Eduard José: todos tenemos paradigmas pero nadie tiene la verdad absoluta y cada uno desde su propio discurso va elaborando su propio saber

          Eduard José cuenta que por estos días se encuentra trabajando y estudiando a full. Combina la tarea de gestión en redes sociales con el curso de un postgrado en Psicoanálisis y la ejecución de su proyecto Psicointegrador. En medio de todo gradece tener salud, afirmando que es aquello que todos procuramos en esta temporada. Desconoce por qué lo nombraron Eduard, pero su nombre y el de todos sus hermanos llevan como inicial la letra E. Él y todos sus tíos maternos portan José como segundo nombre en honor a su abuelo. Su papá le enseñó disciplina y su mamá a ser alegre. Eduard  tiene como significado guardián, lo conversamos y lo asume como vinculante para su profesión, es Psicólogo y de alguna forma su rol es resguardar las emociones. Antes se dedicó por completo a la música, en ese entonces cantaba y aprendió a tocar guitarra. Perteneció a 2 agrupaciones musicales, fue una época de grandes vivencias y una cuantiosa agenda de presentaciones que le permitió recorrer Venezuela. A su país natal lo recuerda grande y bonito. Expresa su gusto por la balada y la comida italiana. Siendo un tanto fantasiosos, si pudiera tener un superpoder elegiría ser capaz de curar cualquier enfermedad. Con la publicación de su relato se crece el especial de venezolanos emprendedores en Argentina y ha sido extraordinario narrarlo por acá.  

            Eduard José ha recorrido un camino interesante en cuanto a las labores que ha desempeñado, de niño quiso ser policía, después se topó con la música hasta que decidió estudiar Psicología. “Al principio iba a ser policía como mi papá pero él mismo me dijo que no me fuera por ahí y también por la situación país. Creo que quise eso de niño por la identificación por línea con mi papá o tal vez me hicieron creer que me gustaba ser policía sin yo saberlo bien, aunque mis padres no me impusieron estudiar nada que yo no quisiera. Comencé mis estudios universitarios en la UCLA, entré con unas amigas que decidieron estudiar Administración y yo me sumé, ahí fue cuando me integré a un grupo musical. Era cantante, en esa época existían grupos como Back Street Boys, era como un grupo de ensamble vocal, se hacía armonía con las voces, empezamos como baladistas después integramos Bayve, grupo musical en el que cantábamos de todo un poquito y denominamos así por la conjunción de Barquisimeto y Venezuela. Eso me dio la oportunidad de recorrer el país cantando y también de vivir de la música. El otro grupo en el que estuve se llamaba Los Tigueres porque era de merengue, el ritmo es originario de República Dominicana y ese término venía de allá, refería eso de que éramos unos tigueres cantando y bailando”.

            “Entre los 17 y los 27 me mantuve en el ámbito musical, la música también es una profesión claro está, pero para mí fue una ocupación, fue como un estudio pero fuera de una academia porque aprendí mucho. Cuando tenía 27 años es cuando comencé con Psicología, precisamente porque fui a buscar orientación psicológica, yo estaba rodeado de abogados, administradores, odontólogos, cuando me di cuenta de lo que era el mundo psicológico como paciente, quedé enganchado y enamorado de la carrera. Estudié Psicología en la Universidad Yacambú de Barquisimeto. Cuando estudiaba Psicología todavía mataba tigres con la música, pero no lo hacía profesionalmente como antes, que mantenía contratos con cláusulas y eso, después que renuncié a esos proyectos ya podía hacer lo que yo quisiera de forma libre, como presentarme en fiestas privadas. Desistí de la música cuando se fue deteriorando el país, no sonaban los artistas en la radio, no había muchas oportunidades, muchos artistas se fueron del país, además me enganché con la Psicología y es algo que me gusta mucho desde entonces”.

            Para migrar a Argentina tuvo que dejar atrás mucho, objetos y memorias, en esa Venezuela que siempre recuerda bonito. “Toco la guitarra, aprendí a tocarla con colegas músicos cuando montamos algunos temas, pude aprenderme los acordes y montábamos las canciones. En su momento tuve guitarra, pero en esa reelaboración de partir de Venezuela para acá, como todo el mundo, vendí muchas cosas y también mi guitarra. Hice todo eso para dar el paso de venirme a Argentina, tengo muchos conocidos en Europa pero la situación allá no era tan sencilla con respecto a los papeles y la posibilidad de estudiar, cómo lo es aquí que resulta más fácil, además vi que la UBA ofrecía el postgrado que yo quería estudiar y a Dios gracias se me ha dado, el deseo me trajo a eso, a seguir formándome aquí. De Venezuela me acuerdo siempre con la canción llevo tu luz y tu aroma en mi piel. Tuve la oportunidad de recorrerla, conocí Mérida, Margarita, Los Médanos y eso me encanta de mi país que tiene de todo, incluso fui a La Gran Sabana de excursión con amistades, ver que Venezuela tiene todo eso, tantas riquezas como el Salto Ángel y el Mar caribe me hace verla grande y hermosa. Cada vez que pienso en Venezuela, pienso es en eso”.

            Narra su origen, sus raíces y a su gente. “Soy hijo de Rafael Simón Jiménez, Inspector Jefe jubilado de la Policía de Barquisimeto, estado Lara en Venezuela, y de Petra Paula Torres, Estilista apasionada por el corte y costura de ropa para damas. Soy el penúltimo de 5 hermanos, tengo 1 hermana y 3 hermanos. Fui afortunado tuve una infancia feliz, siempre contaba con el cuidado de mis hermanos mayores para hacer deportes en la calle y aprovechaba sus salidas para colarme detrás de ellos, así como también cumplía con mis responsabilidades escolares. Me gradué en la primaria con 20 puntos y seguí la línea de buen estudiante en la adolescencia y en la adultez sacando el Bachillerato y la Licenciatura en Psicología con 18 puntos. Tuve la suerte de contar con 3 hermanos mayores, andaba siempre siguiéndolos pude aprender de ellos, era cuidado y consentido por ellos, principalmente por mi hermana”.

            Le solicito que describa con una palabra a cada miembro de su familia y así contesta: “papá es responsabilidad, mi mamá es alegría, Edy es ternura, Rafael es carácter, Edui es alegría, es como una copia de mi mamá siempre pelando los dientes, no se estresan por nada, llevan las cosas light y eso es como un don, y Endry es fuerte”. Rescata grandes aprendizajes que consolidó a través de sus progenitores: “mi papa como policía nos dio mucho ejemplo de disciplina y la responsabilidad siempre estuvo en la educación que nos dio mi papa. Mi mama era la contraparte, la alegría, el bochinche, la complicidad, y lo bondadosa, mi mamá es un corazón con patas, todavía es así”. Agradece por su familia y por muchas personas que ha conocido a lo largo de su vida pues son muy especiales.

            Eduard José enumera sus preferencias: “en cuanto a la gastronomía siempre me doy la apertura de probar cosas nuevas pero la comida italiana me hace feliz creo que sería mi debilidad. De la música me gusta mucho la balada, incluso de pequeño escuchábamos mucho a Ricardo Montaner y me ponían a cantar a mí, por ahí me incentivaron un poco al mundo artístico, después incursioné en el reguetón porque la música fue cambiando, quizá si no fuese tan obsceno, creo que no tuviera tanta resistencia, a esa música, que me parece muy contagiosa por el Dembow. Me gustan mucho las series que tengan que ver con el contexto musical, más recientemente me estaba apasionado con el teatro, acá y antes de la pandemia, tengo amistades que hacen teatro tanto argentinos como venezolanos. Últimamente  me gusta mucho salir, compartir, conocer lugares diferentes, ahorita estoy muy recatado por el tema del Covid-19, recuerdo que el último viaje que hice fue a Lujan, que es Buenos Aires, pero no he podido salir después, más que todo por la pandemia. En mi tiempo libre me gusta salir, conocer y viajar”.

            Responde diversas cuestiones que dan cuenta de su esencia y su andar:

 ¿Tienes mascota? “De niño tuve mascota, mi papá me regaló un perrito cuando estaba en quinto grado y fallece cuando tenía 14 años. Llegué del liceo y la noticia fue fuerte, fue un duelo como si fuese un hermano, su nombre era Bumer. Después de él no tuve más, no me quedaron ganas de tener aunque me gustan los animales, los perros sobre todo pues ofrecen apoyo emocional, pero no me atrevo todavía”.

¿Fuiste rebelde de adolescente? “Un poco, pero se entiende que en esa etapa surgen cambios tanto físicos y psicológicos ya que el adolescente empieza a reelaborar su propio yo, soltando paradigmas familiares e identificándose con algunos gustos sociales que surgen según su generación y su época

¿Cuáles logros resaltas en tu vida? “Antes de hacerme Psicólogo me dedicaba a la música y dicha experiencia me llevó a recorrer Venezuela cantando con agrupaciones musicales  en ferias, fiestas y eventos privados en diversas partes del país. Como psicólogo fui Presidente de Psicosalud donde trabajé casi 3 años, antes de emigrar a Argentina. Actualmente me encuentro estudiando un post grado en Psicoanálisis en la Universidad de Buenos Aires.

¿Cómo te describes a ti mismo? “Soñador, trabajador y  enfocado”.

¿Cuál es la lección más importante que te ha dejado la vida? “Sin duda alguna la experiencia de hacer vida en otro país, empezar de nuevo aprovechando los recursos que ya traía pero siempre con la apertura de escuchar y aprender cosas nuevas para una mejor adaptación al medio”.

¿Cómo manejas el proceso migratorio? “Antes de salir del país venía hablando con mi psicóloga, cosa que me permitió elaborar un poco mejor la decisión de salir. Acá también sigo trabajando con un analista ya que es fundamental y ético cuidar la estabilidad emocional tanto por mi vida personal como por mi trabajo profesional.

Si haces una línea de tiempo, en cuantas etapas fraccionarias tu vida hasta ahora y ¿por qué? “Mira creo que en tres. La primera mi niñez y adolescencia, me considero afortunado por los padres  y hermanos que tuve  y que desde el ejemplo me enseñaron lo que es la humildad, la  responsabilidad y la  disciplina. La segunda sería mi etapa con la música desde los 17 años hasta los 27 más o menos fue una gran experiencia que me llevó a conocer miles de personas que aún conservo de ellas grandes amistades. Y la tercera sería mi área con la Psicología que me da la oportunidad de incentivar la salud psicológica emocional  de prestar mi escucha activa para brindar la orientación profesional a quienes desean velar por su bienestar y calidad de vida”.

¿A qué te dedicas ahora mismo? “Actualmente y gracias a la tecnología he venido trabajando como Community Manager para varias empresas llevando sus redes.  Obviamente también le dedico tiempo a mi cuenta profesional como @Psicointegrador en la cual creo contenido psicoeducativo constantemente y esto me ha permitido llegar a muchas personas, y a través de la virtualidad trabajar con venezolanos que están tanto en Argentina como en Venezuela y en diferentes partes del mundo”.

            Psicointegrador es su forma de reinventarse tras la migración, es ese proyecto en pleno desarrollo que lo convierte en un representante del emprendimiento venezolano en Argentina. “Psicointegrador nació acá cuando llegué a Argentina, le cambié el nombre a mi cuenta y me dediqué a crear contenido psicoeducativo. Ha tenido mucho auge tras la pandemia, la gente ha roto ciertos paradigmas y se ha consultado conmigo como con cualquier otro profesional de la salud de forma virtual. Le llamé así por unir Psico de Psicología e Integrador porque todo es parte de todo y se necesita integrar todo lo que aparece en el discurso de cada persona, para ayudarla a interpretar sus procesos inconscientes”.

            De su experiencia profesional acota varios aspectos de interés. “Siempre procuramos cuidar la salud física pero lo más irónico es que somatizamos algunas enfermedades y nos enfermamos por las emociones. La pandemia ha roto muchas estructuras y las personas han recurrido a buscar ayuda profesional. Se rompió el paradigma de que no es necesaria y la gente ahora tiene esperanza en la terapia. La salud requiere equilibrio, es el resultado del proceso del organismo de autorregulación, lo que es la homeóstasis, eso también es importante a nivel de salud mental. Como Psicólogo es típico que te pregunten cosas pero la gente se decepciona porque uno no les dice que tienen que hacer, cuando tú entras a consultas mi trabajo es escucharte atentamente, atendiendo tu inconsciente, para ayudarte que entiendas lo que tú mismo quieres hacer. Parte del proceso de la carrera supone desarrollar la escucha activa, entender el discurso de la otra persona, es otro tipo de escucha no para responder de una vez, como estamos acostumbrados, a medida que vas estudiando la carrera lo vas desarrollando”.

            “La gente siempre me dice tú que eres Psicólogo ¿qué pasa si? Y me preguntan muchas cosas y digo ¿qué sé yo qué pasa? porque no es algo general, cada quien tiene sus paradigmas, su manera de interpretar las situaciones y de responder emocionalmente hacia ellas. La gente suele pensar que la respuesta la tiene uno como Psicólogo cuando en realidad la tienen ellos mismos en su inconsciente. Hay singularidad en cada caso no podemos tener una respuesta generalizada para todos, sino que hay una para cada quien y eso es delicado. A veces quieren que uno le dé soluciones a situaciones, pero la verdad es que me encantaría de que cada quien tenga la posibilidad de hablar conmigo en un dispositivos terapéutico, porque si uno ofrece estrategias fuera de ahí, desconociendo la totalidad de la situación, puede proponer estrategias que ellos no pueden desarrollar, o no se corresponden con su necesidad y así se van a frustrar más.  Quizá antes de que Dios me diera la oportunidad de estudiar esto yo también ignoraba esto. Todos tenemos paradigmas pero nadie tiene la verdad absoluta y cada uno desde su propio discurso va elaborando su propio saber”.

            Para cerrar correspondo con gratitud ante la participación de Eduard José en Extraordinario Soy, tuvimos una charla amena y conversamos de varias cosas sustanciales, entre las cuales resalto 3:

1.       Conversamos sobre la importancia de los nombres para las personas y destaca un elemento fundamental. “Los nombres se combinan con adjetivos que nos dicen,  que de alguna manera significan nuestra personalidad culturalmente. A veces no nos damos cuenta de la importancia de etiquetar al otro con ciertos calificativos”.

2.      Cuando hablamos sobre su  gusto musical me dijo: “fíjate que el Dembow imita el sonido del corazón que es lo que uno escucha antes de nacer, desde el vientre de la madre, por eso te moviliza y te provoca bailar”. El Dembow  es un ritmo de origen jamaiquino que se incorpora al reguetón y otros caribeños. Eso yo no lo sabía, todos los días se aprende algo nuevo y me resultó interesante conocer el lado musical de un profesional de la salud mental.

3.      Me confesó que lo más extraordinario de su vida es hacer lo que le apasiona. “Es hacer lo que me gusta y lo que me mueve, eso es lo más extraordinario en la vida de cualquiera, cuando me gustó la música me la disfruté y lo que hago ahora lo disfruto y me parece grande, esta carrera me permite ser grande. A veces hay deseos que nos imponen y eso no necesariamente nos hace felices ni extraordinarios, considero que mi vida es extraordinaria es porque va en la línea de mi deseo y es extraordinario vivir así”.