María Consuelo despliega consigo dos místicos nombres. María, de origen hebreo se interpreta como escogida por Dios. Consuelo, de raíz latina significa alentar y reconfortar. Oriunda de La Azulita, un hermoso pueblito merideño. Llegó al mundo un 22 de agosto de 1939. De ojos verdes como la esperanza misma pero a ella le gustan todos los colores, dice que todos son hermosos por igual. Le gustan los claveles, las calas y las azucenas, esas bonitas que se dan en el campo. De los ritmos musicales prefiere las rancheras y las melodías con cuatro y violín. De las frutas le resultan muy sabrosas el cambur bien amarillo y la lechosa. Toda su vida se ha destacado en la cocina, le gusta comer y cocinar cochino, carne rellena, morcilla, sancocho de gallina y de postres el arroz con leche y el majarete. Todo lo prepara exquisito afirman sus comensales predilectos: hijos y nietos. Además aseguran que sus hallacas son las mejores y que hace un ponche crema espectacular. Como buena amante de la navidad, le encanta que toda su casa se vista como dice ella, con todo alusivo al festejo decembrino. Cuando sus hijos eran pequeños montaban un arbolito hecho con chamiza seca, lo revestían con espuma de jabón hasta que quedaba blanquito, después lo decoraban y ya con las lucecitas de colores se veía bellísimo. Es una preciosa dama, hace gala de belleza tanto interna como externa. La simpatía de su semblante evoca paz y claridad. A sus 81 años agradece a Dios por la vida y la fortaleza que tiene, en este relato nos cuenta de ella, extracto de sus vivencias, nos deja saber alegrías y tristezas de su vida. En resumen, nos deleita con la hermosura de Pancha, como es llamada amorosamente por su familia.
Para comenzar nos narra de su grupo familiar de origen, padres y hermanos, agrega vivencias de su niñez y adolescencia. “Nací en La Azulita pero cuando estaba pequeña, como de seis meses me trajeron para Jají. Me crie en Jají en una finca, que nosotros llamábamos finca La Playa. Crecí con papá y mamá, trabajábamos mucho. Yo ordeñaba vacas, hacía quesos y los vendía. Hacía también tungos, Edecio los llevaba y los vendía en la plaza, después me traía la plata, porque a mí me ha gustado producir y tener platica desde un principio de mi vida. También tostaba y molía café, lo vendía por kilo. Todas esas cosas hice yo y siempre me iba bien. Mi infancia fue de mucho trabajo pero también disfrutábamos ser niños, jugábamos con las primas en esos potreros, nos lanzábamos con un cuero de vaca. Éramos trece hermanos, cuatro varones y nueve hembras, han fallecido tres de mis hermanos y 2 de mis hermanas, siempre los estoy recordando así no estén, así hayan muerto los recuerdo, yo los quise mucho. Siempre me porté muy bien con mis hermanos gracias a Dios”.
“Mi papá me quería mucho y yo también lo quería mucho a él. Papá Diógenes me llevó una serenata cuando cumplí 15 años, eso fue con violines, cuatro y maracas. Yo me emocioné mucho porque yo adoraba a mi padre, nos queríamos de parte y parte. El ser querido que yo tenía era mi padre. Y mamá ni se diga, vivió conmigo, hasta que se murió al lado mío. Nunca me separé de ellos, jamás. Papá también murió aquí en frente de la casa mía, que era donde ellos tenían su casa, allí vimos morir a papá. Después quedó mamá y yo seguí viendo de mamita hasta que llegó un tiempo en que ya no pude subir más las escaleras. ¡Hasta aquí ayudé a mamá, ahora sí les toca a ustedes! Les dije a los hermanos porque no podía subir esas escaleras. Pero viví siempre junto a ella, la vi morir también. Le dio un ACV y la llevaron al hospital, el médico dijo que ya no había más que hacer, se la llevaron a donde mi hermano Ricardo. Allá fuimos, estábamos todos cuando ella murió. Mamá ahí salió de este mundo para el otro. Fue muy triste verla partir, así como a mis hermanos, primero fue Freddy, segundo Edecio, luego Elacio, también Luisa e Isabel, a todos los he recordado siempre con amor”.
Uno de los rasgos que define a consuelo es su amor por la cocina, sin duda es el ingrediente secreto para aderezar sus platos. “Me gustaba cocinar mucho, hacer carne rellena, sancochos, ensaladas, de todo me gustaba cocinar. Las hallacas que yo hacía en diciembre eran perfectas, también hacía ponche crema y me quedaba muy sabroso. En semana santa los platos eran: pescado, arroz con leche, los envueltos, sopitas de arvejas, pastelitos y el majarete. El majarete se hace sancochando el maíz, se muele y se cuela bien en un paño, se pone a cocinar con la panela, con azúcar y se le echaba canela. Quedaba muy sabroso, a mi papá le gustaba mucho”.
Se casó a los 21 años con Francisco, su amor de toda la vida. Son sesenta años los que cuentan juntos ya, un número que se escribe fácilmente, complejo es trasladarlo a la realidad, vivirlo a diario en la cotidianidad, requiere mucha entrega, entendimiento, paciencia y compromiso. Son un orgullo para sus hijos y nietos y un ejemplo para nuestra familia. Son muestra concreta del amor longevo, leal, permanente y grande. Nos pasea por la consolidación de su propia familia. “Cuando nos casamos fue el prefecto a la casa, primero nos habíamos casado por civil, recién casados vivíamos en la casa, pero papá no lo admitió, así que después nos casamos por la iglesia. He compartido mi vida con él y tuvimos nuestros hijos. Tuve cuatro partos, a Elsy la tuve en La Playa, en Jají. A Jonás en el Hospital de Mérida. A Maricela y a Iliana en Jají. Sufrí mucho para parirlos, pero me asistían los médicos y las enfermeras de la medicatura de Jají. Yo guardaba por completo los cuarenta días de reposo luego de cada parto, me daban sancocho de gallina y mucho chocolate para que me bajara leche, pero no pude dar teta. Mis hijos hicieron sus vidas y yo me quedé hasta ahora con mi esposo”.
“Cuando me nacieron mis hijos fui muy feliz. Me acuerdo cuando nació Elsy mi primera hija, ella me acompaña con amor, es la más que está conmigo siempre. Maricela es mi segunda hija, es muy buena, no me ha dado nunca un mal sentir. Las dos siempre han sido muy bondadosas conmigo y con su papá y con sus hermanas también. Siempre está pendiente, todos los días llamándome. Maricela tuvo dos hijos maravillosos, Juliano y Andres, que los quiero demasiado. Ilianita es la menor, me dio mucha ilusión cuando nació, se graduó muy bien. Ilianita tiene su hogar y dos niñas muy bellas, Oriana y Mariana. Mis nietos son un amor, cuando nacieron los cinco nietos que tengo yo me contenté mucho, los quiero a todos los cinco por igual, no tengo preferencias con ninguno. Tuve cuatro hijos, tres hembras y un varón, el varón se fue, se lo llevó Dios, allá está descansando”.
Nos cuenta sobre Jonás, su único hijo varón, amor de su corazón. “A él me le dio esa enfermedad tan brava de azúcar muy joven, así que yo siempre estaba pendiente de él, estuve pendiente hasta su último día. Ese día se llevó la arepita y se la comió, a la mañana siguiente yo lo llamaba porque él siempre venía a medirme el azúcar y a inyectarme, lo llamaba y lo llamaba pero no me contestaba. Llegó mi esposo de la calle que andaba haciendo unas diligencias, yo le dije y fue a ver, cuando lo encontró ya había fallecido. Dios me ha dado mucha fortaleza, pero no hay momento ni hay día que yo no recuerde a mi hijo. Tuvo esa enfermedad, yo que tengo azúcar se lo brava que es, más el que fue tipo uno y le dio jovencito, pasó todo el tiempo que vivió aquí en la tierra con eso. Yo sé que Dios se lo llevó, tengo fe que está descansando en la paz del Señor. Él estuvo casado con Carmen, quien ha sido una persona muy buena, siempre ha estado pendiente de mí y llamándome. Tuvieron a Dianita, ella es calidad, muy buena gente, me quiere mucho, siempre que me llama me dice que cómo está la abuelita que quiso tanto al hijo porque ella sabía que yo quería mucho a Jonás”.
Sus hijas retratan con profundo afecto a su mamita Consuelo:
Elsy: es la mayor, fiel compañera de su mamita, preciosa como ella relata con amor memorias con su madre. “Mis recuerdos con mamita son muy bonitos, me decía usted es la mayor tienes que darle ejemplo a sus hermanos. Es un amor tan bello. Me enseñó lo bueno y lo malo. Cuando cumplí quince años me hizo un vestido muy bello, era largo y de colores, me compró mis primeros zapatos con tacón, yo estaba muy feliz, además me hizo un rico almuerzo, ay mamita también estaba feliz. Cuando me casé, hizo una carne rellena aquí en la casa y festejamos con los invitados. En sus posibilidades me daba todo. Cuando mis padres cumplieron 30 años de casados lo celebramos en Valera con mariachis, ellos bailaron, a mamá y papá les gustaba bailar mucho. Me enseñó a amar y respetar a Dios, a ser honesta y como ella dice a ser bien portada y a ser buena hija. Ahorita ella está a veces como ausente casi no escucha, son 81 años ya, ha cambiado con los años. Estos últimos 10 años he estado con ella, siempre a su lado. Cuando ora a Dios lo hace tan bello. Su esposo Francisco, nosotras sus hijas, todos sus nietos y sus yernos amamos a Pancha, así le decimos a mamita. Es excelente madre, todo lo que sé y soy se lo debo a ella. Me siento orgullosa de ser su hija”. A Elsy le agradezco especialmente por la paciencia, el cariño, el tiempo y todo el apoyo que me brindó para poder contar esta historia, me ayudó a hacerle las preguntas, grabó con mucho esmero en unos audios magníficos las historias de mi tía. Muchas gracias prima preciosa y querida, sin ti contar esta historia no habría sido posible. ¡Abrazo gigante con todo mi amor!
Maricela: “de mamá tengo muy bonitos recuerdos. Era muy esforzada, luchó mucho, solo nos dejaba para salir a trabajar o hacer una diligencia, muy hogareña y le gustaba compartir en la casa. A nosotros nos cuidaba la señora Luisa Angulo, era de allá de La Playa, ayudaba con las cosas de la casa y nos cuidaba mientras mamá trabajaba. Junto con mi papá siempre mataban cochinos y hacían morcilla y chicharrón, los turistas llegaban a la casa porque era famosa por sus morcillas y sus arepitas de chicharrón, a la gente le gustaban. Llegaban buscando al señor Francisco y a la señora Consuelo. Iban muchos turistas en ese entonces. Siempre tuvo una máquina de coser, la tenía en nuestro cuarto, ella en muchas ocasiones nos hacía nuestros estrenos de navidad. Nos llevaba a mí y a Elsy donde el señor Ramón Maldonado que vendía telas y nos ponía a escoger la que más nos gustara, recuerdo que me gustaban las telitas de flores y de cuadritos. Además nos hizo los uniformes, eran batas blancas allá en la escuela de Jají. También se hacía sus vestidos, mamá siempre mantuvo un cuerpo muy bonito, unas piernas gorditas, bien delineadas y bonitas. Siempre con sus ojos claros y su pelo liso. Hubo un tiempo que se hacia la permanente, siempre quería ir a Valera a hacérsela allá con una estilista que Elsy le consiguió y le gustaba como le hacía sus crespitos. En Mérida también se lo hacía con otra señora, para ella era una religión arreglarse su cabello. A mamá le encanta la navidad, le gustaba mucho hacer sus hallacas, las hacía deliciosas. Eso era como un festín, se levantaba muy temprano, mi papá picaba la carne, mi mamá hacia el guiso con él y nosotros alrededor de la mesa. Después las cocinaban en leña, era un día como de fiesta preparar las hallacas por ese compartir en familia. Me acuerdo del arbolito de navidad, mi papá nos buscaba unas chamizas bien bonitas en el campo, había un jabón de caja anaranjada, creo que era Nevex, se preparaba con agua tibia, así jabonosa para vestir el arbolito, hasta que quedaba blanquito, blanquito, blanquito. Esperábamos hasta el otro día que se secara, uno lo empezaba a armar, poniéndole sus adornos, sus bambalinas y su jueguito de luces, lo hacíamos en la salita de afuera, donde se sentaba todo el mundo cuando nos visitaban. A mis padres le encantaba, siempre les gustó mucho la navidad, era motivo de alegría. Mi mamá se emocionaba mucho porque esperaba a la familia y la iban a visitar sus hermanos, llegaban los tíos: Pepa, Carmen, Ricardo, Elacio, Edecio y Freddy, todos. A todo el que llegaba le daba su hallaquita, no dejaba que nadie se fuera sin que se comiera su hallaca. Me acuerdo que Iliana nació después que muere mi abuela Carmela, la mamá de mi papá, creo que Jonás tenía nueve años cuando mamá salió embarazada de Ilianita. Recuerdo que al principio me puse celosa, pero después estaba emocionada porque iba a tener una hermanita. Recuerdo cuando la dio a luz, la atendió un doctor de Jají. El cuarto de mi mamá tenía una ventanita que daba para el baño, ahí pusieron como una almohadita para que nosotros no viéramos. Yo escuchaba cuando el doctor le decía: ¡Puja Consuelo! Y escuchaba a mi mamá tan valiente dando a luz a Iliana. Después la apoyé mucho, tendría como 12 años y la ayudaba a cuidarla, estábamos muy pendientes, Elsy y yo de mi mamá y de cuidar a Jonás que estaba pequeño. Siempre fuimos muy responsables, mamá nos inculcó que teníamos que tener responsabilidad, nos enseñó a hacer los deberes. Arreglábamos nuestros cuartos, limpiábamos la casa, me acuerdo que los fines de semana arreglábamos la casa, los sábados eran de limpieza. La mayor parte de nuestra infancia transcurrió en Jají, luego nos vinimos a Mérida que era donde mamá trabajaba. Fue cuando mis padres construyeron la casa en Los Chorros, nosotros salimos de la escuela y teníamos que estudiar en el liceo. Primero nos vinimos a vivir nosotros, Elsy y yo con mamá Corina, así fue como decidieron construir esa casita que está ahí en frente de la de mamá Corina. Le gustaba mucho jugar a las cartas, a mi papá también, en la casa de Jají se reunían los tíos: Ricardo, Freddy, Edecio y Elacio. Eso era mucha gente que llegaba porque les gustaba jugar a las cartas. Cuando nos vinimos a vivir a Mérida, ella compartía mucho con las primas Dávila, las hijas de tía Mena, Sara, Gladys y con las hijas de Vitalia. Se iba a con mi papá los sábados y pasaban allá la tarde jugando cartas, eso a ella la distraía mucho, jugar y compartir, hacían chicha y mazamorra. Para ella era algo religioso ir los sábados para Belén a compartir con las primas. Mi mamá siempre ha sido una mujer muy independiente, mucho, eso lo heredamos Elsy, Iliana y yo, también Jonacito que ya no está con nosotros. Hemos sido muy trabajadoras, guerreras y echadas para adelante, sabemos que hay obstáculos pero ahí estamos, que nos podemos caer pero nos levantamos, que no es fácil pero tenemos que seguir. Mamá nos enseñó a eso, a luchar por lo que se quiere y no darnos por vencidas. También a ser fuertes pero permitirse, si hay momentos en que uno se puede sentir triste o deprimido, pero al otro día hay que levantarse, sacudirse y seguir, la vida continúa. Esa es mi mamá, admirada y guerrera. Si alguien admiro en mi vida es a mi mamita. Ha luchado con mucho, una enfermedad fuerte, cuando murió papá Diógenes, también cuando se fue mamá Corina y el perder a su hijo que ha sido uno de los dolores más grandes para ella. Yo pensé de verdad que mamá no iba a superar la muerte de mi hermano, pero de verdad ha sido una dura mi mamita, muy fuerte, tiene una fortaleza. Ella dice siempre que recuerda a Jonás cada minuto, cada día que pasa y que nunca lo olvida, que se levanta y lo primero que hace es mirar para arriba y le parece que lo va a ver. Él vivía en la planta de arriba de la casa, ella se paraba en el lavadero y él salía por la ventana que daba al lavadero y le pedía la bendición. Ella dice que desea verlo así otra vez parado ahí pidiéndole la bendición. Fue un golpe muy duro para mi mamá, cuando supe que Jonás había muerto pensé que mamá se iba a ir detrás de Jonás, pero ha tenido mucha fuerza, Dios le ha dado una fortaleza muy grande. Es admirable mamá, porque también ha lidiado con una enfermedad muy fuerte como la diabetes, pero también ha tenido mucho amor de sus hijos, de sus nietos y del yerno que tiene allá con ella. Elsy es la que está más pendiente porque está ahí cerca, también Iliana. Yo vivo más retirada, estoy en Barquisimeto, de hecho no he podido ir desde febrero pero espero ir a compartir las navidades con ella y en familia”.
Iliana: “uno de los recuerdos que guardo con mi mamita, es que de niña siempre me llevaba al preescolar, yo estudié en Fe y Alegría y ella trabajaba allá, me subía todos los días con ella y nos bajábamos juntas. Eso fue una etapa muy linda en mi vida, porque estaba muy cerca de ella y al mismo tiempo estudiaba. Es algo que recuerdo con mucho cariño. Siempre la acompañaba en la cocina cuando estaba cocinando, conversábamos y echábamos cuentos. Cada vez que me enfermaba era ella quien me acompañaba, me daba los medicamentos, en mi caso estuve varias veces hospitalizada porque me daban unas crisis de asma muy fuertes, era ella quien se quedaba conmigo y estaba pendiente de mí. Tanto en el hospital como cuando me daban el alta, estaba pendiente de darme el tratamiento. De mamá recuerdo muchas cosas lindas, un ser humano noble, sencillo y sensible. Siempre dispuesta a ayudar y a servir, lo fue así mientras pudo valerse por sí misma, porque ahora todavía puede, ella cocina y todo sin embargo requiere alguna ayuda, su equilibrio no es el mismo, se cansa con más facilidad por las piernas, la misma diabetes le genera dolores musculares fuertes. Va perdiendo algunas destrezas y algunas habilidades, eso hace que ya no esté tan activa y a veces se siente adolorida. Mamá es un ser hermoso. Cuando estaba en bachillerato siempre que llegaba del liceo, ella me esperaba con el almuerzo servido y calientito. Siempre muy amorosa, muy, muy amorosa y muy pendiente de uno. Cuando entré en la universidad siempre pendiente de mí, de prepararme la comida y todo, para que estuviera tranquila y tuviera el tiempo de dedicarme a estudiar. Como abuela ha sido maravillosa y entregada completamente, me ayudó muchísimo tanto con el parto de Oriana como con el de Mariana. Uno guardaba la cuarentena y ella venía todos los días, los cuarenta días, a mi casa y se pasaba toda la tarde conmigo. Estaba pendiente, ayudándome para darles teta a las niñas, para bañarlas y cuidarlas, pendiente de mí y apoyándome. Lo mío fueron dos cesáreas y siempre uno queda como convaleciente y adolorida, las primeras semanas uno necesita de mucha ayuda y mucho apoyo, la verdad es que mamita fue incondicional. Por supuesto también me preparaba las sopitas de gallina y los tés que debía tomar para que bajara la leche, siempre atenta a todo. Siempre la familia ha girado alrededor de ella, constantemente tratamos de estar junto a ella y junto a papi, acompañándolos en las fechas más importantes, en navidades nunca los dejamos solos, siempre pendientes de acompañarles. Ahora ayudándoles a vestir la navidad porque todavía les sigue gustando mucho que uno le decoré la casita con todo lo alusivo a la navidad. Actualmente ya no hace hallacas pero sí nos dice la receta y los ingredientes para la elaboración, así como en Semana Santa nos orienta en la preparación de los platos que ella ha mantenido la tradición de preparar. Cuando llevé a Enrique para que hablara con ellos que íbamos a iniciar una relación, mamá siempre fue muy receptiva y muy cordial, le tiene mucho cariño a Enrique, es como un hijo para ella, ella también es como una madre para él. Es un cariño mutuo y reciproco, de parte y parte. Mis niñas la adoran, siempre que la visitamos comparten mucho con ella, le dan abrazos y besos, están pendiente de conversar y de que ella esté activa, para que tenga su memoria lo más lucida posible, que recuerde hasta los más mínimos detalles, así el deterioro que comienza a darse en personas de edad avanzada se haga más lento y ella pueda estar muchísimo más vital. Tengo muchos recuerdos lindos de ella, mi mamita”.
Una de sus nietas es mi buena amiga Diana quien nos refiere con amor de su abue Consuelo: “cada vez que pienso en mi abuela siento profundo amor y admiración, ver sus ojos es ver un amor bonito. Ella es dulce y noble, la madre de mi padre. Mi papi la amaba tanto y ella a él. Su hijito amado, al que más consentía. Siempre recuerdo cómo mi abuela se esmeraba preparándole la comida a mi papá como a él le gustaba. Pensar en la relación entre mi abuela y mi papá es ver la representación de un amor puro y desinteresado. Papá siempre me hablaba de su amor por ella, de lo buena e incondicional que era con él. Mi abuela siempre ha sido consentidora, su comida es la mejor, siempre le preguntaba abue: ¿cómo haces para que la comida te quede tan rica? Y me decía: Siempre hay que ponerle amor. De niña me ilusionaba comer su comida, para mí era perfecta. Nos llevaba a mis primos, Juliano y Andrés, y a mí, de vacaciones a Jají. La pasábamos muy bien. A mi abuela es imposible no amarla y no sentir ternura por ella. Siempre la vi pendiente de su mamá, nuestra hermosa Mamá Corina. Así es mi abue, una mujer excepcional y llena de amor. Ella y mi abuelo nos dieron el mejor de los ejemplos, el valor de la familia, el amor y respeto ante todo. Mi abuela es fuerte, muy fuerte. La recuerdo incansable, manteniendo todo ordenado y haciendo la comida más rica del mundo. Nadie me ha hecho la pasta como ella. Siendo la única hija de mi papá, me apoyé mucho en ellos y ellos en mí cuando él se fue. Lo siento así. Mi abuela dice que yo soy la versión Jonás hecha mujer, que mi carácter es idéntico al suyo y que cuando sonrío ella lo ve a él, ya que sonreímos igualito. Cuando llegó el momento de despedirme de mis abuelos al salir de Venezuela, mi abuela me dijo: «Cuídese mucho, que usted es lo único que me quedó de mi hijo». Realmente son situaciones de la vida en las que debemos ser muy fuertes. Siempre le digo que si llego a su edad quiero ser aunque sea la mitad de lo preciosa que es. Es que mi abue es bellísima, ver sus ojitos verdes es lo máximo, la amo”. A Diana también le agradezco mucho por su apoyo, por orientarme, responder preguntas de última hora y por sus indicaciones que me ayudaron a ordenar la historia. Le doy gracias por hacer presente a Jonás en este relato con sus ideas y cariño. Su aporte fue fundamental para contar a tía Consuelo. ¡Gracias Diani!
Consuelo manifiesta agradecimiento y amor por su vida. “Le doy gracias a Dios por llegar a 81 años y todavía estar parada. Todavía cocino, hago la comida para mí y para mi esposo, pues las hijas están cada uno con su hogar. Para inyectarme si lo hace mi esposo, el aprendió a inyectarme. Primero me inyectaba Jonás pero después como Jonás no existió más, entonces Francisco me inyecta tres veces al día, en la mañana, al mediodía y en la tarde. La celebración de mis 81 años fue muy bonita, la torta la hizo Ilianita y Oriana su hija, Elsy con Enriquito hicieron la parrilla. Los cinco nietos me llamaron desde el extranjero y la nuera me llamó desde Valera, ella sigue siendo mi nuera aunque Jonás haya fallecido. Gracias a Dios que me dio un grupo familiar muy bueno, muy buenos hijos, buenos yernos y buenos nietos. Mi familia es muy buena toda, mi esposo, mis cuatro hijos y mis cinco nietos. A los nietos los quiero mucho, son muy buenos, dos viven en Chile, una vive en Argentina y las dos que tengo aquí, todos son calidad de personas. Que te puedo decir, tengo un grupo familiar muy bonito, no me puedo quejar de la vida, doy gracias a Dios por mi familia, ellos son muy buenos. Yo vivo feliz con mi esposo Francisco, Elsy que siempre está pendiente, Maricela e Ilianita también, llamándome a ver cómo estoy. Al yerno lo quiero como un hijo, ese fue el hijo que me quedó, como Dios se llevó a mi único hijo varón, me quedó Enrique como hijo. Lo quiero muchísimo y lo aprecio, es buen hijo, buen padre y buen esposo. Doy gracias por todo y por ellos”.
Mi tía Consuelo siempre me ha inspirado ternura y serenidad. Me parece una muñequita de porcelana, siempre delicada, de punta en blanco y preciosa. Iniciamos esta conversación y me dice con toda lucidez: ¡Hola sobrina! Soy Consuelo ¿cómo está la familia? ¿Su mamá y su papá? Nosotros estamos bien gracias a Dios a pesar de todo lo que está pasando en el país estamos bien. Yo vivo muy bien con mis hijos y mi familia, estamos todos bien. Percibo vitalidad y energía, me contagia con su cariño y buena disposición. Tengo recuerdos de niña, siempre la visitábamos y ella conversaba con mis padres mientras yo jugaba con Diana su nieta, mi compañerita de juegos en la infancia y mi buena amiga ahora. De adulta su casa era otra bonita parada cuando visitábamos a mamita Corina, nos recibía con abrazos y nos echaba la bendición. Siempre la consideré una gran persona y escribir de ella ahora, me ha permitido consolidar esa visión de una mujer admirable, familiar y hermosa en todo sentido. Cuando se despide me agradece por tomarla en cuenta para Extraordinario Soy, pero quien tiene que agradecerle a ella soy yo por su tiempo, amor y la sabiduría de sus palabras. Me regocija el corazón al hablarme de mi abuelita Isabel, su hermana, me dice que todo el tiempo estuvieron pendiente la una de la otra, que constantemente se llamaban, que siempre ella se llevó bien con su esposo y echaban mucha broma cuando se reunían los 3. Además le envía saludos a mis padres y a mi hermana. Me echa la bendición bonito: Dios la bendiga y la cuide. Muy cordial y querida mi tía. Su precioso nombre me hace pensar en aquella bienaventuranza bíblica en 2da de Tesalonicenses 2:16-17: Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consuelo eterno y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones y os confirme en toda buena palabra y obra. Tía bonita y querida gracias por contarnos tu extraordinaria historia, te abrazo con todo el amor que sea posible entre Buenos Aires y Mérida. ¡Bendición!
Thankyou for this grand post, I am glad I found this web site on yahoo. Mignon Fowler Judie
I think you have observed some very interesting details, regards for the post. Merle Hercules Max
Greetings! Very helpful advice within this post! It is the little changes that produce the biggest changes. Many thanks for sharing! Shandeigh Tedmund Shep
Appreciation to my father who stated to me on the topic of this website, this blog is actually awesome.| Charyl Maurice Geiss
Greetings! I know this is somewhat off topic but I was wondering if you knew
where I could locate a captcha plugin for my comment form?
I’m using the same blog platform as yours and I’m having trouble finding
one? Thanks a lot.!
Pretty section of content. I just stumbled upon your weblog and
in accession capital to assert that I acquire actually enjoyed account your blog
posts. Anyway I’ll be subscribing to your augment and
even I achievement you access consistently quickly
Thank you for this beautiful article. It’s really a good article
you could have an excellent blog here! would you like to make some invite posts on my weblog?