Francisco Javier: ¡Vivir! Lo que más me gusta es vivir

Francisco en honor a su abuelo paterno, Francisco Santana, Javier porque quiso su mamá, ambos son nombres de santos, me dice. Francisco le gusta aunque le resulta algo ortodoxo. Javier se lo heredo a sus dos hijos. Lo llaman Coco desde niño, consulto la razón y contesta: “no sé si por lo inteligente, (ríe) o porque cuando estaba pequeño no me crecía mucho el cabello.” En Venezuela un sinónimo de cabeza es coco y si no tienes cabello te dicen coco “pelao´”, también aplica si eres inteligente, eres un “coco”, por ahí debe ir la cosa. Es el cuarto de los hijos, de Mario e Isabel. Para mí es guapo, elocuente y bochinchero. También un hombre con luchas que ha sido capaz de remontar. Siempre lo recuerdo bien vestido, proyectado y enérgico. Ya cuenta 51 años, nació en 1969, el 20 de enero, cada vez que escucho la canción de La Oreja de Van Gogh titulada con esa fecha, él viene a mi mente.

Lo primero que le pregunto es: ¿Qué es lo que más te gusta? Me responde sin titubeos: “Vivir. Lo que más me gusta es vivir. En paz, conmigo mismo y con el mundo exterior.” De inmediato me conecto con su reflexividad y aprecio su valoración, entendiendo que efectivamente no porque existas vives, no hay mayor gusto que se pueda procurar. Reconoce que cuando está molesto se llena de coraje, pero también que es muy emotivo, si le nace llorar lo hace sin problemas, no lidia con aquella etiqueta de que los hombres no lloran. ¿Recuerdas alguna vez que hayas llorado por algo en la vida? “Por mamá y papá.” Cuando ambos partieron lloró.

El 7 es su número predilecto, prefiere el frío y el humor negro le hace gracia. Consume mucho contenido informativo, lee artículos, ve noticias y programas científicos en NatGeo y Discovery. Opta por la acción en las películas, su favorita es Pearl Harbor y de las series Vikingos y Ghosts. Se considera coleccionista de libros, destaca 100 años de soledad, lo leyó dos veces. Coincidimos en que la segunda lectura es más reposada y certera. De los deportes gusta de la natación, y el boxeo, de chamo los practicó, le gusta jugar fútbol, aunque no lo hace tanto como quisiera. Es fanático del Barcelona y de los Leones del Caracas.

En gastronomía tiene preferencia por la mediterránea, en especial la paella, con abundantes mariscos: mejillones, camarones y calamares, acompañada con aceite de oliva y bastante sidra. ¿Café o té? Se ríe, ambos sabemos la obvia respuesta: “el café, como a mi mamá y a mis hermanos.” Yo añadiría, como a toda la familia, la verdad es que somos bien cafeseros. De las frutas prefiere la piña porque da mucha energía. ¿Cómo prefieres vestir? “Tengo dos estilos, el deportivo sería bermudas, zapatos de goma, tobilleras y una franela cómoda. El otro sería contemporáneo, camisa manga corta, pantalón con pinzas, correa de cuero y zapatos casuales y cómodos. Pero no de viejo, esos no me gustan.”

Tiene un gusto musical variado, románticas, pop y salsa. “A lo largo de mi vida, me he identificado con canciones que han marcado pauta en un momento determinado, no recuerdo exactamente alguna ahorita, son tantas.” Le gusta el azul del cielo y del mar. De los lugares más lindos que ha visitado, detalla: “el pico El Águila en Mérida, allí siento mucha paz. El otro sería Mochima, es una playa muy buena y con mucha adrenalina. Y Los Roques es una belleza natural impresionante.  Se define como un hombre playero y amante del océano. Le gustaría viajar a Europa, al mediterráneo, a Grecia, y no titubea al formular  que su destino ideal sería estar en casa  y en pareja, de viejitos, sentados en el portal viendo el atardecer.

Me comenta honestamente que cree tener problemas de sueño: “Me acuesto muy tarde y también me levanto tarde, es mi rutina. Eso sí, cuando tengo responsabilidades me despierto temprano. Lo que pasa es que estuve tantos años madrugando que yo digo ¿hasta cuándo? No tengo problema en pararme temprano si me corresponde, pero no creo que el ser humano tenga que vivir esclavizado, dependiendo del tiempo de otro ¿por qué tienes que trabajarle a otro, si puedes trabajar para ti? Siempre tiene que haber algo que te motive en la vida y es a eso a lo que debes dedicar tu tiempo. El tiempo es inexorable e ineluctable,  es lo que más vale, al final lo que vives se resume a un ciclo de tiempo. Naces, creces, te desarrollas y mueres, todo eso fue en un tiempo determinado. Si se acaba no lo podemos comprar. Nadie es su dueño.”

De sus padres atesora gratos relatos. “Tengo excelentes recuerdos de ambos, papá me trató muy bien en la infancia, que es de las cosas que uno más guarda en la memoria. Con mamá me llevé bien, tenía un carácter fuerte, pero también lidiaba con muchas cosas ella sola y bueno, yo no fui el único, llevamos palo toditos, en ese deseo que tenía de enseñarnos bien. Fueron buenos padres, mamá sobre todo. Mi mamá siempre estuvo muy pendiente, si un hijo se le enfermaba pasaba con uno toda la noche ahí despierta cuidándote.”

 “De chamo era inquieto, extrovertido y alocado. Creo que era un niño especial, a mí me llevaron al psicólogo cuando estaba en 4to grado porque no dejaba hablar a los demás. Iba a la escuela graduada número 70 en El Observatorio, allí estudiamos hasta sexto grado Hector, Zulay y yo.  Me gustaba mucho leer, era muy motolito, era muy loco pero estudiaba mucho, yo dormía con el uniforme debajo de la pijama para no tener que hacer más nada, me paraba me la quitaba y listo. Me importaban mis clases y llegar temprano.” Así repasa su niñez.

Se acuerda de la maestra Teresa, de Briggitte su profesora de Castellano en 1er año, y especialmente de la profesora Matilde. “Decía que era el mejor de mi curso y siempre me apoyaba. Una vez gané un premio de Literatura y Arte, por la mejor pintura y la mejor poesía, ¿sabes quién  me ayudó a construirla? tu papá, Carlos Alberto. No sé si se acuerda pero yo andaba afanado, quería ganar y le pedí que me ayudara. La escribimos inspirados en uno de los coros del himnario. ¿Te acuerdas de Cuando allá se pase lista? Me disculparán detener el relato acá, quiero acotar que sigue vigente en mi mente y además me constituye un tesoro musical. Me acuerda a mi abuela Isabel, ahora que no está, aguardo esperanzadamente que un día lo entonemos junto a ella. Comparto mi estrofa favorita: En aquel día sin nieblas, en que muerte ya no habrá y su gloria el Salvador impartirá. Cuando los llamados entren a su celestial hogar y que sea pasada lista, allí he de estar.

Lo cierto es que la inspiración en el himno fue fructífera porque ganaron.  Es una época que recuerda con emoción. “La profesora Matilde me felicitó. Yo era buen alumno, era de los que se caía a coñazos pero salía muy bien en el examen. Yo echaba broma pero hacía mis tareas. En el liceo Creación 23 de Enero, Tico y yo fuimos de la primera promoción de egresados del Ciclo Básico Común. Él y yo nos parecíamos mucho, nos decían fotocopia y repetido, hasta nos confundían. Él era un avión, controlaba más novias, yo andaba pendiente de estudiar y él se sentaba atrás hablando siempre con muchachas bonitas, pero al final yo también tuve novias lindas.”

            “Quería ser Ingeniero, siempre me incliné más por lo científico.  Cuando salí de 9no tenía 14 años, por una charla que nos dieron decidí estudiar en la Escuela Técnica Industrial Julio Calcaño de Catia. De allí, egreso como Bachiller Industrial en Instrumentación y Control. De inmediato la Electricidad de Caracas me absorbió, pero el problema es que tenía 17, tuve que trabajar como aprendiz INCE y al cumplir la mayoría de edad me contrataron. Recuerdo que me encargaron  de una planta en Tacoa, tenía apenas 18. Luego de 2 años renuncié para ingresar en PDVSA, me contactaron a través de la madrina de Carlos, Carmen Giovannetti, le dicen Yiya. Comencé como ayudante de instrumentación y control y terminé como Gerente Comercial.” De esta forma reseña su vida profesional.

Continua preparándose académicamente, logra una licenciatura en Administración e inicia un postgrado en Negocios Internacionales e Hidrocarburos. Laboró en PDVSA hasta su jubilación en 2018. “El trabajo allí  estuvo excelente, fue extraordinario todo, aprendí y entendí muchas cosas. Hoy día, más que recomendarles a mis hijos estudiar carreras científicas o humanísticas, les aconsejo se avoquen a entender lo que quieren en la vida. Hay que ver la existencia de manera holística, no solamente que 2 más 2 son cuatro. Quien indujo a Javier Arturo a estudiar Ingeniería fui yo, quería se preparara. Es Ingeniero Civil y estudia un Magister en Finanzas. La ingeniería te da un campo abierto, pero las finanzas están en todo, es excelente instruirse en ese ámbito” reflexiona.  

Indago las cosas extraordinarias que ha vivido y de inmediato me refiere a sus hijos. “Mis hijos son mi razón de vida. Con los dos me llevo excelente, a veces peleamos, pero ambos son extraordinarios y nos entendemos bien. Son una motivación. Diría que Javier Arturo es mi imagen, es más como yo, con sus diferencias por supuesto, porque no ha sido tan loco como el papá.  Javier David es muy consentido, diría que es un hombre noble y con valores. No sé bien cómo describirlos, pero lo que sí sé es que los amo.”

Javier Arturo es el mayor, tiene 28 años, se me parece mucho a él, tanto en  fisionomía como en esencia. Le solicité me contara de su padre y me remite un escrito inmensamente conmovedor: “De mi papá recuerdo cuando era niño que, a pesar de los problemas, me buscaba para pasar el fin de semana. El inicio a veces era aburrido pues venía del trabajo, estaba cansado y no hacíamos mucho ese día. Sin embargo, el resto del fin era jugar con mis primos, ver a mis tíos y abuela; asombrosamente siempre me recibían con un amor inmenso, a veces me sorprendía porque pasaban muchos días sin verme. Mi papá siempre me ha recordado lo mucho que me ama y a pesar de que soy una persona fría e inexpresiva en muchas circunstancias, también lo amo mucho. Siempre he recalcado lo inteligente que es, nunca he tenido una pregunta que no me pueda responder o argumentar.”

Continúa: “Fui creciendo, mi carácter se ha acentuado y nuestras ideas, en muchas ocasiones, son totalmente opuestas. Pero la verdad es que, lo más sabroso e interesante de compartir con mi papá, es la diversidad de criterios que podemos tener y la libertad de expresarlos hasta el punto de debatirlos en profundidad por horas. Entre tantas cosas que hago, a veces no contesto sus llamadas y se me olvida llamarlo, pero siempre espero que esté bien y pido a Dios que lo esté protegiendo. Muchas veces es ese consejo equilibrado entre la razón y la emoción que necesito, pues suelo ser bastante estructurado y planificado en mi accionar. Quisiera haber compartido más momentos con él, seríamos más unidos y lamentablemente por errores del pasado no fue así. Sin embargo, hoy puedo decir que nuestra relación va más allá del vínculo consanguíneo, somos amigos, ya no me regaña, lo regaño yo. Hemos desarrollado una confianza tan sólida, que es posible hablemos de prácticamente cualquier tema sin faltarnos el respeto. La verdad es que me enorgullece lo trabajador que es, siempre saliendo de la zona de confort aunque tenga miedo y aunque eso signifique alterar por completo su status quo.”

 “Lo quiero, extraño y deseo verlo pronto porque sé que tendremos muchos temas para chacharear y más  momentos que compartir.” Así finaliza su apreciación, que reseño enteramente pues me cautivó desde que leí ese correo con asunto: para papá. Esa nota tan bien escrita, por lo gráfico y lo emotivo, de ese primo guapo e inteligente a quien me habría gustado ver mucho más en la infancia. Pero bueno la vida es como es,  agradezco ahora que este texto sea la excusa perfecta de un reencuentro con él, para decirle que es parte de nosotros, que lo amamos y estamos orgullosos de quien es y lo que ha logrado. A mí particularmente me encanta lo análogos que son y que me abriera su corazón con un aporte tan sentido para esta historia. ¡Gracias primo querido!

Javier David, el más pequeño aunque ya no tanto, tiene 15 años, es mi primito  amado, de niño con su pelito liso y su corte “matica e´coco”, siempre habló tierno y refinado; no decía cambur para él era banana y decía serpiente en lugar de culebra. Me reseña algunas anécdotas: “Aunque historias de mi papá y yo juntos tengo algunas cuantas, creo que mi favorita es la más simple de las que recuerdo tener. Cuando trabajaba en PDVSA él tenía que ir a Maracaibo por reuniones, siempre en mis vacaciones lo acompañaba, el hotel lo pagaba la empresa y era uno 5 estrellas. Fui varias veces y me acuerdo una que me quedé dormido y él me llamaba, le respondí confundido en 5 minutos bajo mamá, para mí fue muy chistoso.”

Prosigue: “Otra anécdota que tengo con mi papá es que en uno de tantos viajes, estábamos con Jesús y mi mamá, nunca habíamos jugado tenis. Decidimos intentarlo pero terminamos perdiendo muchas pelotas y tuvimos que ir a buscarlas, hasta en las alcantarillas las tiramos, fue algo bastante gracioso y un buen día para recordar con mi papá.” En su adolescente expresión percibo amor, valoración por la unión familiar, recuerdos que parecen simples pero no lo son, memorias de un padre que está presente, que viaja y juega con él. Cada historia es diferente y a veces lo que la vida te niega por una parte te lo recompensa por otra. ¡Gracias mi niño por compartirnos esa linda percepción de tu papi!

            Francisco Javier manifiesta que anhela lo mejor para su descendencia.  “Quiero ver a  mis hijos felices y que estén bien. A Javier Arturo y a Javier David, incluso a Jesús. Que ellos estén realizados, porque pueden estar bien pero si no están realizados como personas no se sentirían conformes. Me gustaría ayudarlos y apoyarlos en eso y en todo siempre”

Seguimos repasando lo magnífico. “De las cosas más extraordinarias que me han pasado en la vida, está haberme venido a Estados Unidos, ha sido extremadamente difícil pero mi expectativa es seguir avanzando y sobre todo crecer como persona. He aprendido y mucho. Asimilas el escuchar, es un país donde no hablan el idioma que has hablado toda la vida, para poder entenderlos tienes que atender. Aquí he reforzado eso de escuchar primero y hablar después. También a valorar las cosas que tienes: vida, salud, fuerza y a Dios, que es quien está contigo en cualquier lugar. Ser venezolano aquí tiene sus ventajas, te respetan mucho por tu preparación y tu trabajo.”

            Se concibe como emprendedor. “Soy humano, sensible y analítico.” Admira a Jesucristo y ayuda a otros si lo necesitan. La mentira, la hipocresía, la envidia y la vanidad le desagradan. El altruismo, la solidaridad y la honestidad son valores con los que se identifica. ¿Qué se te viene a la cabeza cuando piensas en la muerte? “No pienso mucho eso, pero si pienso que pasaría con mis seres amados.” Admite que sigue trabajando en su madurez emocional. Una frase que le gusta mucho es: “Con Dios todo lo podemos”. Para él la felicidad es un estado puntual y una sensación, en su vida la percibe intermitente. “Que aquellos que amo estén bien y yo mismo sentirme en paz, me hace feliz.” Valora que le han pasado muchas cosas maravillosas y considera que si tiene algún pendiente con la vida, sería con el amor. 

Nosotros siempre nos hemos querido mucho, de niña me consentía y ahora somos amigos, nos contamos confidencias, hablamos de muchas cosas, lamentablemente no alcanzo a contarlas todas. Me recuerda que le encanta el pollo frito, especialmente el de Arturo´s. De pequeña siempre me llevaba y yo feliz, éramos tan fanáticos de esa franquicia venezolana, que  cuando iba a nacer su primer bebé, le pregunté si le pondría Arturo por ese pollo que tanto nos fascinaba, cosas de niña pues. Aclaró que nada tuvo que ver, fue elección de la mamá.

Un día nos acompañó a mí y a mi prima Adriana a la UCV, investigábamos opciones de carreras  y nos recalcó la importancia de profesionalizarnos. Nos llevó en su carro, por cierto no sé cómo hace pero todos huelen igual es una mezcla perfecta de humo, cuero y su perfume. Pareciera una formulación química, un aditivo invariable, cualquiera sea su vehículo. Me precisa que siempre ha optado por ambientador de pino o de cuero. Eso, que alguien tenga un olor tan particularmente reconocible solo lo recuerdo en mi abuela Isabel, su mamá.

Nuestras charlas siempre han sido cortejadas por la buena mesa, en múltiples ocasiones nos sentamos a hablar de todo y de la vida misma. Podía ser en El Paraíso o en Parque Central, el algún restaurante chino íbamos a parar, o en una afamada pollera de Plaza Venezuela. A la hora de celebrar siempre se hace presente, hemos compartido algunas Pilsen bien frías y salido a bailar en Caracas o Acarigua. Él siempre ha sido muy galán y me parece, le resulta muy atractivo a las mujeres, cuando andaba con él no faltaba alguna como queriéndose acercar, obvio siempre fiel a mi papel de sobrina custodia, soy muy celosa con él, las mantuve a raya. De los amores que le conocí hay uno que fue soñado para mí.

Un domingo de elecciones, mi amiga Raymar y yo trabajamos en un exit poll, nos hizo el favor de irnos a buscar. Ya sabemos lo pesado de esperar resultados electorales en Venezuela, aguardamos conversando largo y tendido del panorama nacional.  Fue en su oficina en San Agustín, me acuerdo que Cloe nos miraba como si entendiera. Era perra que él tuvo, una fila brasilera súper juguetona, que te dejaba toda cubierta con sus pelitos. Tiempo después mi tío me mandó unas fotos que me tomó ese día junto a Cloe y es una imagen recurrente, de las cosas bonitas que se vienen a mi mente cuando pienso en él.

Le pido que me diga cómo era yo de chiquita, me dice: “Tú eras única, traviesa, alegre y bella, yo siempre te consentía.” Me acuerdo una navidad que nos regaló a Rosme y a mí, luces de bengalas y mi mamá cuidando que no nos quemáramos el vestido ni las medias pantys. Compartíamos mucho en familia, una vez recibimos el año en Chichiriviche  y de ahí nos fuimos a acampar en Patanemo. Esa vez Adri y yo casi no ahogamos, pero igual de regreso en su carro íbamos los 3, cantando a todo gañote las canciones que sonaban en la radio.

Le resalto una vez que fuimos a rumbear en El León, icono festivo de la Caracas nocturna. Me dice: “claro yo me acuerdo, yo tengo una foto de eso en mi celular.” Me la envía de inmediato vía WhatsApp, es un recuerdo alegre, rodeado de sus sobrinas, Adri, Rosme y yo. Todas abrazándolo, entendí que es el equivalente a tener una foto nuestra en su cartera. Así como hacen los padres con fotografías de sus hijos, teniéndolas a mano para alardear de ellos, asimilo que los tíos son referencia   paterna. Para mi tiene todo de sublime, un acto puro de amor. Por eso y tantas cosas más, lo quiero tanto y mi afinidad con él ha sido permanente e indisoluble. Mi cariño hacía él es indeclinable, doy gracias por tenerlo de referente en mi infancia y contar con su amistad en esta manía de ser adulta. ¡Tío te amo y agradezco tu genialidad y simpatía a lo largo de mis días!

8 comentarios en “Francisco Javier: ¡Vivir! Lo que más me gusta es vivir”

Los comentarios están cerrados.