Anna Gabriela: estoy aprendiendo de todo lo que he vivido

 

Su primer nombre es Anna, casi Ana, como su mamita, por similitud comparten significado: “Tiene la gracia de Dios”, ese nombre lo escogió su mamá, en honor a la mejor amiga que tuvo en el liceo. Gabriela, su segundo nombre,  también elegido por su madre, proviene del hebreo y se traduce como: “la que tiene la fuerza y el poder de Dios”. Dios se hace presente en sus nombres así como en su vida en un reciente reencuentro con sus padres de quienes se separó físicamente, un tiempo, pero jamás de amor y corazón. Como tantas familias venezolanas, estuvieron distanciados por motivos migratorios, hoy podemos agradecer que la historia de ellos remite un final feliz, al contar con la presencia de sus amados padres, Ana Mercedes y José Humberto, para el nacimiento de Andrés Alejandro, ese bebé grandote y precioso, quien también es un recordatorio del amor de Dios, cada vez que mira esos cachetes grandes y esa sonrisa maravillosa que heredó de ella. 


Emprendedora, valiente, responsable, familiar y amiguera. Una hermosa mujer, de cabello bien largo, siempre lacio, castaño y lindo, haciendole juego con esos ojos verdes y bonitos que tiene. Es virtuosa, bastante creativa, especialmente para la gastronomía y las manualidades. Prepara desde pasapalos hasta postres deliciosos, los prepara bien sabrosos, con practicidad y prontitud. Sus favoritos, de números, el 8 y de colores el gris, por eso lo eligió en toda la decoración de su bebé. Su canción favorita es “En ésta no” de Sin Bandera. Dice que le encanta el sushi forever y ama todo lo que tenga pescado, además muere por las empanadas y los tequeños, pero asegura entre risas, que no se pueden comer todos los días. Le encantan las Oreo y todo lo que las contenga, especialmente en el helado.  Le gusta mucho bailar casi todo tipo de música, principalmente salsa, merengue y bachata. Su tiempo libre tiene un antes y un después de convertirse en madre, antes era estar en casa y ver una buena peli o salir a pasear. Ahora, le encanta jugar y estimular a Andrés Alejandro, “mi día libre se lo dedico al 100% a él”. 


Asume sus valores como enseñanza de sus padres: “soy fuerte porque me crió una mujer fuerte. De mi papá aprendí la constancia y la disciplina. Creo que eso engloba todo, no solo la fuerza y la valentía, sino también el amor, el respeto, la dedicación y la constancia para todo en la vida”. De Venezuela extraña principalmente a su familia, pero extraña también su clima tropical, las playas, el calor de la gente que siempre está alegre, sin importar las adversidades.


Nació en Caracas en la Maternidad Santa Ana el 15 de julio del año 92. Estudió en el preescolar Eva Franchesqui de Villasmil de Fundapol y la primaria en el Colegio San Francisco Javier en Los Mecedores. Fue la madrina de su salón en primero y en segundo grado, quedó de reina del colegio por 2 años consecutivos, después no quiso participar más porque los niños le decían para ser su novia, le regalaban caramelos y eso la fastidiaba, cuenta riéndose. “De niña jamás olvidaré todos los viajes que hacía con mis papás, días de playa y piscina, eran lo mejor. Todos los domingos nos reuníamos en familia, no faltaba la sopa, la perrocalentada, la hamburguesada, todavía lo siguen haciendo aunque no estamos nosotros (suspira). Siempre quise ir a planes vacacionales como lo hacían los demás niños, pero ahora de grande digo que tuve los mejores planes vacacionales con mi propia familia. Creo que por esto también me llamó la atención el tema de ser recreadora. Nunca se me olvida mi fiesta de graduación de sexto grado, la pasamos muy bien, fuimos a la casa de un compañero y jugamos y compartimos bastante. Cuando pequeña me caía mucho, dejé las rodillas en ese colegio, porque corría mucho y el piso era muy rústico. Era una niña estudiosa, siempre sacaba buenas notas, siempre he sido muy sociable, me juntaba con todos, era amiga de todos y nunca dejaba de darle importancia al estudio, incluso aunque era muy activa a nivel deportivo, jugaba tanto con niños como niñas, jugaba fútbol y básquet”.


Se graduó de Bachiller en Ciencias en el Liceo Juana de Arco en San Bernardino. “Me encantaba la semana del liceo, creo que era en mayo, si mal no recuerdo, siempre me metía en la organización de los eventos, hacíamos intercursos, jugaba básquet y fútbol. Tenía mi grupo con quienes me las pasaba, pero también me juntaba con los malas conductas y con los nerds, me llevaba bien con todos. Fue una etapa muy bonita, de ahí tengo a mis mejores amigos, esos que seguimos siendo amigos todavía como Zuleika y Jaime. Ahí viví muchas cosas lindas, la primera rumba, el primer amor. Mis amigas siempre terminaban en mi casa, porque en mi casa siempre recibían cariño, atención y hasta comida, mis padres siempre estaban muy presentes. De mis maestros recuerdo a Luis, era de Artística y de Historia, me dio clases todos los años desde primero hasta quinto, era cariñoso y dedicado. Una vez me corrigió y me bajó puntos por unos errores ortográficos, y le pregunté ¿por qué? y me dijo porque tú puedes dar más, y eso siempre me quedó. Antes de graduarme de quinto año mi curso estaba super rebelde, mi mamá era la delegada de padres y representantes del Liceo, estaban tan rebeldes que casi que la mitad no se gradúa, teníamos problemas con un profesor, entonces decidimos hacer un viaje a una casa a la que nosotros siempre íbamos. Fue a Bosque Mar, queda entre Cúpira y Boca de Uchire, fuimos todos, fueron 3 días y 2 noches,  la pasamos super increíble, le bajaron mil a la rebeldía y nos graduamos casi todos, menos uno solamente. Fue un viaje de compartir, disfrutar, beber y rumbear. Ese viaje nos unió, ya éramos algo unidos, pero habían subgrupos, pero después de eso nos unimos todos, mucho más”.


“Otra cosa importante para mí, fue la recreación, entré en ese mundo después de una rumba. Estaba con unos amigos en una fiesta y nos quedamos en una casa todos, cuando nos paramos, una de mis amigas tenía una capacitación de recreación, me acuerdo que fue de viernes para sábado, fuimos para allá con ella y el domingo también. Resulta que a la semana siguiente llamaron para trabajar de recreadores, tuvimos que irnos de viaje, yo sin saberme ni una canción, terminé 5 semanas seguidas trabajando en un campamento en Maremares (risas)”.


“Quería estudiar Medicina en primera instancia. Hice la prueba que te hacen en el liceo de la OPSU, si mal no recuerdo que se llama y quedé en la Central para la carrera de Tecnología Cardiopulmonar. Era lo mejor para entrar y luego cambiarme a Medicina. Pero aprendí a amar lo que estaba estudiando y a su vez por ser una carrera corta, hacía pasantías y podía trabajar de una vez en el área. Fue una época maravillosa donde conocí grandes personas y amigos que tengo ahora. Por malas decisiones mías, no terminé la carrera, me faltó solo pasar una materia. Justo en ese momento llegó a mi vida la posibilidad de emprender y hacer otra cosa que me apasionaba. De allí vino EVENTOP, mi empresa de eventos, recreación y turismo. Al principio no fue nada fácil, porque obviamente nadie nos conocía, empezamos con 1 evento al mes, hasta llegar a tener 5 eventos en un mismo día. Con esfuerzo, dedicación y amor, fuimos comprando un montón de mobiliario, juegos, entre otras cosas para la empresa y nos llamaba un montón de gente para que nos encargáramos de sus eventos. EVENTOP fue mi primer hijo, que amé, respeté y hoy en día extraño un montón, porque definitivamente nada como trabajar por y para uno mismo y tener independencia total, de tiempo, dinero y decisiones. Cuando nació la idea de emigrar, pensé en adquirir otros conocimientos que capaz me ayudarían a encontrar un trabajo rápido. De allí me nació el estudiar cocina soy profesional en Artes Culinarias, de allí aprendí muchas técnicas, pero la sazón es de mi mamá y de mis tías, sin  duda”.  


Cuenta con amor, alegría y devoción de su bebito y su maternidad. “Mi Andrés Alejandro, describe su nombre por completo, es un bebé fuerte y valiente, desde la pancita me regaló 9 meses maravillosos. Aunque mi trabajo era pesado, nunca paré y pateaba toda CABA, de local en local, y mi bebé fuerte allí en la pancita sin darme molestias. Andrés es un bebé inteligente, elocuente en su idioma bebé (risas), risueño, muy observador y visual, me dice todo con su mirada. Es cariñoso porque le encanta acariciarme, pero también tiene su carácter  y lo sabe demostrar. Él es un bebe feliz y yo soy más feliz de que él lo sea. Ser madre es lo más sublime y maravilloso que he vivido, todavía me impresiona que mi cuerpo dió vida y que ahora esa vida inocente e indefensa depende de mí. Cómo había mencionado antes, mi vida tiene un antes y un después de ser mamá. Es un amor genuino, puro, sincero e incondicional, ser mamá es alegría y felicidad, ser mamá me da fuerzas de dónde no las tengo para ser una mejor persona para él. Ser mamá también es agotador,  desafiante y un reto de vida grandísimo, día a día voy aprendiendo y conociendo a mi bebé. Al final del día, no importa lo que haya pasado, solo sé que una sonrisa de mi bebé me llena el alma”.


Describe la relación con sus padres como maravillosa. “Sinceramente me llevo súper, súper bien con mi mamá, tenemos una personalidad y forma de pensar bastante parecida. Mi papá es más callado y tímido, pero soy más como él, físicamente y en los gustos. Ellos han estado para mí siempre y siguen estando, soy su bebé como dicen. Gracias a ellos, a su crianza y valores, soy quien soy ahora. Mi mamá es el mejor y más bonito ejemplo que tengo, de fe, perseverancia y valentía. Ella ha pasado por muchas cosas fuertes en la vida y nada de eso, le ha apagado su luz. De ella aprendo día a día que la vida es una y hay que esforzarse por siempre dar lo mejor de uno, principalmente por uno mismo y para los nuestros. Ella es una persona tan noble, que no se cansa, no para, de verdad quisiera tener la fuerza que ella tiene. De mi papá la constancia y la disciplina. Después que yo nací, mi mamá se dedicó a cuidarme y ser ama de casa, mi papá se encargó de trabajar y echarle pierna para sacarnos adelante económicamente. De él aprendí que no hacen falta lujos, ni grandes cosas para ser feliz y que la felicidad está en esos pequeños momentos, en las vivencias y en el calor de la familia”. 


Se expresa con gratitud sobre lo bueno en su vida. “Definitivamente lo más extraordinario de mi vida es mi familia, lo material va y viene, pero la familia, el amor del hogar, el reunirse un domingo y compartir es lo mejor que hay. Desde que migré y dejé mi país y mi familia, aquí en Argentina conseguí excelentes amigos que se han vuelto mi familia. En la actualidad el tener a mi bebé y mis papás bajo el mismo techo, es lo más extraordinario. Me considero una persona apasionada, leal, centrada, alegre, detallista, respetuosa, valiente, trabajadora, extrovertida, amigable y como todo ser humano también tengo defectos, que serán un montón pero siempre es más fácil hablar de nuestra virtudes que de nuestros defectos. Creo que una situación o un momento vivido no me define. De todo lo que he vivido, estoy trabajando y aprendiendo, que a veces, las cosas no suceden tal y como uno quiere y que no podemos esperar que las demás personas actúen como uno actuaría”. 


Su mamita la relata con todo el amor y admiración. “Quiero comenzar por decirte lo que siento por mi hija, ¿sabes? A lo mejor todas las mamás dicen lo mismo pero es lo que yo siento, mi hija para mí es maravillosa. Cada día le pido a Dios que me conceda respirar un día más para poder disfrutar de ella y ahora también de mi nieto. Soy una persona muy familiar, con los miembros de mi familia, con todos, lo que es con ellos es conmigo, en lo bueno y en lo malo. Pero Gabriela sale de todo contexto, ¿qué te puedo decir de ella? Es una persona respetuosa, cariñosa, luchadora y entregada. Es una persona que yo no sé si conoces el significado de lo que es un Azabache, pero a veces pienso que es así, el que tiene a Gabriela por amigo, por pareja, por compañera de trabajo, por compañera de estudio tiene un Azabache, porque Gabriela va a estar ahí para ellos. Gabriela es una persona súper comprensiva, tiene mucho amor que ofrecer, tiene un corazón demasiado amplio, donde puede tener a todas esas personas y ofrecerle calidad a cada una de ellas, lo hace”.


“Cuando estaba pequeña, te estoy hablando de que 6 o 7 años, ella tiene un primo que se llama Rafael, ahorita él vive en Chile, su papá trabajaba en una confitería y le traía chuchería por montón, ellos nos visitaban cada 15 días  y le llevaban bastante chuchería pero Gabriela nunca fue de comer chuchería. Bueno teníamos unos vecinitos que carecían hasta de comida y mi hija se dio cuenta de eso, entonces me tocaba buscar fruta o lo que tuviese de la nevera, un refresco y si no me decía dame para comprar un Kool-Aid  o lo que sea, se me cayó la cédula (risas), para que mi hija pudiera hacerle fiesta a esos niños. En una bolsa con un mecate con lo que conseguía metía su chuchería para que los niños disfrutaran de su piñata y pudieran comer la chuchería de ella y después me hacía hacer los jugos o comprar un refresco y les compartía. Y si tenía cualquier otra cosa en la casa que yo les pudiera ofrecer pues ella la sacaba y les daba para que ellos pudieran comer otra cosa”.


 “Siempre fue una persona muy independiente pero también fue grupal, en el Liceo siempre recuerdo que por lo menos en el salón de clase eran 45 chamos y habían por lo menos 6 grupos y 2 grupos no se trataban con aquellos, o aquel grupo no se trata con el otro grupo y así sucesivamente, pero mi hija aunque estaba en un grupo específico se trataba con todos los otros grupos. Siempre encajó con todos, así pasó en la universidad y en la escuela de cocina. Siempre tuvo  liderazgo en donde estaba. Hoy en día que como su mamá la estoy viendo a ella también en su papel de mamá, me parece que lo está haciendo excelente, es dedicada con su hijo, apasionada de hecho está enamorada de su hijo, sé que va a ser un niño ejemplar porque ella es ejemplar. Nunca he estado de acuerdo con que una mamá y una hija sean amigas y creo que nunca estaré de acuerdo con eso porque ahí se pierde muchas veces el rol de quién es mamá y quién es hija, ¿sabes? lo que yo llamo abuso de confianza, pero te puedo decir con base que hoy en día tengo dos o tres buenas amigas pero mi mejor amiga se llama Ana Gabriela, mi hija, a la que amo con todas las fuerzas de mi vida y de mi corazón”.


Su papito cuenta que él decidió ser su papá siempre, sobre todo cuando Anna Gabriela, tenía como tres tres años. Él trabajaba viajando y tenía un solo día a la semana para estar en la casa. Algo hizo ella que no le gustó a él y entonces él la regañó y ella con toda su autoridad le dijo: ¡Ajá! un momento a mí no me regañes porque tú no vives aquí y dice que eso a él lo mató, así se retiró de ese trabajo viajando. Consiguió un trabajo Caracas y vivía y todos los días en la casa y de ahí en adelante ya si la pudo regañar porque él vivía dentro de la casa (risas). También se recuerda mucho de las últimas veces que iban a Bosque Mar, un complejo Residencial, hay un club dentro y se quedaban en una casa con piscina, y fue una época muy bonita que vivieron. Fue en la época en la que Anna Gabriela tenía desde los 12 como hasta los 17 años, fue el momento en que compartieron mucho como familia todos los fines de semana. Recuerda que la llevaron a ella y a sus cuarenta y pico de compañeros por la despedida cuando se graduaron. Se acuerda que fueron un viernes y regresaron un domingo y fue un fin de semana bastante bueno para ella, y él lo conserva como un recuerdo maravilloso. Dice que ella es su niña y que está enamorado también de su nieto, ama a su hija y se da cuenta que ella también lo está haciendo bien con el niño y se siente feliz. Otra de las cosas que cuenta es que él ha cambiado porque no quería venir para acá para Argentina, pero decidió venir a ver a su hija porque él decía que él tenía que disfrutarla a ella y mucho más a su nieto, hoy en día dice que él puede ir a Venezuela a visitar porque tiene su mamá allá y esa es una de sus angustias, pero dice que se regresa nuevamente para estar con su hija y con su nieto. 


Sus padres están desbordados de alegría al poder celebrar nuevamente juntos el día de su cumpleaños y quieren expresarle  a su amada hija que  le desean lo mejor del mundo porque se lo merece porque siempre ha sido una muy buena hija y ahora se sienten contentos y orgullosos de que es una excelente madre. “Le deseamos un super feliz cumpleaños, que la pase super bien y deseamos estar junto a ella y Andrés Alejandro siempre. ¡La amamos y le damos la bendición!”.


Yo, a Anna Gabriela la conozco desde hace tantos años, más que contarlos, elijo honrarlos y agradecerlos. Nos unió la recreación, aunque no trabajamos juntas propiamente, coincidimos en las reuniones y algunas fiestas, siempre tuvimos simpatía, una amistad que ha tenido más vueltas que idas. Somos cocomadres de la vida y del corazón, la he visto crecer tanto en esencia, como persona. Hace poquito se convirtió en madre y me otorgó un boleto para presenciarlo en primera fila, al elegirme madrina de Andrés Alejandro, gesto que honro, valoro y le agradezco inmensamente. Siempre tiene un dato de dónde o con quién se puede comer sabroso, me ha dado hasta ahora solo buenas recomendaciones al respecto, yo sin duda la recomiendo a ella, como persona y como amiga.  Por ella he probado el mejor sushi, los mejores tequeños y las mejores piñitas que he comido en Buenos Aires hasta ahora. El día de mi boda me fue a buscar al hotel para llevarnos al Registro Civil y luego nos llevó a comer perros calientes. Le agradezco la singularidad de ser probablemente la única novia venezolana en Buenos Aires, que fue primero a comerse su perrito caliente y después al brindis, fue imprevisto, divertido y maravilloso. Eso me hace recordar que fue ella también la que me dijo dónde comer los mejores perros venezolanos en Buenos Aires. 


Es noble, lo digo de verdad y no solo como una característica más de su esencia, la he visto proceder con la más absoluta nobleza en situaciones que cuesta pensar que lo ameriten, pero es eso, esa lección que le resulta bien aprendida: uno es bueno aunque otros no lo sean, uno es más que las circunstancias difíciles o los conflictos que lo rodean y que te confrontan para responder desde la absoluta bondad para no volverse uno mismo alguien que no es, para no dejarse vencer por lo malo, para siempre reivindicar el amor. En su cumpleaños le deseo que pueda apelar a toda la fuerza y empuje, que sé muy bien que alberga en su alma y corazón para seguir adelante cada día. Que Dios le de sabiduría, paciencia y amor para llevar por buen camino a ese angelito que le regaló. Que sepa siempre distinguir que es grandiosa, bella y extraordinaria. ¡Que sepa que con mi amistad y amor cuenta indefinidamente! Loviu Cocomadre.

2 comentarios en “Anna Gabriela: estoy aprendiendo de todo lo que he vivido”

  1. Que bonito y especial haber tenido este espacio para poder conocer un poco más a mi amiga también Anna, sin duda cada palabra como fue caracterizada es así, es una mujer especial, amable, respetuosa y que sin duda abre su corazón sin esperar nada a cambio att. Beberly

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