Yelandry Isabel: ahora soy la mujer que soy gracias a las oportunidades que tuve y a los errores que cometí

Nació en El Vigía, Estado Mérida, el 22 de agosto de 1999. Se dedica al Marketing Digital, nada que ver con Medicina, que fue lo que en principio quiso estudiar, confiesa que inclusive ahora la sangre le causa cierta sensación extraña. Los nombres de Yelandry Isabel fueron elegidos por su padre, José Enrique, el primero porque le gustaba y el segundo en honor a su abuela. Isabel es un nombre relacionado con las promesas de Dios, esas que su mamita, Yoleida del Carmen, siempre pide en oración para su vida. En total tiene 7 hermanos, 4 por parte de papá y 3 por parte de mamá, al ser la única hija de los 2 y la menor, no compartió su infancia con sus hermanos, cuando ella era apenas una niña, ellos ya eran adultos y todos estaban casados. Aunque su papá partió hace un año, Yela lo mantiene presente en sus pensamientos y corazón, sigue siendo su héroe. Su mamita vive en Venezuela y lo que más extraña es tomarse un cafecito juntas, con su respectiva charla matutina. Yosbert y Odin son sus amores, juntos conforman una bonita familia de 3. Asegura que se volvió más familiar cuando se dio cuenta que la gente que uno quiere algún día se va a ir. Con las amistades no es apegada, no es de estar hablando todo el tiempo, los quiere, ellos saben que pueden contar con ella y ella con ellos pero en la cotidianidad es como que les responde los memes y hasta ahí (risas). No come vegetales, no le gustan y detesta la cebolla. Le encanta la música de Melendi, fue a su concierto cuando vino a Buenos Aires en mayo, tu jardín con enanitos y un violinista en tu tejado son de sus canciones favoritas. Una serie que recomienda es Suits y cuenta que llora con todas las películas, es fan de las películas de acción pero si de películas románticas se trata, elige Querido John. Una frase que le gusta es: “yo creo que mi creencia crea” la usa ante la duda para recordarse, que es capaz de crear cualquier cosa que se le ocurra. Bonita, fotogénica, coqueta, con un cabello largo y abundante que refleja su energía. Eso y mucho más intenta reflejar lo que es la cumpleañera de hoy, a quien celebramos y agradecemos sumarse a Extraordinario Soy.

Una historia extraordinaria que inicia con un auto-relato que da cuenta de la percepción que Yelandry Isabel tiene de sí:

“Mi nombre aunque todo el mundo piensa que es una “combinación”, no lo es, fue un simple gusto o invento de mi papá, quien después de esperar por 5 años a que mi mamá aceptara tener “un hijo más”, ya él sabía que si era niña se llamaría Yelandry Isabel, Isabel por su abuela”.

“Desde niña crecí viendo a mi papá trabajar en medio de muchos carros, estoy segura que de ahí viene mi gusto particular por el olor a gasolina/nafta. A simple vista no se nota, pero aprendí tanto sobre esto, amo la mecánica, amo lo mucho que se asemeja a la vida, al cuerpo, que si no le pones aceite al carro, deja de funcionar es una metáfora, que aplica a todo en la vida”.

“Soy desordenada, siempre lo he aceptado sin tapujos pero en el fondo amo el orden, manejo un archivo de Excel para cada cosa que se puedan imaginar. De niña amaba pintar y como me parecía injusto salirse de la raya, de grande tomé amor por la acuarela y la pintura, fue un viaje de ida, es mi manera de drenar”.

“Soy fan de hacer vídeos y fotos, no hay manera más linda de guardar un recuerdo que capturándolo. Amo tomar mi teléfono y ver fotos/vídeos viejos, de cuando fui cobriza, cuando viajé a Uruguay, cuando llegó Odín a mi vida o cuando empecé con Yosbert”.

“Amo los atardeceres, y diría que amo los amaneceres pero es que, no hay una morning person en mí (risas). Siempre creí que mi color favorito era el blanco, pero en realidad es ese tono azul que se da en el cielo luego de un hermoso atardecer, ese momento justo antes de “que sea de noche”. Tengo un amor inigualable por la pizza, en cualquiera de sus presentaciones, aunque mi favorita es la napolitana, podría comer pizza siempre y siempre es un buen plan para mí”.

“Soy rápida para aprender, solo si me lo propongo, a veces me sorprendo de mí misma. Soy muy valiente, las personas han llegado a decir que pareciera que nunca tengo miedo, siempre tengo”.

“Dicen que mi cara es poco amigable y de niña  me decían puente roto porque “nadie me pasaba”. Con la “edad” aprendí que soy algo reservada, yo lo que necesito es entrar en confianza y les hago stand up (risas). Siempre he sido de pocos amigos, pero conozco a muchas personas”.

“Emigré a los 18 años, la decisión la recuerdo perfectamente, trabajaba con mi papá, la universidad no me aceptaba en la carrera que yo quería, así que inicié en otra que no me motivaba. Un 25 de enero, día del cumpleaños de mi papá, no tenía para regalarle un perfume que él quería, ese día dije me voy del país. Eso fue en enero 2018 y en marzo del 2018 ya estaba en Argentina. Elegí este país porque quería estudiar Medicina, era una buena universidad y pública. Además la situación del país, la facilidad de estar legal en ese entonces acá, era muy sencillo. Ahora amo a Argentina y aunque no sé si vaya a estar toda mi vida acá, me siento parte de acá, siento que me acogieron, siento que Argentina me vio crecer, ahora soy la mujer que soy gracias a las oportunidades que tuve y a los errores que cometí acá.

Algunas respuestas que intentan armar el rompecabezas de su vida:

1. ¿Cómo recuerdas a la niña que fuiste?  ¿A qué jugaba? ¿Qué chucherías le gustaban?

“Era muy caprichosa. Después de mis papás tener hijos de otras relaciones y que ya fuesen todos grandes cuando llegué yo, luego de 12 años, aparte que soy la única hija en común de ellos. En ese momento estaban en una buena posición económica y podían darme todo.  La verdad es que fui muy mimada pero al mismo tiempo muy corregida. Mis papás siempre me decían cosas como que nunca iba a estar sola, que siempre contaría con ellos. Mis papás siempre estuvieron, los recuerdo dándolo todo para que fuese feliz. Me gustaba jugar con carritos, no con muñecas, ni con cosas pink, me gustaba jugar a la doctora. De las chucherías, mi favorita en el mundo siempre va a ser el chocolate Savoy, me gustaba la Samba y la Sussy. Recuerdo que mi papá llegaba del trabajo y me traía algo siempre, así fuese un Toronto, siempre algo con chocolate que es lo que más me gusta”.

  2.  Tus padres, cuéntanos un poco de su historia de amor y qué es lo que más valoras de todo lo que te enseñaron.

“Mis papás coincidieron porque mi papá tenía un negocio cerca de la casa de mi abuela materna, entonces se conocieron cuando mi mamá visitaba a su mamá. Empezaron a verse a escondidas, estaban saliendo de relaciones anteriores, lo que ellos me cuentan es que se iban a tomar un café o una cerveza. En ese momento mi papá tomaba mucho con mi tío, quien murió a causa de un accidente y mi papá juró que no iba a tomar más, entonces cuando se veían para tomarse una Coca- Cola y una cerveza, el refresco era para mi papá, pero la mesera siempre pensaba que la cerveza era para él y no para ella (risas). Cuando estaban teniendo sus primeras citas, murió mi abuelo materno, a raíz de eso decidieron vivir juntos, sé que eso fue un 28 de febrero y yo nací 5 años después de que estaban viviendo juntos y 12 años después se casaron por la iglesia evangélica pues mi mamá ya era cristiana”.

“Mi cosa favorita con mi mamá era, en la mañana, cuando nos despertamos y nos tomábamos una taza de café y nos poniamos a hablar o cuando merendábamos en la tarde: café con piñitas, pero en realidad nuestra conversación es el recuerdo como tal que valoro. De mi mamá aprendí la fortaleza y la valentía, siempre me decía que aunque las cosas me dieran miedo las tenía que hacer. Un aprendizaje fallido puede ser coser porque ella es costurera y yo nunca aprendí a coser”.

“Con papi todos los recuerdos son especiales, siempre me enseñó que cruzando el charco había muchas cosas que uno necesitaba conocer. Creo que mi espíritu aventurero viene de él, me impulsó, me dijo vete y vuela. Le agradezco la confianza que siempre me tuvo, confió en que yo siempre iba a hacer las cosas bien. Me enseñó mucho de mecánica, me decía si mueves acá o allá, me explicaba por qué no funcionaba una pieza, me contaba lo que estaba haciendo mientras trabajaba, era reconfortante para mí verlo trabajar y escucharlo a él, hablando de algo que amaba, ese momento seguro siempre venía acompañado de un café o una Coca-Cola”.

“Mi hermano Albenis, siempre fue como mi segunda figura paterna, siempre ha estado para mi, siendo su hermanita chiquita, veía por mi, me defendía e inspiraba, por eso, siempre cuando necesito un consejo voy primero a él”.

3. Eres joven pero has vivido mucho, migrar es como si viviéramos otra vida ¿Qué te deja la migración en términos vivenciales?

“Creo que lo que más le agradezco a Argentina, es que acá haya sido el lugar donde yo me transformé, viste cuando La Biblia dice que Dios es como un alfarero que hace algo a veces para volver a reconstruirte desde cada pieza, siento que eso me pasó aquí, que crecí, creo que he creado vínculos con muchas personas especiales y siento que eso me da la confianza de que siempre voy a conectar con gente chevere esté donde esté.”

4. Dónde dirías que te encuentra la vida ahora que vas a cumplir 24 años, si haces un balance ¿De qué te darías cuenta?

“Diría que estoy como llegando a cierta estabilidad, no porque todo esté bien pero estoy muy agradecida con lo que  tengo ahora, tú puedes ser feliz aunque te duela esto o aquello, aunque estes bien financieramente o no, creo que este último año me había estado tratando muy duro a mí misma, a veces, porque aspiro muchas cosas. Entonces entendí que no me puedo dar tan duro yo también, porque ya seguro me tropezaré con gente que va a intentar darme duro también, porque la vida es así, pero entiendo que estoy llegando a los 24 años y que hay tiempo todavía para las cosas que quiero hacer, para que las cosas se den, me estoy desligando de la necesidad ver todo resuelto de una vez”.

5. ¿Cómo defines y manejas la amistad en tu vida?

“Creo que con mis amistades me gusta ver que están bien, cuando veo lo bueno que les pasa, me digo que lindo y me emociono. El amor se los demuestro en detalles puntuales pero no necesariamente en vernos a diario, aunque nos escribimos, con algunos poco y con otros frecuentemente, pero no necesariamente soy de estar presente físicamente, pero uno sabe hacerse presente, por ejemplo, el regalo que te doy en tu cumpleaños es porque sé cómo eres y te conozco. Estoy segura que sea cual sea mi destino siempre estará alguien que crea en mí o que sencillamente esté para escucharme. Me pasa, que cuando siento que me estoy volviendo muy compinchera yo misma, me doy una pausa. Es importante saber ser amigo pero mantenerlo en balance, muchas veces no les comparto mis problemas a otros para no cargarlos y a veces evito cargarme, con los problemas de los demás, soy mucho de poner límites. La gente que está a mi alrededor sabe que los amo pero que yo soy así, creo que eso es porque mi papá me enseñó a no estar, ni hablar, ni pasar tiempo con cualquiera”.

6. Háblanos del amor, cuéntanos sobre Yosbert.

“Yosbert y yo conectamos por Instagram en plena pandemia, creo que eso nos hizo conocernos mucho, teníamos citas muy seguidas y diferentes, como ir a ver el atardecer en Bosques de Palermo y otras paseos o actividades, que no podríamos hacer en la cotidianidad normal. Lo que siempre destaco de él, es que fue demasiado buen criado, yo lo destaco y lo pongo aparte, porque su mamá desde que era muy jóven lo enseñó bien, para que pudiera valerse por sí mismo, es un hombre totalmente, independiente. Claramente no estaba buscando una mujer que lo terminara de criar si no que buscaba crecer y como yo también buscaba el crecimiento, creo que en eso coincidimos. Siento que su forma de amar, es muy particular, es desde la paciencia, desde la escucha, desde la contención, así es conmigo y con todas las personas que están a su alrededor. Me tiene una paciencia increíble a mí y a Odín también. Yosbert es la figura de amor en nuestra casa”.

7. Odin tu perrito, ¿cómo se porta y cómo llego a tu vida?

“Siempre tuve perros en Venezuela, más que todo perros chiquitos, un poodle y una chihuahua. Acá desde que llegué quería tener un perro. Cuando decidimos vivir juntos, él nunca había tenido perro pero le inculqué el amor por los perros, así que estuvimos buscando de adoptar uno por varios meses. Odin llegó de una forma muy particular, cuando vas a adoptar hay que llenar un formulario, llenamos muchos y no nos llamaban. Un día pasamos por una tienda para animales, entonces le consulté a la chica si sabía de algún perrito para adoptar y le dejé mi número. Al día siguiente me dice que le habían llegado 2 perritos que estaban abandonados, había una niña y un niño, Odin tenía en ese momento como 45 días de nacido, no sabía si era macho o hembra, pero apenas lo vi dije que: el que tiene la manchita en la nariz. Era una cosita chiquita y ahora es un perro grande, me cambió la vida totalmente, creo que me ayudó mucho, los animales sienten mucho cómo estás, cuando mi papá se enfermó, él estaba conmigo y casi que me secaba las lágrimas. Odin ha crecido conmigo, me ha hecho más responsable, es mi muchachote, es tremendo y lo amo increíblemente, aunque hay gente que dice que no, él es mi hijo”.

8. Todos somos extraordinarios de alguna forma, tú, ¿Por qué consideras que tú eres extraordinaria?

“Por que me considero imparable, cuando me determino a hacer algo, no paro hasta que lo consigo, eso es algo que me define. Soy muy creativa, sumamente creativa, sé que soy suficientemente buena, aunque a veces me autosaboteo, realmente si lo soy. Uno de mis grandes sueños es hacer las cosas que realmente me gustan como pintar. Mi mente va a mil, pienso en mil cosas que se pueden hacer y que tengo pendiente, mi plan es fortalecer una de esas ideas, darle crédito a mi cerebro que se mantiene tirándome data y yo como que todavía no la estoy agarrando del todo. En el futuro me veo viviendo de mi creatividad al 100% y a lo que me dedique sea a disfrutar mi vida, tener cierta libertad de poder hacer lo que quiera y cuando quiera. Lo único que quiero ver en mi futuro, es ser alguien que haga lo que ame y lo que le guste, alguien que viaje, disfrute y conozca lugares y personas nuevas. Voy a poner todo mi esfuerzo para que eso suceda”.

        Nuestra historia tiene que ver, por mucho, por quienes somos en sí mismos, pero también cómo somos con los demás, sobre todo en nuestras relaciones más preciadas, entonces nosotros definimos un poco a los otros y los otros terminan definiéndonos un poco,  por esa razón no podían faltar ni la presencia, ni las palabras de 2 personas muy especiales en la vida de Yelandry Isabel:

         Yosbert hace presencia con amor en la vida de Yela y por eso sus palabras nos ayudan a relatarla también: “Es una mujer inteligente, apasionada, fuerte pero a su vez tan sensible, tiene un corazón inmenso, que las personas que ella deja entrar nos sentimos muy afortunados de estar en su corazón. Recuerdo que en nuestra primera cita íbamos a tomarnos un café y conversar un rato, se convirtió en una conversación de 5 horas (risas). Sé que va a lograr todo lo que se propone y más, su pasión es inmensa. Es una persona maravillosa y con una energía increíble que ilumina el lugar a donde vaya”.

          Su mamita, desde Venezuela se hace presente con sus palabras de ternura para su amada hija: “Su nombre se lo colocó, su papi, su héroe. Recuerdo que escribió varios en una hoja y luego dijo este me gusta y así se va a llamar. Isabel por su abuelita de parte padre él, le decían mamita Isa. Fue una niña hermosa, gordita, cariñosa, con unos rulos bellos y negritos, inteligente y comelona. Lo divertido de mi niña siempre era  y es, su carisma, su sonrisa, le gustaba participar en todo, bailes y obras, era muy coqueta. Concursaba y ganaba. Es muy “salía” y lo que se propone lo logra.  De ella extraño todo, pero más su compañía, éramos las dos para todos lados, no había un fin de semana que no saliéramos de compras o a arreglarnos el cabello o las uñas, patas de perros nos decía su papá (risas). Es una hija con un corazón grandote, muy pero muy valiente, luchadora, con una mente grande y un propósito  que Dios le tiene preparado para cumplir sus sueños y metas. Estoy segura de ella, la creo capaz de muchas cosas grandes, que sé que las cumplirá porque es una verdadera guerrera, siempre lo ha sido. Lo que ella dice es así y más nada. Para mí lo significa todo, mi niña mi consentida, la más chiquita de mi corazón, le pido a Dios que me la bendiga siempre. ¡La amo muchoooooooo! Hoy quiero desearle que tenga un maravilloso y bendecido cumpleaños, que tenga un día muy divertido agradable y que me la consientan mucho, ya que por la distancia no lo puedo hacer pero desearía con toda mi alma que estuviera aquí a mi lado y comérmela a besos y abrazos. La extraño mucho, siempre será mi niña consentida. ¡Que Diosito me la bendiga siempre y grandemente,  le abra puertas de bendiciones y me la mantenga con mucha salud!”.

Por mi parte, coincidí con Yelandry Isabel en menos de un mes de mi arribo a Buenos Aires, fue probablemente la primera amiga venezolana que conocí aquí. Me acuerdo que desde el principio tuvimos mucho en común: la cara redondita, hablar y reírnos bastante, amor por Mérida, gusto por el maquillaje y las promociones de Farmacity y de Avon, la hora de llegada, el encanto por la fotografía y muchas ganas de hacer bien las cosas aquí. Nos decían con frecuencia que nos parecíamos, que éramos hermanas o nos preguntaban si yo era su mamá, no sabía si reirme o llorar ante la insinuada posibilidad de haber tenido una hija a los 13 años que le llevo, pero siempre me resultó gracioso. Debo decir que mi gusto por las fotos me torna exigente cuando me hacen fotografías, sé que a ella le pasa igual, es una fortuna encontrar en ella, alguien que me hace buenas fotos y que cuando nos juntamos no tenemos problemas en sacarnos tantas como sean necesarias para que nos gusten a las 2 (risas). Trabajamos juntas un poco más de un año, hasta que llegó la pandemia y separó nuestras jornadas, pero la amistad quedó. De entonces la recuerdo tan intensa como el rojo de su cabello en aquel momento, una chamita que se vino sin miedo a vivir a otro país. A ratos la veo como una hermanita menor, otros la asumo como igual, una amiga sincera y una mujer grandiosa. Ineludiblemente coincidimos en el amor por nuestros padres y en las ganas de echar pa’ lante. He visto como se ha reinventado y evolucionado acá, sin importar su edad, ha sido guerrera, valiente y capaz. La veo y entiendo que quizás su juventud la exonera de esas cargas que, tal vez, mientras más adultos nos imponemos, entonces la admiro y celebro todo lo que ha logrado y me esperanza saber que todavía le queda mucho por lograr. Hoy le deseo que sea feliz, que Dios cumpla en su vida la bendición que la acompaña en la amorosa oración de su mamá y en el recuerdo heroico de su papá, quien siempre estará, cada vez que sonríe, igual cuando llora, cuando lo logre pero también cuando caiga y se levante.  ¡Te quiero, te celebro con amor y bendición Yelita de mi corazón!

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