Rosmery Abigail, hermosa, grandiosa, resuelta y proyectada. Su semblante es regio por lo bello y lo evocativo de su personalidad. Organizada, detallista, responsable y muy capaz. De ojos grandes y sonrisa grata, reservada para la simpatía natural. Perfeccionista y metódica. Sus rizos agraciados y castaños han coqueteado con varias tonalidades que le sientan a la perfección. No tiene una comida favorita como tal, en realidad tiene pocas cosas favoritas, por eso no se inclina por número alguno pero con los colores la cosa cambia, le encanta el verde. Es fanática del orden y la limpieza. Le gusta el limón y la guayaba verde. Le fascina comer fresas y moras congeladas con leche condensada, aunque no es muy amante del dulce. Preciosa, interna y externamente, tiene un estilo bohemio muy de ella. Encantadora y elocuente. Es psicóloga, se especializa en relaciones industriales, además es docente, inició su labor educativa en colegios y liceos, actualmente pertenece a la planta profesoral de la Escuela de Psicología de la UCV. Duerme de forma particular, con poses de modelo, pareciera que soñara estar siendo fotografiada. Ávida lectora y muy cuidadosa con sus libros. Procura charlas amenas y nada triviales. Es caraqueña y doblemente caraquista, fanática de los Leones y el Caracas FC, se va al universitario a disfrutar las victorias de los melenudos y al olímpico a alentar a los rojos del Ávila. Es de trato cortés mas no otorga su cariño fácilmente. Come abundantemente y de todo, invariablemente se mantiene en la línea. Es zurda, lo reseña en su biografía de Instagram agregando su peso pluma y dos frases exquisitamente reflexivas: juro solemnemente que mis intenciones no son buenas y me gustaría ser valiente, mi dentista asegura que no lo soy. Rosmery es de origen latino y significa “Rosa del Mar». Abigail, bíblico y hebreo, se traduce como alegría del padre. Llegó al mundo un día como hoy para alegrar la vida de Carlos, América y Roysbel. ¡Feliz Cumpleaños Rosmery Abigail!
Rosme de pequeña era saltarina y traviesa, le gustaba encaramarse en cuanto árbol podía, especialmente en los de guayaba, una de sus fascinaciones. Un árbol de mamón bien frondoso que daba sombra a la casita de Agua Blanca, donde pasó parte de su niñez la recibió en sus ramas una y otra vez. Lo mismo los de mango y mangas también, frutos deliciosos que saboreaba junto a su hermana y buenos amigos de la infancia. De niña se mudó en varias ocasiones, pasó su niñez entre Caracas, Mérida y Portuguesa, lo cual la dotó de una gran capacidad de adaptación. Estudió desde preescolar y hasta tercer grado en la E.B. Emiro Fuenmayor en Mérida. Cuarto y quinto grado los cursó en la U.E.E. La Lucia, estado Portuguesa, mientras que sexto grado fue en Caracas, en la Escuela Miguel Villavicencio. Los 3 primeros años del liceo, en el Carlos Morales y los 2 últimos en el 25 de Julio. Se gradúa como profesora en Educación Integral egresando del IPC-UPEL y más adelante se titula como Psicóloga en la UCV, hubo un tramo de ambas carreras que cursó en paralelo ya que se había propuesto desde niña desarrollar las dos profesiones. Realizó estudios de postgrado en Neuropsicología Clínica y en Psicología Ocupacional. En este momento ejerce consagradamente ambas profesiones.
Sus padres relatan que cuando vivían en El Vigía, todos los viernes iban a comer helados en familia a la heladería Gina y era fijo que Rosmerita diariamente preguntaba a su papá si ya era el día correspondiente para ir a comerse su heladito. Desde niña ha sido colaboradora, le gustaba enseñar a otros niños y ser una estudiante sobresaliente, su foto figuraba recurrentemente en el cuadro de honor. Desde pequeña perfeccionista, quería llevar los mejores trabajos a la escuela y se esforzaba por hacerlos lo más excelentemente posible. Dibuja precioso, siempre le ha gustado y una vez ganó un concurso. Cuando estaba en el liceo asistía a las olimpiadas matemáticas. A muy corta edad ya vislumbraba su amor por la enseñanza, daba clases para alfabetizar adultos con el programa Acude. Una vez de bebé, visitaron un pueblo llamado Montañita, era un viaje misionero y había trayecto largo así que les facilitaron un burrito para que no tuvieran que caminar ni ella ni su mamá. Fue la primera vez que Rosme cabalgó y sus padres cuentan que después lloraba porque no se quería bajar, pero si la volvían a montar se ponía feliz y eso era puro risa y risa. Recuerdan con mucho cariño aquel gracioso momento. Aventurera y risueña, le gustaba bañarse en ríos y en la playa. En otra ocasión viajaron a la sierra de Falcón y en uno de los paseos se estaban bañando en una gran represa, de pronto comenzó a llover, los adultos preocupados por cómo saldrían debido a la fuerte lluvia, a ella la mantuvieron flotando en un tronquito, inconsciente de cualquier peligro solo se reía y chapoteaba pues disfrutaba mucho estar en el agua. Ese relato me recuerda la magia de la niñez, tal vez no determinar el peligro nos hace vivir más valientemente pero sin duda la consciencia de la vida adulta nos ayuda a mitigar los riesgos. Entonces miro a Rosme y encuentro que ha sabido sortear la realidad de su adultez fusionándola equilibradamente con la mágica niñez que afortunadamente vivió.
Rosmery recitó una ponencia de 10 páginas con tan solo 9 años de edad, ganó la competencia municipal, luego la estadal y representó a Portuguesa en el Festival Nacional de Cantaclaro en 1998. Mi mente recuerda con exactitud cada vestuario utilizado, primero fue una falda floreada de tonalidades anaranjadas, de esas que parecen pa´joropear con una camisita blanca de faralaos, después se puso su liqui liqui en un tono marfil que le quedaba espectacular y finalmente, para la competencia nacional, le hicieron un vestidito llanero, en blanco, azul y verde simbolizando los colores de la bandera estadal, con todos lucía preciosa y en cada caso tuvo una actuación espectacular. No es nada que para la competencia nacional mandaron a reducir el texto, de modo que fue reformulado por el cronista del pueblo y la muchachita tuvo que memorizar desde cero otras 8 hojas. Su premiación alcanzó mucho revuelo en la localidad y le hicieron una entrevista en un periódico regional, una de las preguntas del periodista fue acerca de lo que ella soñaba ser de grande, respondió sin titubear que sería profesora y psicóloga, lo mismito que es hoy día pues, figúrense que clarita, brillante y enfocada desde siempre la carajita.
Posee gran claridad sobre aquello que le disgusta en la vida: “me disgusta la injusticia, la gente que es cruel con los animales, no a todo el mundo le tienen que gustar pero tampoco hay que ser malos con ellos. También esa gente que sin permitirse conocer al otro, lo juzga, solamente porque de repente vi una cara en particular ya supongo que tú tal cosa, porque tienes tatuajes o piercings o porque eres de alguna u otra forma. Me disgustan los que critican a otros por cosas que no son decisión propia, por ejemplo el color de piel, el peso o la estatura. No los entiendo, siento que deberíamos intentar no juzgar al otro, pero en caso de hacerlo el criterio tiene que ir de la mano con algo que sea su elección. Puedo juzgar a alguien porque elige ser malo con los animales pero no por su color de piel. Me disgusta que la gente desperdicie el agua, deje las luces prendidas, sea inconsciente con el ambiente, me da mucho bronca que la gente tire basura en la calle. No me agradan los conductores que se paran sobre el rayado irrespetando a los peatones, también esos peatones que se lanzan como locos a cruzar la calle, porque gente así puede ocasionar muchos accidentes. No me gusta la gente ruidosa, que todo es un escándalo, siento que perturban la quietud del espíritu. Me disgusta la gente que se colea, que hace trampa, que dice mentiras y luego se queja de que no somos mejores y de que el mundo es una porquería, porque entonces eres parte de la porquería. Me disgusta que hablen mal de Venezuela, que la traten mal y la menosprecien comparándola con un supuesto primer mundo, que maldigan al país con las declaraciones que hacen. Me disgustan demasiado los chavistas”.
La interrogo sobre lo que más le agrada y responde que le resulta una pregunta compleja, porque así como parece que le disgustan muchas cosa son muchas más las que le agradan, comienza entonces a relatarme sus preferencias. “Me gusta la montaña, la paz que me representa, la playa la asocio más con actividad, mientras que la montaña es más de tranquilidad y quietud. Me gusta mucho leer, me encantan los cítricos, soy más de sabores ácidos que de sabores dulces, de hecho no soy mucho de comer chuchería, pero tengo ciertos gustos por cosas dulces que me agradan. Me gusta mucho el helado y los animales. Me gustan los niños además de ser profesora, trabajé muchos años en recreación y creo que tengo mucha química con ellos. Me gusta la gente que se supone invisible, la gente tímida, la gente más callada y reservada, esa gente que consideran extrañas, me gusta acercarme a esas personas y no sé se me da de manera natural. Me gusta Mario Benedetti y leer. Me encanta un poema que se llama Desiderata, creo que es de lo más genial que he leído, de hecho me tatué el título en las costillas. Me gusta el olor que se produce cuando ya va a llover o cuando llovió y la tierra sigue mojada. Me gustan los abrazos que me da mi mamá, el apoyo de mi papá y como me cuida Roysbel. Las fresas, las moras, las guayabas verdes y las ciruelas de huesitos. El azul del cielo justo antes de que anochezca y cuando ya va a salir el sol. El frio, caminar sobre la grama sin zapatos y montarme en los árboles. Caminar descalza por la playa y ver como en la arena se escurre el agua bajo el peso de mi pie, creo que es algo genial. También me gusta muchísimo como amanece la playa, tempranito la arena tiene como una barrida que le produce el viento, también tiene ese efecto en las nubes y cuando está como barridas por el cielo, me encantan. Uno de los cielos más bonitos que he visto justo con las nubes así, fue en Sao Palo, Brasil, un día que salimos a pasear a un mercado, era un cielo perfecto. Me gusta el contraste de los bombillitos amarillos con el cielo nocturno, siempre me ha gustado, de hecho en los arbolitos prefiero las luces amarillas, no me gustan las de colores”.
“Me gusta sentirme útil para otros que saben apreciar lo que puedes ofrecerles, entonces por ejemplo disfruté muchísimo participar en el programa Acude en Agua Blanca para enseñar a personas a leer y a escribir. Me gusta dar clases, me emociono explicando las cosas, me agrada saber que eso puede tener un efecto en otras personas, me emociona cuando alguno de mis estudiantes dice que entiende un tema porque yo se lo expliqué, eso me llena de mucha alegría. Me gusta lo que estudié, mis carreras, me agrada la psicología y me emociona hablarla en sus distintas vertientes. Amo una conversación inteligente, esa gente con la que puedes charlar de algo productivo y no solo cháchara y ya, o andar criticando a otros. Personas que te ofrece una conversación de contenido. Me gusta la cerveza con limón. Me gusta Giampiero, me gusta mucho Giampiero. Me encanta mi familia, como es, de pronto los veo y me veo, me gusta mucho como somos y nuestra manera. De la navidad, me agrada la comida y la ocasión de estar cerca de la familia, las otras cosas las considero secundarias, no me gustan los amigos secretos. Me gusta estar cómoda y sentirme bien, antes que verme bien, me vienen muy bien los zapatos deportivos y vestirme como a mí me gusta. Siempre preferí a los niños como amigos, cuando reviso mi historia de amistades encuentro que he tenido muchos amigos masculinos, valga la redundancia porque puedo mostrar el lado relajado de mí. La verdad me fastidia el tema de las uñas, el cabello, el maquillaje y los tacones, no es lo mío. Creo que uno puede encontrar el balance entre ser delicada, coqueta, dejarse cuidar y ayudar por su compañero, pero valiéndose uno por uno misma, creo que es lo más correcto”.
“Considero que es muy importante dejar a la gente ser y ese es un elemento fundamental, procuro respetar las decisiones de los demás, sin atropellarlos con mi opinión propia o la postura que tenga sobre cierta situación, no me gusta imponérmele a nadie, es algo que no comparto y ni siquiera entiendo. Evito avergonzar a la gente, trato de ser muy prudente en cuanto a los comentarios que emito porque creo que está feo eso de humillar a los demás. La forma en que más me gustan las flores es sembradas, ya sea en un recipiente o un jardín. Me gustan los cactus, las suculentas y la actividad de sembrar, es muy bonita. Me gustan las mariposas. Me gustan mucho los gatos, me parecen unos animales súper chéveres, son independientes, son de ellos mismos pero también saben dar afecto cuando quieren, son como un balance entre independencia y desprendimiento con afectividad y cercanía. Creo que son geniales pero no soy el tipo de persona que prefiere a los gatos que a los perros, creo que está chévere la manera de cada ser vivo pero me parece bastante interesante la de los gatos. Me fascina la elegancia con la que se estiran, caminan y saltan, son geniales. Diogo es el alma de mi alma, es un alma hermosa y buena hecha gato, me lo encontré en el Mercado de Catia y lo rescaté, me llena de felicidad y alegría, es muy tierno, cuando yo le digo hijo y viene hacia mí, no sé, me llena el alma, la verdad. Más recientemente he desarrollado ese sentimiento por Agatha porque ella es pegada con Diogo, entonces también se pegó de mí, se acuesta en la cama conmigo, a veces dormía conmigo, aunque al principio era muy arisca ahorita es un amor”.
Rosmery es una mujer muy independiente y al mismo tiempo bastante familiar, es de compartir mucho con su círculo más íntimo: Carlos, América y Roysbel. Afirma que son su centro y su piedra angular, procura su bienestar con amor y lo consolida con acciones y palabras. De su mamita, tan parecida a ella, le encantan sus abrazos. Narra que tiene una larga serie de “eres igualita tu mamá” almacenados en el corazón. “Mi mamá es de risa fácil y yo de fácil modo ajenjo, ella se ha armado de paciencia conmigo y asumido con amor el cargo vitalicio más exigente sobre la faz de la tierra. Tenemos una vida entretejida de alegrías y momentos especiales. ¡Continuamente juntas! La verdad es que siempre tuve mamitis, cerca de mi mamá todo me parecía mejor. En esta etapa de mi vida, más que en cualquier otra, experimento profunda felicidad de tenerla a mi lado, escuchar sus consejos, que sea mi cómplice, sentarnos a echarle un largo cuento con detalles que solo a mí me importan y ella me preste toda su hermosa atención. Le agradezco cada gesto aparentemente imperceptible y cada mirada que me dice que me ama. Es una lucecita en mi vida y estoy unida a ella para la eternidad”.
América es su madre y Rosmery parece su fiel retrato. Físicamente al parecer le copió hasta las huellas dactilares. Uno mira fotos de niñas de ambas y si no fuese por el blanquinegro de las fotos de América no sabría distinguirlas. Su mamita la reseña afectuosamente. “Rosmery es inteligente, creativa, a veces penosa, es organizada y planifica las cosas, le gusta que le hagan cariño. Es colaboradora, le gusta ayudar a los demás y a veces es exquisita. Desde pequeña le ha gustado jugar en espacios abiertos, estar en ambientes naturales y se inclina por las aventuras, hacer cosas extremas, viajar y las excursiones. Siempre estudiosa y responsable. Es de tener sus cosas en orden y todo planificado. De pequeña le encantaba saltar y brincar de aquí para allá, ahora le gusta compartir con sus amigos, aunque no le gusta mucho el bullicio, ni el alboroto, cuando ve un gentío es como que le dan ganas de salir corriendo. Cuando nació tengo un recuerdo particular, que la primera vez que la vi me llamaron la atención sus ojos grandes, lo común era que los niños recién nacidos tuvieran los ojos cerraditos y desde el primer momento los de ella eran llamativos, los tenía bien abiertos y me resultó muy despierta. Cuando me dieron los dolores para tenerla, ese día yo había hecho un quesillo, me empezaron los dolores pero yo no quería irme sin comerme mi quesillo. Recuerdo que Carlos me preguntó: ¿estás pariendo y estás comiendo quesillo? Y a ella le gusta el quesillo (risas)”.
“Recuerdo que cuando vivíamos en El Vigía y tú terminaste primer grado ella estaba muy contenta de ir a tu fiesta de fin de curso, se puso una braguita de blue jean que le quedaba bien bonita. La primera vez que la dejé en el preescolar no lloró, se quedó distraída con un parquecito que había afuera y eso la mantuvo entretenida. Más grande si le costaba más separarse de mí, una vez se entusiasmó para ir a quedarse contigo donde su tío Tico y a media noche empezó a llorar porque se quería venir. Una vez que fuimos a un paseo a Mesa Bolívar, estábamos en un parquecito, ella pasó frente a los columpios y uno de los niños que se estaba columpiando la golpeó sin querer y se le partió la lengüita, pasamos un buen susto pero la llevamos al hospital, la atendieron y después le poníamos café y con el tiempo se le curó. Tenemos una relación bonita, compartimos, comemos, es cariñosa conmigo, conversamos un ratito en las noches, salimos a comprar juntas algunas cosas, ropa, zapatos, cosas para tu papá, siempre está pendiente de comprarme algo. Cuando vivía aquí estaba pendiente antes de dormir le hacía un tecito, oraba por ella, le hacía cariñitos y le aconsejaba que trate de descansar porque a veces trabaja mucho. Siento mucho amor por ella, la amo, es una bendición para nuestras vidas, le deseo todo lo bueno, que Dios siempre sea su norte y el centro de su vida para que le vaya bien en todo lo que hago. Oro por ella y Giampiero que puedan formar una familia que le sirva a Dios, que tengan valores, amor y respeto por la familia y por el Señor”.
Carlos es su padre, probablemente comparta con él, mucho de su carácter y forma de ver la vida, aunque en otros aspectos pueden ser completamente opuestos han llegado a desarrollar una bonita relación padre e hija de amistad, amor y respeto. Rosme expresa amor del bueno por su progenitor: “lamento arruinar la creencia de aquellos que aseguran que soy hija exacta de mi madre, la verdad es que me parezco más a mi papá. “Mi papá es frega´o y para ser sincera le bailo pega´o. Somos explosivamente parecidos, la sangre gocha nos hierve parejo y nos hace así amargaditos pero para hacerle justicia, yo soy peor (risas). Me ha tenido paciencia, ha estado para mí, para guiarme, para ayudarme a tomar decisiones importantes y para respetar mis espacios y tiempos. Desde siempre me alentó a ser independiente, autosuficiente, capaz y perseverante. Me ha cuidado y amado como a una princesa. Perdí la cuenta de la cantidad de cosas que me ha ayudado a solventar y he salido delante de su mano. Me lleva y me busca, de vez en cuando me regaña para que no olvide que no importa los años que tenga, soy su pequeña. Me ha enseñado lo que debe ser y hacer un padre, cómo amar y ser amada. Merece mucho crédito por lo que soy hoy en día. Profundamente le agradezco a Dios por su vida y a él por hacer del verbo estar, un presente continuo”.
Carlos nos cuenta sobre su hija menor: “es muy inteligente, capaz, organizada, es bastante exigente, es de hacer las cosas muy a su forma, es muy atrevida, ha hecho muchas cosas extremas y las disfruta. A veces es poco comunicativa, pero siempre encontramos la forma de entendernos. Es una excelente persona. Es muy demandante en su trabajo, le gusta que las cosas salgan bien, es una mujer determinada y firme. Cuando era niña era muy inquieta, brincaba y saltaba, desde entonces le gustaba dar clases. Me acuerdo que se moneaba en las matas. Siempre le ha gustado mandar y dirigir, también siempre ha sido muy exigente para que las cosas salgan bien, a veces eso la hace estar nerviosa, lo mismo con el tiempo, le gusta la puntualidad y se estresa si no se cumplen los horarios. Cuando vino la orquesta Visión conoció a mucha gente, se encariñó con su tío Benjamín. Un día le dijo me provoca un durazno y él se quedó asombrado de cómo se expresaba pero no entendía que era un durazno pues no era de aquí. Siempre fue una niña muy sana y muy tranquila, no tuvimos quejas de las maestras, más bien felicitaciones por sus notas y buen comportamiento.”
“Me acuerdo cuando le celebramos sus 15 años, fue en la iglesia con amigos y familiares, también le hicimos una sesión de fotos en el Meliá Caracas, luego también subimos a pasear con toda la familia a La Cascada. Cuando se puso el piercing aunque yo no estaba de acuerdo, le presté el dinero y de paso la llevé, siempre la he apoyado en todo. En su graduación de bachillerato fuimos con mamá y su abuela Ursula para acompañarla, después a comer, siempre en familia. Me acuerdo que cuando presentó su prueba de admisión en la UCV, la llevé en el carro de su tío Lalo, muy pendiente de que saliera adelante. Siempre salíamos, paseábamos mucho, íbamos a parques, a ríos, ella disfrutó mucho su infancia. Fuimos a Mérida, a Acarigua, a La Macanilla, a Lagunillas y muchos otros lugares. Me acuerdo cuando le compré su primer celular, era un nokia azul y era para las dos. Tenemos una buena relación, aunque a veces desearía que habláramos un poco más, con más confianza, la busco, la llevo y la traigo. A veces salimos a tomar café, un ratico a pasear o a comer, compartimos. Siempre que necesita tomar una decisión me llama y me pregunta. Como todo padre, siento amor por ella, ahora mismo siento mucha felicidad porque ha logrado lo que se propuso y por su matrimonio. Constantemente la he apoyado. Nuestra relación afectiva ha sido más de hechos que de palabras, espero que siempre siga delante, me he sentido honrado por ella, que la pude entregar en el altar, quiero que le vaya bien en la vida, que tenga éxito, que se realice personal y profesionalmente, pero sobre todo que le sirva al Señor. Allí tendrá siempre garantizado el éxito. Quisiera concluir que el tiempo pasa muy rápido, me parece que fue ayer que estaba aquí en casa estudiando, yendo al Pedagógico o la UCV, imagino cuando era una niña y estaba en su corral, aquella foto tan bonita que tenemos de ella. Ahora ya inició su vida, le doy las gracias por todo lo bueno que no ha dado a América y a mí”.
Rosmery contrajo nupcias recientemente con Giampiero, a quien describe bondadoso, con el corazón de un niño, dice que es un tipo maravilloso, demasiado creativo, capaz y resuelto. “Giampiero es muy inteligente y diligente, sus manos están benditas, es capaz de ordenar y crear muchas cosas bonitas. Subió al parque El Calvario, anduvo en metro de Chacao a Capitolio y acampó en el bosque de pinos aunque no le gustaba mucho la idea, todo eso lo hizo por mí. Se quita el suéter para dármelo cuando hace frío aun y cuando yo no tenga frío. Pasa que aunque le cuesta compartir sus caramelos Liquirizia con los demás, a mí se los da sin reparo, me deja comerme todos los que quiera (risas). Me sirve la comida primero y me trata como su reina. Es mi amor, me llena de felicidad y me complementa en todos los sentidos. Es un hombre maravilloso, atento e inteligente. Nos parecemos mucho y a la vez no. Nos complementamos. Creo que desde siempre supimos que nos íbamos a casar, todo se dio naturalmente, como si fuera obvia cada cosa y el paso siguiente. Su corazón, es mi hogar. Es mi amigo y es mi amor”.
Giampiero su esposo y compañero de vida la refiere con todo el amor que siente por ella. “De las cosas que me encantan de Rosmery a ver, pues en realidad son muchas a decir verdad, si comenzamos por lo físico, lo primero que me atrajo fue su melena color caramelo, me fijé en eso desde el día que la conocí, acto seguido sus ojos y tatuajes me gustaron mucho. Luego me cautivó su forma ser, para mí muy peculiar, era atrevida pero recatada al mismo tiempo y extravagante pero sencilla a la vez, es una rara mezcla que pocas veces se encuentra en la vida. Me gusta su forma de cuidarme y no solo que yo lo vea sino también el hecho de hacérselo ver a los demás, que ella es capaz de lo que sea por mí. Algo tiene ella que me cautiva y aunque no lo voy a negar, tiene un carácter de esos que uno dice a veces: ¡Dios mío querido! también tiene un corazón que vale 10 veces más de lo que pesa mi flaca, porque no importa qué, ella siempre da lo mejor de sí misma. Sus ambiciones también las comparto en muchos sentidos y en los que no; encontramos los puntos intermedios, es ese tira y suelta de las relaciones. Algo que además me encanta, es esa rara conexión que tenemos no sé si será por el tiempo compartido, los planes o simplemente es el mismo amor, que cuando uno se siente mal, el otro también lo siente de cierta forma. Yo sé que no soy el hombre perfecto pero esa flaca me ama así como soy “terco, tosco, testarudo y grosero” y esa vaina vale más que el platino, porque quien te ama a pesar de lo malo es grandioso, porque lo bueno es nulo comparado a amar a pesar de las imperfecciones, eso es lo que más me encanta de mi Tatita”.
Agrega amorosamente: “Rosmery es una mujer sin igual, llena de cosas muy lindas en su ser, más allá de su corazón. Siempre cargada de energía y esperanza porque todo va a tener buena pinta, aunque a veces dude en el camino, ahora me tiene a mí para ser esa parte optimista en sus momentos no tan optimistas (risas). Es de esas mujeres que te derrite el corazón al verla, no importa qué tan cansado o molesto puedas estar, solo al verla estás acabado, te deja a su merced y créanme yo ya estoy en ese punto, en el que ya mi mundo se fundió al de ella, sin vuelta atrás. Esa flaca es una mujer guerrera que pelea para defender desde los más grandes hasta los más pequeños seres que existen, dando su todo por ellos, sin medirse. Cuando tiene mucho sueño hace unos pequeños sonidos como una baba, un caimán bebé, que repite unas 3 veces, ahí ya sabes que esta por dormirse profunda y relajadamente. Emana una calidez que te hace descansar a su lado con una paz increíble y hace de ese lugar mi lugar preferido, queriendo que nunca se acabe ese momento”.
Rosmery le teme a la muerte de las personas que ama y la risa de los niños le genera ilusión, por su forma ingenua de aproximarse a la realidad en la que te hacen ver las cosas buenas del mundo y te llenan de esperanza. Le pregunto por un lugar feliz, me refiere la montaña nuevamente, de pronto recuerda a Acarigua. “Pasé muchos tiempos felices en Acarigua con la familia, con Adriana y Manuel, también en Agua Blanca, ordeñando vacas, montando bicicleta, encaramándome en los árboles, comiendo mamón y bañándome en Los Arroyos. Creo que por eso lo asocio con un lugar feliz. Quisiera conocer Escocia e Irlanda, Inglaterra también, por asociarlos a lo pintoresco, en términos de fenómenos naturales, quiero ir antes de morir al Desierto de Atacama en Chile, a Isla de Pascua, me gustaría a Noruega para ver las auroras boreales, conocer el Coliseo Romano. Tengo la idea de conocer Paris pero lo veo más “fancy” y en esa onda me gustaría conocer Seychelles, Bora Bora o alguna isla de ese estilo. Eso fue como lo primero que se me vino a la mente, pero cuando uno se detiene y piensa, creo que el lugar más feliz es el lugar donde estás ahora mismo, de una u otra forma es el único lugar en el que puedes hacer algo para cambiar tu realidad, para mejorarla y para lo que sea, el lugar más feliz debe quedar donde sea que estás”.
Por tratarse esta reseña de un regalo de cumpleaños, que además coincide con la llegada de la navidad, le pregunto sobre sus deseos. “Un deseo de cumpleaños a nivel material no viene a nada mi mente de inmediato. Ahora bien, me gustaría poder mirar las cosas con los ojos de un niño, quien se aproxima de manera inocente, que se maravilla por cosas que para otros pudieran ser sencillas, creo que ellos pueden valorar las cosas de una manera especial. Hay una frase que dice que hay que mirar todo con los ojos del turista, como si fuese nuevo, como si todo fuera maravilloso, es como tener un poco de eso por dentro, para uno poder vivir la vida con expectación, con alegría, con emoción y ser una mejor persona. Eso tiene que ver con lo que yo estimo que es ser una buena persona, juzgar menos, amar más, ser menos egoísta y más desprendido. Deseo también que no me falten los míos, que la vida me permita disfrutarlo mucho tiempo, a los que existen ya y a los que están por venir”.
Rosmery ha dicho y escrito cosas tan sublimes sobre mí, que me abstengo de reseñar, me invadirían la emoción y las lágrimas, me resultaría imposible continuar narrando, solo diré que sus palabras son bálsamo a mi alma. Me encanta como decimos nosotras “cuquearla” bromeando con su segundo nombre por aquello de: ¿Vas a seguir Abigail? La entrevisté por la rigurosidad periodística que amerita mi labor para Extraordinario Soy, pero lo confieso, a ratos me resultó innecesario, anticipaba sus respuestas, en mi mente terminaba sus frases, una anticipación concedida por la simpatía y el amor de conocernos la una a la otra como a nadie más. Ya hace rato que no vivimos juntas y la sigo extrañando como si me hubiese mudado ayer. Hubo pues momentos en que la redescubrí en sus palabras y siento profundo orgullo de la mujer que es ahora mismo. Para afinar detalles de esta entrevista nos manejamos con notitas de voz, al igual que con otros entrevistados me permite retomar los datos, ir y volver para asentar todo lo que me dicen sin perder detalle. En una de esos audios, de pronto cómo que se quedó pensando y empezó a improvisar una melodía que tarareada sería algo así como “papa-papa- papa” después me siguió contando. La reproduje una y otra vez, me resultó muy gracioso y tierno al mismo tiempo, de pronto me dio alegría, la sentí tan feliz. La gente dichosa es así, canta a ratos y ni se da cuenta. Pido para ella que siempre sea alegre y plena, tanto que cante sin darse cuenta. La vida es más bonita cuando uno se permite los pequeños regocijos como cantar porque sí. Eso me alegró el oído y el corazón mismo, creo que se constituye el recuerdo consciente más simple y al mismo tiempo complejo que marcará mi historia reciente con ella.
Hablar sobre Rosmery siempre es tan redundante como reluciente, creo que ya lo he dicho casi todo, a ella misma y a los demás. Pero como hoy es su cumpleaños y con su reciente casamiento se nos crece la familia, se suma gente a su vida y a la nuestra, quiero asegurarme que conozcan de primera mano con toda certidumbre y fidedignamente la genialidad de mujer que es mi hermana, sus capacidades, el torrente potencial de virtudes que emanan de su ser y su belleza que trasciende lo superficial y se consolida en un corazón que es puro, honesto y muy correcto en su caminar. Rosme desde niña fue afanada por la responsabilidad y el cumplimiento de sus deberes. Se desvivía por hacer todo con excelencia, llegar temprano y tener buenas notas. Se distinguía entre los demás, eso siempre se le dio natural. Preciosa, antes y ahora. Es un manojo de talentos y un lienzo que agrada la vista. Es luz, es verde, es energía natural y vibrante. Desde que tengo memoria está en mi vida, compartimos el vientre y el pecho cálido de la misma madre, ese ángel bondadoso que nos ha guiado con amor quien parece retratado en ella. Las dos bellas, inspiración y musas de mis días. Ambas también llamamos padre a Carlos Alberto, magnífico hombre que tiene tantas cualidades en su haber que lo hace a una olvidar aquella frase frustrada de que no existe el hombre perfecto. Hemos compartido todo, innumerables vivencias y le daría mi corazón de ser necesario para verla caminar con esa sonrisa que ilumina cualquier lugar. Es mi niña chiquita y en mí siempre encontrará alguien que la cuide, la defienda, la oriente y la regañe. Mis abrazos perpetuamente abiertos para entregar de corazón todo el amor que solo cabe entre ella y yo.
Hermosa Dios la bendiga siempre ??????
Muy buen articulo. Gracias por compartirlo.