María Elvina tiene una sonrisa fluida y amable, sencilla, cariñosa, es de esas personas sangre liviana, quiere y se hace querer mucho. Es poco lo que habla y bastante lo que hace, haciendo lo dice todo. Trigueña, de cabello negro, de estatura pequeña y de corazón enorme. Ha sabido ser esposa, madre y abuela, muy amorosa y generosa, sin duda es una tía muy querida. Combina muy bien su labor profesional con sus tareas domésticas, hacendosa en el hogar y una excelente maestra. Ricardo es el nombre de su esposo y así bautizaron a su hijo mayor, Adriana es la menor y única hembra. María como es bien sabido tiene directa connotación bíblica al representar a la elegida de Dios. Elvina puede ser una variación de Elvia o Elba y significa proveniente de lo alto de las montañas, apelativo que le sienta magníficamente a una mujer nacida en la ciudad montañosa más bonita de Venezuela: Mérida. Se declara amante de los animales, siempre ha tenido mascotas, añora especialmente a Pinki, Ringo y Catalino que ya no están con ella, ahora la acompañan Mima y Minina, sus dos gatas, también Allegado, un gato enorme y amarillo al cual alimenta cuando aparece por su casa. Elvina tiene buena sazón y en la comida encuentra una forma propicia de manifestar amor. Nació el 31 de marzo de 1958. Su mamá Petra Antonia Peña y su papá Adrián Durán. Ella lleva únicamente el apellido Peña. Afirma que siempre quiso ser maestra, le gusta mucho enseñar y expresa que los niños son su pasión. De la comida le gusta todo, primordialmente los vegetales, en cuanto a las frutas le gustan la patilla, la lechosa y el mango. Si se trata de colores dice que el azul le transmite esperanza, además gusta del negro y del rosa vieja. Resalta entre sus cualidades que es respetuosa, honesta, cariñosa, leal y conciliadora. Amante del campo y de Dios, se expresa con precisión y nobleza, da gusto escucharla y sin duda será un placer leerla en esta edición de Extraordinario Soy.
Son alegres sus recuerdos desde que era niña hasta que se volvió abuela y lo cuenta con exactitud. “Mis primeros años los viví en el campo, fue muy bonito. Éramos 8 hermanos, 6 hembras y 2 varones, yo soy la 7ma de todos ellos. Mi infancia fue muy feliz al lado de mi madre y mis hermanos, nos gustaba muchísimo ir al río a bañarnos y jugar a las escondidas. Yo amaba jugar a la maestra que era mi sueño desde un principio, desde niña lo fue. Me gustaba caminar por el campo, ver los paisajes, era muy hermoso. Viví allí hasta los 9 años, luego nos mudamos al pueblo, allí fue donde terminé la primaria. Después viajé a la capital, allí estuve unos años. Regresé al pueblo de nuevo, fue cuando me enamoré de quien ahora es mi esposo, tuve 3 hijos, el mayor murió cuando era un bebé, su nombre era Gat, el cual tiene un significado bíblico. Luego tuve a mis otros dos hijos: Ricardito y Adrianita. Tengo 4 hermosos nietos, Camila, Gat a quien le pusieron el nombre de su tío, también tengo a María Victoria y a Paula Valentina, ellos me hacen la vida muy, muy feliz. Cuando estamos todos juntos pues me gusta jugar con ellos, como si fuera otra niña más de verdad que sí. Paso el tiempo con ellos muy feliz, me gusta cocinar para ellos, lo que más les gusta que son las panquecas, las empanadas y la pasta”.
María Elvina sido una esposa dedicada y una madre cariñosa. “Ser madre es el regalo más hermoso que Dio nos da. Mis hijos Chichi y Adriana son trabajadores, son excelentes como padres, tienen buenos sentimientos, son honestos, respetuosos y aman a Dios por sobre todas las cosas. Yo por supuesto les enseñé valores espirituales y morales desde muy niños. Adriana lleva el nombre de mi padre, Adrián, y chichi el nombre de su papá, Ricardo”.
Ricardo su hijo mayor dice que hay 3 mujeres en su vida a quienes ama más que a nadie, su esposa, su hija e indudablemente su mamá, a quien asegura amar con sus virtudes y sus defectos. “Mi mamá es una mujer de un corazón muy noble, es una persona que evita contiendas y es servicial. Es capaz de quitarse el pan de la boca o su ropa para dárselos a otros, está cien por ciento dedicada a dar amor, a acoger al necesitado o afligido, no guarda rencores, así es mi mamá. Es dedicada y una persona que luchó, empezó a estudiar a una edad avanzada, sacó su carrera, es muy profesional, una mujer muy capaz y muy inteligente. Lo que más la distingue es que es servicial, saca de hasta donde no tenga para darles a los demás. Es de corazón noble y es mi mamá, ¡tremenda mamá que me tocó! Siempre ha estado conmigo, me cuidó, gran parte de lo que soy hoy es por ella, me dio enseñanzas y valores, amar y servir a los demás, ser respetuoso y caballeroso con las damas, todo eso me lo enseñó mi mamá. Mi mamá ama demasiado a los animales, eso lo heredó de mi abuela Petra, indudablemente una persona que ama a los animales es una persona de noble corazón. Los ama tanto que me llama para preguntarme por ellos en vez de preguntarme cómo estoy yo (risas). Ha sido una bendición tenerla porque es una gran mujer y con mucho amor para dar”.
Adriana su única hija afirma que su madre es nobleza, mansedumbre, paciencia, servicio y prudencia. “Así la describo. Recuerdo que ella siempre acobijó en casa a familiares que necesitaban estadía por un tiempo, por cuestiones de estudio o algo parecido. Siempre ha tendido la mano a las personas que la necesitan. Y es que ella es así, como dice la biblia: se goza con los que se gozan y llora con los que lloran, eso describe su nobleza. Madre ejemplar, siempre mi amiga, en las buenas y las no tan buenas, es mi paño de lágrimas. De niña recuerdo que siempre jugaba conmigo, incluso ya grande, aun estando en la universidad jugábamos y nos chanceábamos, a veces cuando llegaba de clases al medio día y tenía otra vez clases a las 2 p.m. me decía: hoy no vayas, quédate esta tarde, y yo en muchas oportunidades le hice caso (risas) y dormíamos un rato en su cama, ahora sé que esos días que falté a clases valieron la pena. Su comida, exquisita, y creo que todos están de acuerdo conmigo que su sazón es única. Ahora que soy mamá puedo comprenderla mucho mejor, creo que eso nos pasa a todas. No me puedo ni imaginar el dolor que sintió al perder a su primer hijo, mi hermano. Su fortaleza me inspira y me enseña. Tengo muchos recuerdos de pequeña con ella. Recuerdo cuando venía el carrusel a la ciudad siempre nos llevaba a mi hermano y a mí. Con mucha paciencia estaba junto a nosotros, nos esperaba mientras nos montábamos una y otra vez en los juegos. Ella es una mujer con un testimonio íntegro, es mamá de muchos, es tan tolerante que inspira calma y tranquilidad. Sus nietos aman estar con ella porque su “Abu” como ellos le dicen, juega con ellos como otra niña más, se sienta en el piso con ellos, los corretea, baila, les hace cosquillas, les cocina las cosas ricas que a ellos les gusta y sobretodo les brinda su amor y cariño. Ella es ejemplo de superación, logró graduarse en la universidad luego de tenernos a nosotros, es Licenciada en Educación y ejerció su profesión con mucho amor y responsabilidad. Es cristiana y está muy clara en lo que cree. En la iglesia trabaja junto con un grupo de hermanos en la fundación formándonos para la vida, brindado apoyo educativo y alimentos a un grupo de niños. Honro y bendigo la vida de mi mamá”.
Elvina se admite feliz. “De tantas cosas que he pasado en mi vida, he aprendido depender del Gran Yo Soy, a dejar todo en manos de Dios, me apropio de su palabra, de la bendición de Jehová que es la que enriquece y no añade tristeza con ella, por eso soy feliz”. En cuanto a cómo la perciben los demás, dice qué le gustaría que la gente la recuerde tal cual es, que digan que soy como me ven, tal cual, ni más ni menos. Lo que más la esperanza del futuro es su rol de abuela, dar amor y consentir a sus nietos, también ser consejera de su familia y apoyarlos siempre. Es agradecida. “Doy gracias a Dios porque por su ayuda y mi perseverancia estoy donde estoy, porque tengo una familia bonita y porque estudié, me gradué como Licenciada en Educación, Mención Ciencias Sociales. En esta vida siempre nos trazamos un proyecto, aunque se presentan dificultades y situaciones difíciles, debemos ser perseverantes, luchar por nuestros sueños hasta lograr alcanzar la metas, no importa cuántas cosas negativas nos puedan decir, lo importante es ser seguros de sí mismo y saber lo que valemos y por supuesto con la ayuda de Dios, siempre podemos seguir adelante”.
Mi tía Elvina es tía política de mi papá, parece un parentesco indirecto pero la verdad es que hemos tenido una relación muy familiar, ha sido cercana y muy querida. Siempre la vi ser buena amiga de mi padre, mi madre y mi abuela Isabel. Mi tía siempre fue sumamente cariñosa conmigo y con Rosmery, las dos en nuestra infancia fuimos muy apegadas a ella. Ya saben que cuando quiero a alguien soy toda intensidad, con mi tía no fue la excepción, recuerdo que siempre quería quedarme en su casa, especialmente los fines de semana. Desde el lunes comenzaba a llamarla a ver si me podía quedar, casi siempre me decía que sí, recuerdo exactamente su número telefónico de ese momento, 660594, soy muy buena memorizándolos y ese debe ser de los primero teléfonos que me aprendí en la vida. Las arepas de mi tía son muy particulares y deliciosas, recuerdo que las hacía delgaditas y grandes, las rellenaba con quesito blanco o diablito, esas eran mis favoritas. Otro motivo para visitarla recurrentemente era mi amistad con mi querida prima Adriana, su hija, tuvimos una bonita amistad infantil que siempre guardo en mi corazón con amor, agradezco profundamente que ambas hemos sabido cultivarla cariñosamente hasta hoy en día. Recuerdo perfectamente esa quintica blanca llamada Las Morochas, con un jardín muy bien cuidado al frente y a Pinki ladrando cuando uno llegaba, la casa de mi tía Elvina. Me acuerdo que mi mamita hacía células allá con ella, siempre fueron cercanas, ahora que lo pienso son bastante parecidas, reflejan a la mujer virtuosa que refiere aquella interrogante bíblica ¿Quién la hallará? Puedo asegurar con total certeza que en ellas se encuentra. Mi tia Elvina ha sabido ganarse un sitial de honor en la familia Vielma, creo que hablo por todos cuando expreso que es una referencia permanente de apoyo, cariño y amor familiar. Tía te pido la bendición y envío todo mi amor para ti en un gran abrazo.