Eva Virginia: hay que saber llevar la vida y sobrellevar a las personas

    Se considera a sí misma como una mujer tranquila y trabajadora, a quien siempre le ha gustado obtener sus cosas con esfuerzo propio. Señala que goza de ayudar a los demás y le agrada que se sientan bien, “si alguien necesita de mí, le doy mi apoyo”. Explica: “No me gusta criticar a las demás personas, sea lo que sean no me gusta criticarlas” y la verdad es que es raro verla opinando de la vida ajena ni para bien, ni para mal. De entrada, es más bien retraída, si establece confianza va a fluir el diálogo pero nunca es de hablar demasiado. No tengo otro recuerdo de ella que no sea con el cabello largo, oscuro y alisado. Es de cara redondita, sonrisa tímida y no sufre de vanidad.

    Hija de Úrsula y Feliciano, los hermanos son 10 en total y de las hembras, ella es la tercera. Su número favorito es el diez, mismo día de su nacimiento, en abril de 1971. Dice que tiene muchos recuerdos bonitos de su niñez: “¡jugué bastante, brinqué y salté!” Enumerando los juegos: el escondite, cero contra por cero y la ere. Carlos, su cuñado desde hace añales, la conoce desde niña y me dice que usaba clinejas y vestidos, nunca fue de hablar mucho y era como tímida; eso sí, que siempre ayudaba mucho en la casa.

     Yo particularmente me fijo mucho en las manos y los pies de las personas, en este momento no logro recordar sus manos, pero sí sus pies. De chiquita, me parecían graciosos, como una suerte de caricaturas o al menos, eso es lo que me parece ahora. Se los arreglaba religiosamente cada semana, se pintaba las uñas de rojo y otros colores fuertes, que me resultan disruptivos con su calma personalidad. América, su hermana mayor recuerda cuando la cargaba de pequeña, que siempre fue “papeada” como le decimos en Venezuela, a los corpulentos. Dice que Eva, invariablemente, ha sido callada y muy colaboradora. Vivieron juntas por algunas temporadas, en diferentes lugares y la ayudaba en todo, cree firmemente que ella nació con el don de servicio, y su apoyo es de suma importancia en la familia.

    Todos coincidimos en que le gusta mucho tomar café con leche con su respectivo pan, merienda típica venezolana. Inequívocamente, si está en tu casa te va a pedir más café y cuando estás en la de ella te ofrece más, hasta que se acabe la reserva que siempre deja. No tiene problema en hacer ella el café, así que si no estamos en su casa, mucha familia vive en casas contiguas del barrio, se va a la suya, lo cuela y lo trae en un recipiente de arroz chino. No estoy segura si en otros países pasa igual, pero en Venezuela ese “pote” supone un tesoro, la mamá y las tías de uno, pueden hacer de todo con un perol de esos. Los atesoran, técnicamente hablando; en sus cocinas parece yacer un fondo de abastecimiento infinito de este preciado plástico, porque siempre sacan uno para ponerte tipo delivery: sopa, torta, pasta, caraotas y pare usted de contar. ¡Es muy gracioso la verdad!

    Ella misma considera que lo más extraordinario de su vida es ser creyente en Dios y haber sido la mamá de Gabriel. Dice que escogió su nombre por ser bíblico, Gabriel por el ángel, Isaac por ser un patriarca, además entre sus significados se halla: el que reirá con Dios. Recuerda que cuando estaba embarazada y no sabía si era niño o niña, le pidió a su sobrina Rosmery que le elaborara un listado de nombres bíblicos con sus respectivos significados. Evoca la gestación como lo más hermoso que ha vivido: “yo tenía un radiecito rojo y me lo ponía en la barriga, le ponía música y él se me movía y eso me hacía sentir emocionada”. Agrega que cuando lo fue a dar a luz, le dijeron que era muy estrecha y le hicieron cesárea. Agradece a Dios que todo haya salido bien, y por su hijo, quien ya tiene dieciocho años y el año pasado se graduó de bachiller.

    Rosmery, justo la sobrina que la ayudó a elegir el nombre de su muchacho, la precisa como una mujer tranquila, muy trabajadora, que no busca pleito e intenta mejorar sus circunstancias. Recuerda que le planchaba el cabello a Eva, quien era fanática del rojo borgoña para pintárselo. La concibe como alguien que no da guerra, jamás ha sido bullera y siempre cuenta chistes malos. En esto coincido yo también, pero a estas alturas de la vida uno se ríe igual con sus bromas por el afecto y la costumbre.

    Gabriel, su hijo la define como lo único que tiene en este mundo, su apoyo incondicional y su amor verdadero. Rememora que de pequeño eran muy apegados, lloraba si se separaban, no le gustaba pasar un día sin ella. A medida que fue creciendo se volvió diferente, porque cuando creces a veces no tienes la misma dependencia y cambia la confianza con los padres, reconoce que no tienen una relación perfecta, pero ahora desde la madurez trata de mejorar ese vínculo. Admite que, a pesar de que él ya se independizó, le habla a diario, y aunque ahora mismo no la ve tanto como quisiera, ella siempre está presente, siempre ahí para él.

    De joven, Eva acota que siempre fue de estar en casa o en la de sus hermanas, nunca fue fiestera, ni de salir mucho. Terminó el bachillerato y le habría gustado estudiar derecho, me confesó. Ayudó a criar a Jholmar, su sobrino, quien por cosas de la vida pasó mucho tiempo en casa de su familia materna. Ella se encargó, aunque no le correspondía. Era muy joven, 19 años tenía, cuando asumió esa responsabilidad dándole amor, ocupándose de gastos, alimentación y estudios. Repasa como le daba su tetero y lo bañaba, se encargaba de inscribirlo y llevarlo al colegio. Recuerda que la vida de él fue un rato con ella y un rato con su mamá. Aunque contaba con el apoyo de los demás, se puede afirmar que fue su primera práctica maternal.

    De los ritmos, le gusta el merengue y de los colores el vinotinto. No se define por un solo plato, se declara amante del pasticho, la pizza y el pollo. No es de dormir de día, lo primero que hace al levantarse cepillarse y montar su cafecito. Le gusta como canta Ana Gabriel y su película favorita es Los gritos del silencio, dice que la ve cada vez que la pasan, aunque es muy triste, trata sobre la amistad. Ana, su hermana dice que es una buena hermana, también es su amiga, aunque a veces es muy cerrada pero siempre que necesitas de ella está para ayudarte. Añade que le gusta dar de lo que tiene y consiente mucho a los sobrinos. Dice que cuando salen a hacer alguna diligencia es muy lenta para caminar y aunque son diferentes saben sobrellevarse y siempre comparten mucho.

    Es costurera, cose de todo. Una vez la ayudé a vender juegos para baños, porque otra costumbre tía-materna en Venezuela: les encanta ponerle al tanque y la tapa de la poceta fundas con flores y encajes, que según el estampado y el gusto de cada uno, pueden renovar la imagen de su baño cada tanto. Cuenta en su taller con máquinas especializadas, así que cualquier costura que mi mamá no pudiera resolver en casa, se la pasamos a ella. Recuerdo que cuando mi abuela Isabel murió, yo me quedé con un traje negro de falda y chaleco que era de ella, obviamente lo tuve que ajustar. Eva me ayudó, yo siempre procuraba pagarle por su trabajo aunque a veces no accedió, como en esta ocasión, que mi corazón recuerda especialmente. No sé si se lo dije, pero aprovecho para que sepa, le agradezco infinitamente el ayudarme a poder vestirme con la ropa de mi viejita querida.

    Yoa, su sobrina, recapitula que los cuidaba a ella y a su hermano desde pequeños cuando su mamá tenía que salir. Ahora también la ayuda a cuidar o buscar en el colegio a Sebas, su hijo. La describe como una persona bella y humilde, con permanente disposición a colaborar. Destaca que hace el mejor quesillo del mundo. Inmediatamente viene a mi mente, su quesillo siempre le queda igual, parece que los produjera en serie, con muchos hoyitos y el caramelo bien acentuado. Muchas veces los vendió para generar ingresos y fijo que en los cumpleaños familiares lo prepara ella.

    Yo recuerdo que cuando pasaba mis vacaciones escolares en Caracas, ella siempre estaba pendiente de mí, si me quedaba en casa de mi abuela ella me preparaba comida, se ocupaba de qué ropa me iba a poner, me ordenaba la maleta. Especialmente mi memoria guarda que una semana completa me llevó y me trajo a diario de una Escuela Bíblica de Vacaciones. Todos los días hacíamos una manualidad diferente y ella me los colocaba en una mesita de la sala, y a todo el que llegaba le mostraba mis creaciones. Ese acto me parecía tener mi museo particular, me sentía muy apreciada. Hubo un tiempo en que vendió cosméticos por catálogo, si yo le compraba alguno ella me regalaba otro, siempre ha sido muy dadivosa.

    Dice que le agrada la sinceridad y le disgusta la hipocresía, que se debe demostrar el cariño y el respeto sin posturas, ni falsedad. Acota que es de pocos amigos, tiene amistades que ha cultivado durante su vida, pero considera que encuentra la verdadera amistad en su madre y sus hermanas. “No todo el mundo sabe ser amigo, es estar en las buenas y en las malas, con esa persona. Si una amistad es sincera, es ayudarla cuando está caída, cuando más te necesita y apoyarla. Para mí, eso es ser un buen amigo” enfatiza. Recuerda un amor de la juventud: “yo pensé que era el amor de mi vida, cuando yo lo conocí tenía 19 años, pero ahora creo que fue una simple ilusión”. De un romance posterior tuvo a su hijo. Ahora mismo considera que no ha conocido al amor de su vida, le parece que tuvo ilusiones pero siente que: no eran amor. “La palabra amor es algo muy, muy grande pues, el amor nunca se acaba cuando es verdadero, es eterno, es para siempre” expone.

   Actualmente, trabaja en un taller de costura: “hacemos monos, chemises, kimonos, batas de laboratorio, camisas para damas y cualquier tipo de uniformes, arreglos de costura, también”. Son cinco mujeres que laboran conjuntamente cuando reciben un pedido, pero cada una atiende sus propios arreglos o encargos de costura en particular. Para ella la costura significa crear, es una forma de hacer ropa, para ella, su hijo, y para otros. También le supone independencia porque es su forma de generar ingresos. Pasa su tiempo trabajando, leyendo, estudiando la biblia, y cocinando. Disfrutar hablar con su madre y sus hermanos, con quienes convive. Comenta que su vida es: “de mi casa a mi trabajo, y de mi trabajo a mi casa” a veces sale a comprar comida o cosas que le hacen falta, pero es más de estar en casa. Los sábados y los miércoles, va a la iglesia, y de vez en cuando sale a comer o a distraerse un poco.

    Dice que para uno estar tranquilo tiene que saber llevar la vida y sobrellevar a las personas: “Tantos caracteres, tantas personas y no todas son iguales ¡imagínate tú!” Asegura que la mejor manera de vivir bien es no meterse en problemas, y cuando le consulto cómo define la felicidad, contesta reposadamente: “es no tener que sufrir y estar con las personas que amas” Cuando terminé de entrevistarla para escribir este artículo, me dijo que me agradecía, y me expresó algunas virtudes que ella asegura tengo. Yo atestiguo que si tengo virtud alguna ahora mismo, sería mirarla con estos ojos y escucharla con estos oídos, cosa que parece obvia, pero mi visión y mi oído están justo el punto intermedio, entre una niña que la recuerda en su vida desde que tiene memoria y una mujer que la valora por su lucha y dedicación, hallándome así en la cúspide de mi cariño por ella.

    ¡Gracias con todo mi amor Eva Virginia, mi querida tía!

14 comentarios en “Eva Virginia: hay que saber llevar la vida y sobrellevar a las personas”

  1. Sin duda alguna así es ella, mi tía favorita, mi segunda mamá, la que me compartía de su almuerzo cuando a mi me daba flojera cocinar y que no dice que no cuando se habla de café con leche y pan.

  2. Muy linda historia y de verdad que Eva es excelente persona, no se equivocaron en hacer su descripción le tengo mucho aprecio

  3. Jorge Lopez Batista .

    De verdad me agrada extremadamente la descripcion ( Historia ) tan detallada que haces de EVA VIRGINIA ; lamentablemente no tuve la oportunidad de conocer a fondo o explicitamente sus virtudes; pero sí puedo asegurar , que mantengo : buenos y excelentes recuerdos de los pocos momentos que compartí con ella. Honestamente te felicito por esa HISTORIA. … Saludos y abrazo tanto ati como a EVA.

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