3 Razones para NO conocerme

3 Razones para NO conocerme:

 

¡Hola! Soy Roysbel Vielma, aunque se supone que no debería decirles mi nombre porque la idea de este escrito es presentarte 3 razones por las cuales no me deberías conocer y, bueno pensandolo bien, mi nombre es otra razón, así que aquí va la 4ta pero de 1ra: tengo un nombre complicado para escribir y pronunciar. Roysbel es la mezcla de los nombres de los abuelos de otra Roysbel que no soy yo, en Venezuela les encanta combinar los nombres de los padres, a esta chica la nombraron así en honor a sus abuelos, Roseliano e Isabel, al menos mi abuela paterna también se llamaba Isabel, así que por ahí voy bien. El tema es que mi papá conocía a un Dr. allegado a la familia que bautizó así a su hija y nada mi papá no se complicó mucho, le gustó y me lo puso a mí también. A mí toda la vida me ha resultado ardua la tarea de asegurarme que lo escriban y lo pronuncien correctamente. De niña pensaba que era único pero he descubierto que somos varias, aunque no se escriban igual termina siendo bastante parecidos. (Por cierto si conoces otra Roysbel etiquetala en los comentarios y así capaz formamos un grupo de WhatsApp para hacer terapia grupal por tener un nombre complicado).  Hace 5 años que  emigré a Argentina, aquí a todos le abrevian el nombre, así que me dicen Roys y hasta Ro, como en Venezuela mis afectos más cercanos me llaman Roys, Roys me quedé, por cierto que me pueden seguir en mis redes sociales, soy @roysvielma. Estoy más que reconciliada con mi nombre, entiendo su relevancia y poder en mi vida e identidad, pero se supone que tenía que empezar con algo chistoso para engancharlos y que se animen a leer hasta el final. 

 

  1. Me valgo de la frase filosofica del rapero Kase-O, “Yo tampoco sé cómo vivir, estoy improvisando”: si miro mi vida ahora, creo que hay muchas cosas que habría imaginado muy diferentes, como por ejemplo estar tan lejos de mi familia; migré porque me tocó,  a veces no sé ni decir ni qué hacer, dudo y desconfío de mí; sé que soy capaz pero me autosaboteo, postergo lo importante, dejo que me gane lo urgente, me cuesta reconocer cuando me equivoco, soy impulsiva y muy emocional. No sé disimular, soy llorona, sentimental, me emociono y me distraigo con el más mínimo detalle, camino viendo al cielo, para encontrarle formas a las nubes o por la emoción que me causa la impresión de sentir que ese edificio se viene sobre mí, me detengo a mirar flores y le pongo nombres a las plantas que tengo en mi balcón. Soy impaciente, no siempre disfruto el momento, por estar pensando en cosas que tengo que hacer después, a veces quiero que todo sea ya; quiero pasar al resultado y saltarme el proceso, a veces me gana el desaliento. También soy de ese escaso grupo de personas que todavía cree en el amor para siempre y en Dios, tengo una profunda convicción de que la fe nos conecta con nuestra mejor versión, a veces dudo y me cuesta sentir a Dios; en medio de las situaciones difíciles y de las injusticias de la vida, al final siempre decido confiar por que me demuestra su amor y bondad. Soy un libro abierto, soy muy dada, me encariño rápido, confío en todo el mundo, honestamente me molesta la falta de responsabilidad y compromiso; no entiendo porque hoy en día todo resulta tan complicado y se promueve tanto el facilismo.  Tenía y sigo teniendo muchas dudas sobre cómo hacer y de qué hablar en la primera entrega de mi canal de YouTube,  que hoy resumo en este escrito, sin embargo aquí estoy haciéndolo, porque decidí que el miedo serviría para impulsarme y no para paralizarme.   

 

  1. “No soy ejemplo de nada”:  No ejerzo ni vivo de lo que estudié, he tenido y tengo varios emprendimientos, aunque ninguno todavía es, todo lo que sueño y estoy segura que pueden llegar a ser. Encontré en las finanzas y en las encomiendas una vía de escape a lo mal pagada que es la educación y lo amarillista que resulta el periodismo actual. He tenido diferentes trabajos en los que he sido muy competente y he tenido muchos aprendizajes, pero la verdad es que me habría encantado hacer hasta el último postgrado, y una carrera brillante en docencia universitaria, pero tuve que irme al tercer año de mi ejercicio profesional en la UCV, por las razones ya bastantes conocidas de lo que pasa en Venezuela ahora mismo.  A mi edad mi mamá ya tenía 2 hijas adolescentes, yo estoy felizmente casada y enfocada en mis emprendimientos, en viajar y disfrutar, antes de pasar a la siguiente etapa, respuesta que no parece satisfacer a cualquiera que obviamente no se abstiene de preguntar por los hijos, porque no hemos aprendido que hay cosas que no se preguntan que son netamente asunto de los demás, porque incluso aunque el motivo sea el amor, se nos olvida que el otro es diferente y no tiene por qué ver la vida como la ve uno, que cada uno asume sus procesos y tiempos de forma particular. Soy inconstante con la alimentación saludable y el ejercicio, llevo varios años intentando que formen parte natural de mi rutina pero la verdad es que me cuesta un montón. Digo que quiero ahorrar pero apenas se me atraviesa un nuevo destino turístico o un nuevo lugar para comer o conocer me desvío con terrible facilidad de mi plan de ahorro. Presto más dinero del que estoy dispuesta a perder pues me cuesta y me duele mucho decir que no, lo asumo desde la culpa y las ganas de resolverle la vida a todo el mundo, hasta que recientemente me percaté que es un acto de coraje y hasta de empatía resolverse a uno primero para así poder ayudar a los demás, entendí que es impostergable cuidarse, eso empieza por proteger y amar nuestro cuerpo como espacio primario de nuestra existencia y delimitar nuestras competencias en la vida, propia y ajena.

 

  1. “Hablo mucho, escucho poco y no presto atención”: esto bien podía estar inserto en el ítem anterior, pero merece especial atención, porque puedo estar frente a ti, y literalmente no estar escuchando ni una palabra, no es que no me importes, ni que no te quiera, pero es que mi cerebro parece funcionar de forma aislada a mis oídos y a mi capacidad de escucha, me distrae, me manda listas de pendientes, cosas por hacer, mensajes que no he respondido, cuentas que tengo que pagar y cualquier otra tontería que te puedas imaginar, y de repente caigo en cuenta que estoy ahí con el otro en frente, supuestamente escuchándolo, me siento mal y me da pena con los demás y conmigo misma, es algo en lo que vengo trabajando hace un tiempo que ha resultado complicado la verdad. Por si fuera poco trabajo con mi celular, es verdad que tengo que estar on-line en promedio entre 10 y 12 horas al día, sobre todo porque el tema de las remesas no espera, amerita pronta respuesta y resolución porque a veces puede ser una emergencia pero igual luego me queda la ansiedad de revisarlo cada 2 minutos, a ver si hay nuevas notificaciones. Descubrí que este fenómeno se denomina FOMO por sus siglas en inglés “Fear of Missing Out”, y es el temor a perderse algo importante por estar desconectado. Seguramente también te ha pasado, si vamos ya mismo a mirar las estadísticas de tiempo de conexión a nuestras redes sociales y a nuestro celular, podríamos asustarnos. Pero como siempre elijo la esperanza, quiero pasarme al otro lado, a ese espacio donde hay gente productiva y capaz generando contenido de valor en diferentes plataformas que aporten sentido y valor a la vida, tanto propia, como a la de las personas que me rodean. 

Si te quedaste hasta acá es justo que te cuente al menos una razón por la que yo me daría una oportunidad y me conocería:

Hoy estoy dispuesta como nunca antes en mi vida a RECONOCER, esa palabra poderosa de 9 letras, que además es un palíndromo, se escribe igual al derecho y al revés,  porque reconocer es un camino hacia fuera, vemos las virtudes y defectos de los demás con mucha claridad, pero nos cuesta demasiado reconocer nuestros desaciertos e incluso aplaudirnos nuestros logros y virtudes, reconocer también es un camino hacia nosotros mismos, porque reconocernos en todas nuestras dimensiones es tan necesario como liberador, reconocer nos libera del peso de aparentar o pretender ser perfectos, somos humanos por lo tanto fallamos, por eso hoy reconozco que me equivoco, que he fallado, que necesito ayuda, que no soy totalmente independiente, que debo ser mi mejor versión y me comprometo seriamente a reconstruirme un poquito cada día. Admito que me costó mucho arrancar con este proyecto aunque lo albergo hace mucho en mi corazón con entusiasmo y pasión,  pero también reconozco mis fortalezas y virtudes:

 

  • desmarcada

    Promuevo la alegría

  • desmarcada

    Soy entusiasta 

  • desmarcada

    Soy capaz 

  • desmarcada

    Soy elocuente

  • desmarcada

    Termino lo que empiezo 

  • desmarcada

    Cocino delicioso

  • desmarcada

    Canto en la ducha

  • desmarcada

    Siempre te voy a alentar 

  • desmarcada

    Creo en la gente

  • desmarcada

    Creo que Venezuela puede cambiar 

 

Yo soy Roysbel Vielma, soy yo, mujer, esposa, hija, hermana, nieta, tía, sobrina, prima, amiga, profesora, periodista y emprendedora

 

¿Y tú quién eres? Me gustaría conocerte, cuéntame desde donde me lees? Y si quieres también, cuéntame razones por las que no debería conocerte, porque si leíste hasta el final ya me conociste mucho y a mí me encantaría conocerte también a ti. 

 

 

¡Gracias y nos leemos en la próxima!