos enviado la mercancía para la frontera, pero cuando llegamos nos dijeron que la mercancía todavía estaba en Mérida y nos tuvimos que ir hasta allá.  Pasamos como 24 horas viajando y recuerdo que comí algo y me comencé a sentir muy mal, muchas náuseas y me sentía mareada horrible. Cuando ya estábamos en Mérida,  allí conocimos a nuestro sobrinito, el hijo de la hermana de Jonathan, no aguanté el trote y me tocó devolverme, me sentía super mal. Pasé el regreso vomitando, no podía comer y recuerdo que la muchacha que iba sentada en el bus era muy extrovertida, me hablaba mucho de su vida y yo de la mía, conectamos mucho. Antes de bajar me dice cuídate mucho, no sabemos si lo que cargas es un bebé ahí en esa barriga y quedé con la cuestión en la cabeza”.


 “No recuerdo bien si fue antes o después, como era costumbre decidimos irnos a la playa en familia, nos montamos en lancha, brincamos y el bochinche eterno, sin saber todo lo que nos esperaba al volver. Recibimos la noticia de qué mi abuela se había caído y bueno viajamos a Caracas. En todo ese transcurso pasaron como 17 días cuando finalmente no aguanté más, me dolía todo, muchas náuseas, me sentía súper mal, no podía comer, decidí hacerme la prueba. La primera fue una prueba casera porque me recomendó una tía, ella me tomó el pulso en el cuello y me dijo 700 latidos estás embarazada y yo decía no creo, tanto tiempo buscando los tratamientos y todo, no pasaba nada entonces no creo. Después me hice una prueba de orina. Luego para salir de dudas me hice la prueba de sangre, pero estábamos tan incrédulos que ni siquiera fuimos a buscar el resultado, no queríamos decepcionarnos nuevamente. Fue César, un amigo que queremos mucho. Cuando abrimos la puerta nos dijo: ¡felicidades! no lo podía creer y dije no lo voy a creer hasta que fui al médico y me hice el eco. Ahí estaba el bebé, ya se veía todo formadito. Desde el primer momento le pedí a Dios que fuese un varón porque me imaginaba mi vida con varones, pero quería que mi hija menor fuera una niña entonces siempre le pedí a Dios por favor varón. Cuando tenía casi 3 meses sentí que se movió el bebé y mi mamá me dijo es varón y bueno la palabra de mi mamá siempre se cumple (risas)”.


“Fue un embarazo bastante fuerte, los primeros meses bajé 18 kilos, de tanto vomitar, estaba súper delgada. Me dieron todos los síntomas de la vida, en las muelas, me dolían los riñones, infecciones de todo, cuando tenía cinco meses decidimos irnos de Venezuela. Nos fuimos a Perú, fueron 5 días de viaje, nos montamos en un bus y nos bajamos y nos montamos en el otro y  así todo el viaje. Toda la  travesía de verdad la disfruté muchísimo. Descubrí que me encanta viajar por tierra porque los paisajes son otra cosa, experimentar, comer comidas distintas, todo. Mi parte favorita fue Ecuador, cuando viajamos hacia Quito, los paisajes son increíbles, son preciosos de verdad, me encantó”. 


“Llegamos a Perú y nos encontramos algo distinto a lo que pensábamos, pero ya estábamos allá y nos tocó echar para adelante. Gracias a Dios siempre nos cuidó y nos abrió puertas. Allí pude llevar mi embarazo. Cuando nació mi bebé me sentía feliz pero también triste y molesta, estaba sola, no tenía a mi mamá cerca. La persona más cercana que tenía era mi tía Oneida. Jonathan y Carla, ellos fueron los que estuvieron conmigo. Al final el parto es algo muy complejo que vive una mujer, los dolores, la sensaciones, las emociones, todo lo tenía revuelto. Lloré 4 días con contracciones, recuerdo que en la madrugada me dieron las contracciones y estaba nerviosa, había escuchado tanta información, que cuando son cada minuto ya vas a dar a luz. Eran contracciones fuertes pero no dilataba, finalmente Dios puso una enfermera que me ayudó. Realmente el parto fue para mí como el primer momento traumático por el dolor tan increíble, pero cuando dormía con el bebé, cuando veía que lloraba pero se calmaba cuando lo agarraba, poco a poco haciendo que todo el dolor vivido fuera borrándose. Durante mi embarazo viví con muchos miedos, si lo iba a hacer bien, poder amamantarlo, cambiarlo y cuidarlo como se debía, poco a poco me fui llenando de orgullo por mí y por mi esposo, nosotros 2 solos, lo hicimos muy bien”.


 “Los primeros 3 años de vida de mi hijo sólo tuvo a su mamá y a su papá, siento que de verdad lo hicimos muy bien, siempre estuvimos ahí para él responsablemente, lo cuidamos muy bien, nunca estuvo en una situación de peligro. Siempre fue un niño muy sano y ahora es tan maduro a pesar de qué tiene 4 años siento que va a ser ese hijo que apoya, cada vez que estoy haciendo cualquier cosa me dice mamá te ayudo, si estoy limpiando o barriendo, no lo hace a la perfección pero tiene la iniciativa, agarra y lo hace. Igual cuando lavo la ropa cuando hago cualquier actividad el siempre se pone ayudar, a su manera pero lo hace y eso me enorgullece mucho como mamá. Mi niño es súper amoroso y cariñoso, se desvive por su papá quien es su mejor amigo, lo cuida y lo protege, igual es conmigo me cuida de verdad que yo no sé si es porque es mi hijo o realmente es la verdad, pero yo veo a mi hijo como un ser increíble”. 


 “Pasar 3 años en Perú fue un tiempo difícil, estábamos solos y decidimos venirnos a Estados Unidos, no fue una decisión, ni un proceso fácil, pero tengo la certeza de que fue la voluntad de Dios, estuvo allí en todo momento, en las decisiones y pasos que dimos. Gracias a Dios todo fue muy bien, pudimos llegar aquí, reencontrarnos con mi familia, teníamos mucho tiempo que no los veíamos. De hecho mi mamá  no conocía a Allen y de verdad que es muy feliz, aunque con la tristeza interna de que la familia de Jonathan no conoce al niño,  de que Jonathan tiene mucho tiempo sin ver a su mamá y eso también a mí me da tristeza, el futuro es incierto, no saber cuándo van a volver a verse y abrazarse, pero siempre pidiéndole a Dios que sea pronto y que se haga su voluntad ante todo”.


 “Estar aquí tampoco se nos ha hecho muy fácil pero de verdad que ante todas las situaciones que hemos vivido hemos sabido salir adelante y luchar contra todo, continuar nuestro camino por nuestra familia. Esto es un reto diario, un estilo de vida totalmente distinto al que hay que adaptarse poco a poco. Ha sido para bien, hay muchos beneficios para nosotros, el niño está en su colegio, le va súper bien. La maestra me dice que le gusta mucho cantar y bailar, que es un niño obediente, incluso cuando manda, él se pone a recoger los juguetes que no quieren recoger los demás. Es un niño muy cariñoso, muy amable, de verdad que le ha ido muy bien y ahorita ya dice muchas cosas en inglés y eso me gusta mucho”. 


“Voy a ser mamá por 2da vez y me llena de mucha incertidumbre porque no sé cómo va a ser mi vida ahora con 2 hijos. No sé cómo va a ser ahora mi tiempo y mi amor para darles a ellos, el niño a veces reclama tanto cariño y siempre quiere estar abrazando y besando, siempre pienso cómo se sentirá ahora que va a tener un hermanito que también le vamos a dar besos y abrazos. Pienso mucho en que será ahora de nosotros cuatro en este país, en toda la estabilidad económica, la estabilidad emocional y de verdad que eso es algo que me tiene muy llena de incertidumbre, de miedos, de emociones de qué ya quiero que llegue el bebé y a veces también digo: ¡ay no! espera un poquito, déjame analizar y pensar más (risas)”.


 “De verdad que mis embarazos han sido como tiempo de terapia, este se me ha hecho muy lindo desde el principio, antes de saberlo Dios venía hablándome acerca del hecho de llevar un bebé en tu vientre. Recuerdo que el día de las madres fui a un evento del iglesia y me conmovió muchísimo la enseñanza porque decía que cuando las mujeres estamos embarazadas recibimos a Dios y el bebé en nuestro vientre también. Nosotras desde antes de nacer conocimos y vimos los ojos de Dios y Él nos dijo cuál era nuestro propósito, nos llenó de amor, de vida y de sueños, esa enseñanza me llenó muchísimo, me hizo llorar y ni idea de  que ya estaba embarazada”.  


“Cómo todas las cosas de Dios, a veces no entendemos los misterios detrás de todo, resulta que el domingo siguiente de esa enseñanza hablaron acerca del aborto. La hermana que dio la enseñanza forma parte de una fundación que ayuda a las mujeres a reflexionar para que no aborten, vi la enseñanza y lloré mucho, me daba mucha tristeza porque  recordaba la enseñanza de la habitación y me daba nostalgia pensar en el bebé, en Dios, en su propósito y en la interrupción de la vida. Además escuchar los testimonios de muchas personas, me dio mucha nostalgia. Resulta que para el seguro necesitaba hacerme una prueba de embarazo en un lugar certificado, entonces buscando en Internet, como cosa de Dios, el lugar a donde llegué era esta fundación de la hermana que había dado la enseñanza eso para mí es como un misterio, algo que Dios me quiere mostrar, todavía no lo he terminado de descifrar pero fue increíble como conversando con una señora comenzó a decirme unas cosas de Dios y cuenta de qué una de ellas había predicado en la iglesia, de verdad que fue increíble. Eso ha hecho que este embarazo sea muy bonito y lleno de mucha esperanza, de verdad puedo ver una vez más como Dios está moviendo las cosas en mi vida para que todo sea según su voluntad”. 


“No sé si a todos nos pasa, pero muchas cosas en mí han cambiado en diferentes etapas, antes era muy soñadora hasta el punto de ser muy ilusa, tal vez crecí viendo muchas películas que me hicieron ser así, defendía el amor que todo lo puede pero ahora puedo verlo de una forma más madura, sigo creyendo en el amor pero se que para poder amar, libre, completamente, tenemos que tener el corazón sano, las cosas que te pasan en la vida te van formando el caracter, ahora veo las cosas con un poco más de razón. Antes me gustaba bailar, salir, rumbear, los amigos, el bochinche, ahora siento que esa adrenalina que tenía se convirtió en ganas de estar en casa al lado de mi hijo y de mi esposo. Siento que me conozco un poco más, creo que antes no me conocía a mi misma, no sabía bien qué quería ser. Por ejemplo descubrí que me gusta mucho el diseño, siento que es un don que Dios me dio, un día agarré una computadora, empecé a diseñar, me gustan los colores, dibujar, tampoco me considero artista, pero me gusta lo artístico”.


“Me gusta dar consejos, prestar apoyo si es necesario pero también sé que es algo muy delicado, dar un consejo sano, me ha hecho alejarme un poco de eso porque es delicado y algo que también me termina cargando. Cuando estoy en un conflicto, me debato entre entender la postura de la otra persona y trato de equilibrarlo. Me considero perfeccionista, me gusta mucho hacer las cosas bien porque durante mi vida he peleado mucho con el tema de ser criticada, algunas veces me molesta o me entristece, las palabras de otra personas, me gusta hacer las cosas bien para que nadie me tenga que criticar. No sé si es la edad, la vida de casada y ser mamá pero uno trata de mantener el orden, entre una cosa y otra me siento como que ando muy perfeccionista últimamente”.


“Quise ser doctora o abogada porque quería reconocimiento,  estaba perdida y no sabía que necesitaba, hasta que un día mi esposo necesitaba un diseño, le dije yo lo hago, pasé toda la noche haciendo una etiqueta de 4 cms, por ahí arrancó todo (risas). Mi esposo es muy inteligente, empezó a estudiar marketing, lo empezamos a hacer juntos, pero por momentos me sentía perdida, pero eso me llevó a entender que el diseño es mi fuerte, hace 4 años que estoy haciéndolo. Trabajo con Photoshop, Ilustrator y Premier, ahorita tambien estoy haciendo páginas webs, creo que tengo memoria fotográfica, aprendí a hacer una página web viendo nada más, ahorita estoy haciendo email marketing”. 


“Me gusta viajar, más que por avión por tierra, conocer a la gente, la comida, los acentos, la naturaleza, me encanta comer, probar cosas diferentes, me gusta la playa, siento que el mar es tan imponente, poderoso, misterioso que me gusta mucho. Me gusta bailar aunque no lo veo igual que antes, me gusta mucho la belleza, esa es otra faceta de mi vida, siempre me ha gustado y se me hace fácil aprender, antes iba mucho al salón, pero ahora yo misma me hago todo del cabello, pestañas, uñas, me hago todo yo sola, no es que lo haya estudiado pero se me da fácil”.


“Me gusta mucho el tiempo en familia, nos gusta mucho ver películas, caminar, pasar tiempo juntos. Sin duda alguna necesito trabajar en mi flojera, en mi sueño, es lo que más problemas personales me trae, en este embarazo, me ha dado más sueño, durante toda mi vida fui muy dormilona, como mamá la cosa cambia, cuando llegué aquí a Estados Unidos, comencé a tener una vida muy activa. Quiero trabajar en mi carácter que es muy fuerte, hay heridas, hay programaciones, consecuencias o resultados de cosas pasadas, que me trae problemas con otras personas, no quiero cargar conmigo eso y pasarselo a mi hijo. Ser mamá es algo extraordinario, desde la llegada de Alen empecé a cuestionarme cómo podía ser mejor persona para guiar, dirigir a otra persona. La intuición y el amor que siento hacia mis hijos, el hecho de ser mamá ha sido un cambio en mi vida para bien,  todos los días me impulsa a ser mejor, todo el mundo me decía siempre vas a ser buena mamá porque cuidaba a mis hermanos, pero ser mamá de verdad es otra cosa. La crianza es la guia para lo que tu hijo va a ser en el futuro, es la presencia, la compañía, un amor incondicional”. 


“Dios es otro aspecto importante de mi vida, mi historia a futuro tiene que servir para testimonio. Crecimos creyendo una única verdad, iba a la iglesia, obviamente por inmadurez, corazón herido, pero nunca sentí que era valorada por Dios, al contrario sentía que era restrictivo y castigador. Hubo un momento en que rechacé a Dios, llegué a decir que no existía, era como que todo está mal y te vas a ir al infierno. Tuve como 2 o 3 años que de Dios nada, no me causaba ni remordimiento, me daba rabia, era como una hija rebelde. Cuando estaba en Perú sentía que Dios me estaba llamando, me despertaba en la noche la frase de Dios te está llamando, Dios te necesita, comencé a tener problemas, a sentirme mal porque no quería estar allí. Mi mamá comenzó a hacer un  programa y me invitó a participar, yo veía a mi mamá distinta y dije lo quiero hacer, comencé a tener una conexión con Dios increíble, me fue confirmando todo en sueños y con personas. Este programa habla de Dios, aborda la emocionalidad y lo humano, presenta a un Dios de amor, que nos acepta y nos perdona, entendí cómo Dios podía sanar mi vida, siento que conocí a Dios, lo comencé allá y ahora lo continuo  aquí, entendí que la relación con Dios tiene mucho que ver con la relación con tus padres. Cometí muchos errores contra Dios pero ahora tengo una conexión con él a través del amor, algo que no había conocido antes”. 

Recuerdo a Almary Lorena como una niñita de cabello abundante e insurrecto, hermosa y audaz . Identica a su papá mas no deja de recordarme a su mamá, mi tía Yulita. Cuando tenía 3 años se quemó parte de sus piecitos, estando en un vivero se acercó inocentemente a un apilado de cáscaras de arroz que  se  incineraba desde abajo y al parecer en la superficie no podía notarse. Lo conversamos y concluimos: es una historia sobrenatural, Dios tuvo cuidado de ella, pese a que era pequeña dice que se acuerda de todo prácticamente. A mí me hace pensar que fue un aviso temprano a su vida: podría superar cualquier fuego de la mano de Dios. Me acuerdo que pasaba mucho tiempo con mi abuela Isabel y como ella decía mucho aquella frase evangélica de entonces: “el Señor reprenda al diablo” Almarita, como la llamaba ella, repetía graciosamente: “el señor leplenda el labo”. Una vez pasó vacaciones con nosotras y mi mamá bromeaba diciéndole: “sunanga de mamá” espero que se acuerde y si no, se lo explicaré y nos reiremos juntas, a los demás les dejó la duda, es frase en clave, digamos, entre Rosme, mi mamá y yo, que en esa ocasión compartimos con ella.  Hubo momentos en que como su prima mayor, me sentí preocupada, estaba pasando su proceso de rebeldía con Dios como ella misma lo reconoce, ahora me siento muy esperanzada y feliz de saber que entiende el plan de Dios para su vida y tiene el corazón dispuesto para alcanzarlo. Ha sido gratificante relatarla, aunque tuvimos demoras e imprevistos, me hace sentir alegría lo que ha logrado, pienso que siempre ha sido bella, versátil y capaz, oro a Dios para que su plan de gracia y favor siempre la cubran juntos a su esposo y su hijo, familia bonita, que estará pronto más completa con la llegada de Ethan.  

Entre quienes la aman, su mamá, su esposo y su hermano, nos comparten sus impresiones de Almary Lorena, con sus palabras de amor cerramos este relato:

Su esposo: Recuerdo nuestra Luna de Miel en Chichiriviche. Ese día hicimos el tour, fuimos a Cayo Sombrero y de regreso casi nos tragó el mar (pensamos que nos íbamos a hundir) También cuando empezamos a salir, es increíble pero desde el primer día le dije que nos íbamos a casar y a tener hijos. Desde ese día hasta ahora no nos hemos separado, creo que ha sido la relación más rápida de la historia de la humanidad (risas). Son muchos sentimientos y emociones al mismo tiempo cuando hablo de ella. Siento mucho agradecimiento y un amor incondicional, porque también ha sido una amiga extraordinaria. Sería dramático decirlo, pero muchas veces la veo también como a una hija (si, se que es loco decir eso) pero es algo que no puedo ocultar. Mucha ternura y admiración. A veces me embobo mirándola sin que ella se dé cuenta, es que su cara es muy hermosa.  Espero que pueda cumplir su sueño de poder brindarle ayuda a los más necesitados, en especial a las personas de Agua Blanca en Acarigua, esto es algo de lo que ella siempre habla. Deseo también que pronto tenga su vivero y una casa frente al mar. Esa mujer es muy feliz al lado de una planta y en la playa, a veces me asusta ver la forma en la que habla y se conecta con las plantas y el mar, es uno de esos momentos lleno de magia, ternura y admiración. También deseo que me ame más que a su papá y a sus hijos  (si no es mucho pedir). 

Su mamá: Es mi primer amor fue con la persona que aprendí lo que era un amor real, un amor incondicional. Fue la primera magia de amor sincero y puro que encontré en mi vida, recuerdo que cuando salí embarazada de ella tenía demasiadas ilusiones me sentía súper feliz porque quería tener una hembra para que ella fuese mi compañera, mi amiga, mi cuidadora en la vejez y bueno fue muy emocionante para mí. Cuando me dijeron que era hembra sentí una conexión espiritual demasiado hermosa. Recuerdo que desde niña he sido muy independiente, obediente, responsable y esforzada. La amo mucho y deseo que siempre tenga la bendición de Dios. 

Su hermano: es mi hermana mayor, me ha ayudado en mis momentos tristes y fuertes. Cambió demasiado desde que tuvo a mi sobrino Allen, la miro y veo a toda una madre ejemplar. También me parece que es una persona emprendedora e inteligente. Mis recuerdos especiales son que estuvo toda mi niñez junto a mí y fue para mí, mi acompañante durante toda mi infancia, cada vez que íbamos donde mi papá, ella siempre estaba junto a mí. Lo que siento por ella es grande, en ocasiones no tengo palabras para describir un sentimiento tan grande como el que siento por mi hermana Almary.

1 comentario en “Almary Lorena: amar de forma sana a las personas y a uno mismo es la mejor manera de vivir”

  1. Mi Alma 🌸💫
    Llena siempre de amor e inocencia, con ella viví con alegria muchos momentos, era mi ancla a la niñez otra vez jajaja, vivimos muchos momentos hermosos que hoy atesoro en mi corazón y hoy en día aunque estemos separadas por kilómetros los recuerdos llenos de amor llenan mi corazón cuando me acuerdo de ella.
    Te Amo Hermana de mi corazón, compañera de camino, mi costillita 🫶

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